Ante el recuadro contemplo la fachada. Parece fría e inmutable, pero cambia y transmite vida. La veo con los ojos del cuerpo y del alma. Se desliza la luz del sol por el muro que mi balcón enmarca. Lo ven los ojos del cuerpo y sienten su calor los del alma. Cuerpo que con sus ojos ven pasar una sombra en la que los del alma intuyen al pájaro que volando se aleja, y sienten su aleteo muy adentro, y sueñan con la libertad que anhelan el cuerpo y el alma.
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