Camino a ser Rey.- La historia de Estio. Cap 2.

Camino a ser Rey.- La historia de Estio. Cap 2.

julio cesar

22/12/2022

Capitulo 2: Una guerra inminente.

Estio caminó durante horas, sus pies cansados y llenos de ampollas le impedían el acelerar el paso,

y el manto crepuscular oculto la luz del día para dar vida a la inmensa oscuridad,

Estío hizo una pequeña fogata con unos palos que consiguió con anterioridad y se propuso a descansar-

El ruido de la noche era tan intenso que sus propios pensamientos resonaban muy fuerte,

no podía conciliar el sueño por que al mas mínimo intento de dormir, veía los cuerpos inertes tendidos sobre la tierra, en cuanto cerraba los ojos.

los gritos de la gente muriendo se mezclaban con el sonido de los búhos que se posaban sobre los arboles,

y de esta manera pasaron los días, caminando cada vez mas lento por la herida en los pies, comiendo lo poco que encontraba a su paso; El camino se le hacia eterno y Estio no encontraba signos de un poblado cercano, sus fuerzas eran cada vez menos.

hasta que un día encontró una pequeña cabaña cerca del rio que seguía como guía, parecía estar por derrumbarse, aun así, Decidió acercarse a ella y ver si había alguien que pudiera brindarle ayuda.

pero no había nadie, los pocos muebles viejos estaban cubiertos por una gruesa capa de polvo y hojas, optó pasar un par de días ahí para recuperarse y que sus pies sanasen, solo tenia que enfocarse en encontrar algo de comer,

ya que tenia el rio cerca como fuente de agua y el bosque con frutos salvajes detrás.

Allí pasó una semana hasta que las llagas de sus pies se secaron y pudo andar nuevamente; Para su suerte no faltaba mucho para llegar a greenleaf town, pueblo que tenía ese nombre debido a que estaba rodeado de grandes bosques, y el suelo era tan fértil que casi todo lo que sembraran crecía, al menos eso es lo que estío llego a escuchar alguna vez.-Y tenían razón.-

Al llegar había 2 guardias en la puerta principal revisando a los que intentaban entrar, debido al aumento en la tasa de crímenes dentro del pueblo,

Estio se veía como un vagabundo debido a que tenia semanas caminando, su ropa desgastada, sin calzado y su pelo desalineado.

escuálido por la mal nutrición y sin una moneda en el bolsillo, la entrada le fue negada;Se quedo en la entrada del pueblo esperando otra oportunidad de entrar, pero esta nunca llegó. Al caer la noche las puertas se cerraron, y el silencio hizo presencia, no quedaba nadie fuera, salvo el.

Puso rumbo a la cabaña donde paso las noches tiempo atrás,

era tal el silencio que los pasos que daba sonaban como tambores, y el sonido de los búhos resonaban tan fuerte como si los tuvieran detrás suyo,la oscuridad se desbanecia a momentos por la luz de luna.

Justo antes de llegar a la cabaña, escucho un ruido detrás de los matorrales que estaban a un lado suyo, el corazón se acelera, el sudor frio empieza a correr por la cara, el oído se agudiza y puede escuchar hasta su propio pulso, era miedo, adrenalina lo que el sentía.

El sonido seguía ahí pero no avanzaba ni se iba ,así que Estío desenvaino la espada de su padre y se acerco a ver que era, y lo que observo en ese momento lo dejo asombrado, era una Loba moribunda debido a la enorme perdida de sangre por estar en labor de parto.

Al momento que Estio llegó, la loba murió, dejando solamente un pequeño cachorro.

pensó detenidamente que hacer, y tras el paso de unos minutos cargo al pequeño cachorro, lo metió dentro de su camisa y se lo llevo consigo, el cuerpo de la madre loba lo arrastró hasta la cabaña, y ahí por fin pudo descansar.

En cuanto el sol se levanto por la mañana, Estio revisó el estado del pequeño lobo y claramente tenia hambre, sin una sola moneda de cobre en la bolsa, se le ocurrió una idea.

-despellejare a la madre loba y venderé la piel-

Su habilidad en la peletería no era muy buena, ya que solo lo había hecho un par de veces para ayudar a su padre,

al terminar salio corriendo rumbo al pueblo con la esperanza de poder venderla,para su fortuna los guardias si dejaban pasar a aquellos que vinieran a hacer negocio.

así que al fin pudo entrar, las calles ajetreadas, el sonido de la gente en el mercado que se situaba justo cruzando la puerta del pueblo,

los carruajes pasando, carretas llenas de heno, y los inconfundibles gritos de los mercaderes invitando a la gente a su puesto.Estío abrumado camino despacio hasta encontrar un puesto de carne y pieles,

-Disculpe, soy un huérfano, el único superviviente de la masacre en OldWoods,

no tengo dinero y quiero saber si usted podría comprarme esta piel de lobo, me ayudaría mucho y se lo agradecería.-

El mercader asombrado de que alguien sobrevivió a la barbarie perpetrada en oldwoods, sin preguntar mucho le contesto:

-claro niño, con gusto te compro esta y todas las que logres conseguir,es mas,

te pagare 20 monedas de cobre por cada piel de lobo que me logres traer, un precio mas que justo no lo crees-

Estío tomo las monedas y lloro de agradecimiento y acepto el trato, de traer todas las pieles que lograra conseguir,

siguió caminando en busca de leche para el pequeño lobo,el encontrar un puesto donde se vendían leche, queso e incluso cabras; compro un odre pequeño por el monto de 10 cobres y se fue.

al estar de salida se cruzo con un adolescente como de su edad, que estaba siendo molestado por otros jóvenes.

Puso su mercancía aun lado, tomo un palo que estaba en el suelo y procedió a defender a aquel muchacho,

-déjenlo en paz! O se las verán conmigo– grito.

Los incrédulos abusadores solo se rieron y atacaron a Estío,eran 3 contra uno,

pero para su bien todo el tiempo que jugó con alfonse le sirvió para poder defenderse, en un abrir y cerrar de ojos la pelea terminó.

Estio termino algo golpeado pero los otros terminaron peor, los que amenazaban al chico salieron corriendo con la cola entre las patas y se perdieron entre la multitud.

-estas bien? Pregunto estío.

-si gracias a ti, no tengo como pagarte en este momento pero prometo que algún día te devolveré el favor, disculpa que me valla de esta manera, pero tengo que terminar un encargo encomendado por mi padre, nos vemos después.

Aa si antes de que me valla me podrías decir tu nombre?

-Estio-

el mio es Elrik mucho gusto!– y salio corriendo.

Estio tomo sus cosas y se fue rumbo a lo que era por ahora su hogar.

Al llegar alimento al pequeño cachorro, encendió una fogata y cocino la carne de la loba que había muerto, el sabia que esa fuente de alimento no duraría para siempre, y tendría que buscar otra forma de conseguir comida y dinero.

Ese mismo día por la tarde, se adentro un poco en el bosque buscando arboles jóvenes los cuales tuvieran su tallo delgado y flexible, ya que intentaría hacer una canasta con el,se la paso toda la tarde recolectando hasta que llego la noche y tuvo que volver.

Encendió una fogata para abrigarse del frio de la noche, y paso horas armando la canasta, un par de lanzas de madera hasta caer rendido, estaba decidido en buscar comida en el rio una vez amaneciera.

Al amanecer, justo cuando el sol se levanta y el roció de la mañana cala hasta los huesos, y la neblina lentamente se disipa, Estío salio de su cabaña armado con sus lanzas hechas de palo y su canasta rumbo al rio, con la misión en mente de pescar tanto como pudiera.

Y ahí paso gran parte del día aprendiendo a hacerlo, el rio estaba bajo y el agua clara y tranquila, los peces se veían fácilmente así como el también lo era, lanzo y lanzo su jabalina intentando atravesar los peces por el costado pero fallaba una y otra vez, pero no se daba por vencido pasaban las horas y no pescaba nada, hasta que al darse casi por vencido pudo sacar un pez tan grande que solo podía cargarlo con las 2 manos, era tanta el hambre que tenia que pensó rápidamente en comerlo,pero su presa era tal que quizá valía la pena venderla y ganar algo de dinero con el cual comprar algo de comida mas barata para el y el cachorro, así que se fue a venderlo al mercado,no tardo mucho en venderlo le dieron 10 monedas de cobre por el,lo suficiente para la leche del cachorro pero no para el, aun así se fue a casa, alimento al pequeño y trato de pescar nuevamente ya por la tarde, el viento cada vez era mas frio y lo único que pesco fue un resfriado, nuevamente ese día solo se alimento de setas secas que había recogido anteriormente en el bosque.

Así pasaron los días y su habilidad con la lanza tratando de pescar fue creciendo; ya no era un pez si no 2 y luego 3, aunque no de gran tamaño, ya que solo podía pescar desde la orilla donde el agua estaba baja.

Y el cachorro fue creciendo, por fin podía comer otra cosa que no fuera leche, así que estío pudo empezar a alimentarlo con pescado y ahorrarse unas monedas. Al ver que el cachorro crecía y no moriría de mal nutrición, Estío lo llamó Alfa.

Un día como todos Estio salio al rio en busca de alimento ahora acompañado de alfa, mientras caminaba vio una silueta entre los matorrales y se acerco lentamente para ver de quien se trataba, cuando llego al lugar se acerco por la espalda y con un toque en el hombro le pregunto-

-quien eres tu?-

La persona se volteo y para sorpresa de ambos resulto ser que se conocían, pues era Elrik el muchacho que conoció en el pueblo tiempo atrás,

Elrik- hola!, tiempo sin verte no recuerdo bien tu nombre cuando nos conocimos la vez pasada,¿ como te llamas.?

-Estío- respondió.

Elrik- mucho gusto Estío, que haces por estos lugares tan temprano?

Oye…Eso de ahí es lo que creo que es?

Estio- vivo en una cabaña abandonada cerca de aquí y si, si es lo que crees que es, lo rescate cuando su madre murió al darlo a luz, se llama Alfa y es mi compañero.

Estio- y tu que estas haciendo aquí a esta hora?

Elrik- vine de pesca y vaya que me a estado yendo bien.

Al joven Elrik le gusto ver al pequeño Alfa y le dio un par de pescados de comer,los dos jóvenes se quedaron platicando y tratando de pescar, pero Estío no conseguía tantos como Elrik ya que competía contra un joven con anzuelo y piola, y el solo unas lanzas de palo.

Al llegar la tarde, Elrik se propuso a regresar al pueblo, pero antes de irse le obsequio un par de anzuelos y piola a estío, como muestra de agradecimiento y se fue de vuelta al pueblo.

Estío por su parte se puso a pescar con el anzuelo y los pocos pescados que había logrado sacar con la lanza los uso de carnada, esa noche se dio un festín por que la pesca fue magnifica.

Al día siguiente salio con la canasta en la espalda, la espada atada a la cintura y los anzuelos listos para cambiar su vida, esa mañana la pesca fue tan rápida y tanta que lleno la canasta en un par de horas, guardo todo y se fue rápidamente al pueblo a intentar vender la pesca del día, ahí estuvo viendo como se desenvolvía la gente en el mercado, tipos de cambio y que productos eran los que mas se necesitaban, como una vez dije, estío era muy perspicaz y a pesar de las desgracias siempre trataba de sobreponerse y salir adelante.

Al finalizar la venta tenia consigo 50 monedas de cobre de la venta y 30 mas de lo que había logrado juntar días antes, con un total de 80 fue y compro un par de zapatos de cuero usados y una capa de tela para abrigarse del frio.

Como ya no se llevaba todo el día en el rio tratando de pescar, por fin pudo retomar su entrenamiento físico y con la espada.

– Tengo que ser fuerte, no volveré a pasar por lo mismo y no poder hacer nada al respecto.-pensó.

Así pasaron los días y los ahorros de Estío fueron creciendo, un día en el pueblo se encontró con otro joven de su edad en calidad de indigencia, mendigando por un trozo de comida,

Estío- como te llamas?

Gilldarth- Gildarth pero me dicen Gil-

Estío- si no tienes a donde ir y quieres un lugar donde quedarte eres bienvenido en mi casa,solo te pido que me ayudes en lo que necesito, no traiciones mi confianza y todo estará bien.

El joven que hacia mucho no recibía una pizca de amabilidad, sin dudarlo siguió a Estío, jurándose a si mismo no traicionar nunca la amabilidad de aquel muchacho que le tendió la mano en la época mas oscura de su vida.

Con el dinero que estío había logrado recaudar, compraron un par de tablones para reparar la casa, un par de anzuelos mas y una capa de tela para Gil, ya que el frio seguía haciéndose presente todas las noches.

Cuando iban de salida con todo el cargamento, se escucho un grito con el nombre de Estío! A la lejanía, era Elrik corriendo hacia ellos para saludar, se presento con el nuevo amigo de estío y prosiguió, Elrik era un joven inteligente y muy bueno, tomo prestado una carreta de mano del taller de su padre un poco de herramienta y se fue junto con los otros 2, estaba dispuesto a ayudar en la reparación de la vieja cabaña.

Los 3 jóvenes se hicieron muy buenos amigos con forme pasaban los días, forjaron una amistad tan solida como la madera que usaban para rehacer la casa donde empezarían a cumplir sus sueños.

A la semana siguiente, Estío se fue al rio junto a Gil con el plan de enseñarle el arte de la pesca, para que así de esa forma pudieran trabajar los dos y generar lo suficiente para conseguir tener una vida un poco mas digna. Alfa por su parte salia rumbo al bosque como todos los días.

Una vez en el rio gil aprendió rápidamente como funcionaba la pesca y así entre los 2 llenaron rápido sus canastas y se fueron corriendo al pueblo a vender lo que habían sacado, contentos con el dinero obtenido compraron utensilios de cocina y una correa de cuero con una placa de metal con el nombre de ALFA tallado en el, la idea era ponérsela en el cuello al lobo para que la gente viera que no era salvaje.

El dinero sobrante lo escondieron debajo de un tablón suelto en el piso de la cabaña, estaría ahí para cualquier emergencia que pudiera suscitarse en el futuro, los jóvenes poco a poco fueron logrando hacerse de lo necesario para vivir tranquilamente.

Un día cuando estío visitaba el pueblo vio una multitud reunida en la plaza central del pueblo, se acerco y se fue filtrando entre la gente hasta llegar al frente, al llegar ahí lo primero que vio fue un mensajero al parecer proveniente de la capital, anunciaba el aumento de impuestos y otras medidas que se aplicarían a todos los pueblos por igual.

La multitud empezó a alzar la voz ya que hacia poco que habían aumentado y nuevamente lo hicieron, mientras la multitud se enardecida el mensajero monto su caballo y se marchó.

Estío sabia que esto significaba que el dinero que había ahorrado valdría menos ya que todo aumentaría de valor, mientras regresaba a casa paso frente a la taberna local, la gente continuaba molesta y gritando en voz alta, unos hasta insultaban a su majestad.

Por suerte no había nadie del ejercito ahí, por que esas ofensas se pagaban con la muerte; mientras caminaba escucho entre todo el disturbio unas palabras que lo dejaron pensativo.

-si aumentaron los impuestos nuevamente, es por que seguro se avecina otra guerra-

Una guerra? Pensó estío, según el reino estaba en paz con los reinos vecinos, hacia ya 30 años que no se suscitaba algún conflicto de tal magnitud, pero si los adultos pensaban eso quizá tuvieran razón, así que por fin se fue rumbo a casa.

Al llegar ahí estaba Gil sentado en la entrada esperándolo,

-todo bien?-pregunto.

-no nada esta bien- contestó-, y procedió a contarle todo lo que había visto y escuchado mientras estaba en el pueblo.

Los jóvenes desconcertados, pensaron durante días que hacer, mientras cada vez era más notable el ambiente tenso dentro del pueblo, algo estaba por suceder, ¿solo era cuestión de cuándo?.

Los 2 continuaron con su rutina día tras día, intentando ahorrar lo máximo posible por los acontecimientos que pudieran ocurrir,

Cierto día mientras caminaban de regreso a su casa tras vender lo que habían pescado, vieron a alguien que nunca habían visto en el lugar, era un hombre algo mayor, rondaba como sus 40 s, pelo largo y negro, vestía un gambeson y una túnica de tela, espada envainada en la cintura y con mirada alerta, aunque se veía algo mal.

¿Se acercaron despacio y preguntaron, – ¿Estás bien? –

-si estoy bien, ¿qué quieren?-

– – estás seguro, no te ves muy bien.? Respondió Estío.

– ¿Por qué la insistencia?, ¿a caso si estoy mal piensas ayudarme?-

– – si puedo sí, rápidamente le respondió.

El hombre tenía días sin probar bocado, ya que días atrás cuando venía rumbo al pueblo se topó con un pequeño grupo de bandidos con los cuales luchó a muerte, pero entre el forcejeo y la pelea, el bolso con dinero se le perdió y no lo pudo encontrar.

El soldado se presentó, su nombre era Marlok.

Los 2 jóvenes le proveyeron de agua y alimento y un lugar donde pasar la noche, con una sola condición, que les enseñará a luchar.

-¡enséñanos a luchar!, queremos poder defender nuestra vida si llega a ser necesario! –

Marlok aceptaría solamente si le seguían dando comida, techo y un par de monedas, a lo cual los jóvenes aceptaron sin dudarlo.

Su rutina diaria no podía cambiar, así que los entrenamientos eran por la tarde hasta que se ponía el sol, lo primero que hicieron fue comprar un par de espadas de madera y escudos de madera igual.

Hacían ejercicios tratando de copiar los movimientos del hábil soldado, los hacían durante horas, día tras día, para que se grabaran en sus músculos con el dolor que estos causaban.

Aparte del entrenamiento con la espada, corrían hacían, flexiones, nadaban y un sin fin de ejercicios más, para forjar un cuerpo fuerte y flexible capaz de aguantar durante mucho tiempo el estar blandiendo la espada sin soltarla, ya que ello significaría la muerte.

El cuerpo de los 2 jóvenes fue cambiando con el pasar de los días, sus brazos, piernas, torso, se ensancharon, tenían un cuerpo muy bien definido, músculos flexibles y la condición de una gacela, estío había logrado ya desarrollar un buen nivel con la espada, pero Gil, por otra parte, no lo lograba.

Marlok observando las cualidades y falencias de Gil notó´ que la vista de Gil era más aguda de lo normal, podía ver mejor que estío o que él incluso, y le propuso dejar la espada de lado y practicar con el arco a ver qué tal se desempeñaba con él, consiguieron uno en el mercado del pueblo, y el resultado después de un par de días de práctica fue asombroso, GIL era excelente arquero, su precisión era digna de un cazador de élite.

Con esta nueva capacidad de ambos, cambiaron su rutina de la mañana, ya no salían de pesca, ahora salían bosque a dentro a buscar mejores presas, que obviamente se vendían a mejor precio.

Todos los días salían los 4, ahora acompañados de ALFA, estío y Gil encargados de la caza, Marlok supervisando que todo estuviera bien y como acompañante en caso de que se toparan con algún bandido, ya que habían estado surgiendo de manera mas rápida que antes.

Alfa detectaba a las presas, las seguía a toda velocidad y los hacía moverse en la dirección que él quería, estío por su parte intentaba asestar golpes con su espada, pero la mayoría de las veces fallaba, ya que los ciervos eran demasiado rápidos, pero este era un muy buen entrenamiento para todos, ya que GIL podía dispararle a objetivos en movimiento, lo cual le serviría de mucho en un futuro.

Día tras día, repetían esto, hasta que perfeccionaron su método, cazaban un par de ciervos y los vendían en el pueblo, y rápidamente la cantidad de dinero que lograron juntar fue en aumento.

Pasaron los meses, y Marlok tuvo que partir, ya les había enseñado todo lo que podía a sus jóvenes aprendices, se llevó consigo una pequeña bolsa con monedas que le obsequiaron los 2 jóvenes, un saco con carne seca y una que otra provisión para su viaje.

Cierto día, los dos salieron al pueblo con todo el dinero que habían recaudado, se dirigieron a al taller del herrero donde estaba Elrik como aprendiz de su padre, hacía mucho que no lo veían ya que había estado enfermo de gangrena y tuvieron que amputarle un pie.

Después de saludarse y ponerse al día, estío le pidió de favor que repararan la vieja espada de su padre, pero al instante de verla elrik replico-

-esta espada no tiene arreglo, está muy dañada-

Pero con gusto podemos hacerte una a medida de tus necesidades, ¿qué te parece? – prosiguió.

El hábil herrero observó el cuerpo del chico y lo hizo blandir una espada para ver el estilo que tenía, para de esa forma pensar en cómo hacer la espada.

– ¿ya está bien muchacho, ya tengo todo lo que necesito saber, tienes en mente algún diseño en especial para la guarda?-

– – espera! Papá, yo tengo una idea- le dijo Elrik.

Estio estuvo de acuerdo con eso y prosiguió con la compra, compraron 2 cotas de malla y 2 cascos sencillos, ahí se les fue casi la mitad del dinero que habían logrado juntar.

Compraron dos túnicas de tela para ponerse sobre la cota, pero las tiñeron de negro sumergiéndolas en sangre de cerdo durante días y secándolas al fuego, era una técnica que Marlok había visto en una tierra lejana y le había contado a Estío un día mientras entrenaban.

Las prendas quedaban con un color negro rojizo muy hermoso y raro de ver,

Gil por su parte, compró un saco para flechas y llevó a mejorar su arco.

Los días pasaron y los jóvenes siguieron con la rutina de siempre, para lograr juntar el dinero que les llegase a faltar para pagar todo lo que habían pedido, así estuvieron a la espera hasta que después de 2 semanas, un viajero que venía del pueblo entregó un mensaje de parte del herrero, era necesario la presencia de Estio en el lugar, ambos se dieron prisa y fueron rumbo al taller.

Al llegar estaban ahí Elrik y su padre, se veían claramente cansados, sucios y llenos de sudor,

-¡hemos terminado tu espada Estio! – dijo elrik con una sonrisa dibujada en su rostro cansado.

Sacaron lo que parecía ser una espada envainada envuelta en una tela.

-¿Estás listo? – pregunto elrik, a lo que estío asintió con la cabeza.

Le quitaron la tela de encima y lo que vio fue algo tan hermoso que no podía creer que fuera de él,

Era una vaina negra como el carbón con destellos plateados, al desenvainar la espada, quedó asombrado por lo magnífico que era, una espada hecha de acero de damasco, en la guarda la cabeza de un lobo con el hocico abierto del cual salía la hoja, la empuñadura de cuero curtido y en el pomo incrustada lo que parecía ser una piedra preciosa, pero solo era un tipo de cuarzo rojizo que no valía casi nada.

Le quitaron la tela de encima y lo que vio fue algo tan hermoso que no podía creer que fuera de él,

Estío no supo que decir, lo que estaba viendo no era una simple espada que un campesino pudiera comprar, parecía más bien la espada de un noble o de un caballero con gran renombre,

– oye él, no creo que pueda pagar por esta obra maestra, – comento en voz baja Estío, que continuaba estupefacto.

– No te preocupes, es un regalo de mi parte y de mi padre, pusimos nuestra alma en esta espada, porque sabemos que algún día serás un guerrero reconocido y queremos formar parte de esto, en la parte baja de la hoja está tallado el nombre tuyo, y el mío y de mi padre, queremos ser parte de tu historia.

Estío, se sintió inmensamente agradecido, abrazó a su amigo y tomó la espada que le habían hecho con tanto cariño, se quedaron un rato más charlando, pero al final se terminaron despidiendo, ya que tenían que ir por las cosas de GIL.

Al recoger todo y alistarse se fueron a descansar a su cabaña.

Pasó esa noche y cayeron profundamente dormidos, en la mañana los despertó el estruendo del casco de los caballos que pasaron a todo galope rumbo al pueblo, los jóvenes tomaron todo lo necesario, comida, dinero, algo de ungüentos medicinales, y un silbato con el que habían estado entrenando a Alfa.

A la mañana siguiente, al llegar al pueblo estaban ahí los mensajeros que venían de la capital, tenían la consigna de reclutar a todo hombre capaz de combatir.

El llanto desconsolado de las madres que tenían que despedirse de sus amados hijos, Estio y Gil, emprendieron su travesía siguiendo a los mensajeros que habían llegado por ellos, mientras se iban pasaron a despedirse de su amigo Elrik, él no pudo asistir al llamado, ya que por su condición de la pierna estaba lisiado y no podía combatir.

– Cuídense mucho mis hermanos, aquí nos vemos a su regreso.-

Los otros 2 solo asintieron con la cabeza y se marcharon,se junto un grupo como de 20 hombres tan solo en ese pueblo, y solo Zeth sabrá cuantos volverán con vida.

Nadie sabia a donde se dirigían salvo los jinetes que no mencionaban una sola palabra, fueron recogiendo a las personas de los pueblos que cruzaban de camino a su destino.

Marcharon durante días, hasta llegar a un lugar donde nunca habían estado, un poblado llamado Sinmor, estaba a las afueras de una ciudad muy grande llamada WoodLand, que estaba bajo el gobierno del conde Armand, al llegar y montar un campamento, empezaron a escuchar de qué se trataba todo esto.

El Rey había muerto, y sus 2 hijos gemelos los príncipes Geral y Gurrem estaban disputándose el derecho a la sucesión del trono, dividiendo la corte en 2 facciones, las cuales lentamente se estaban aproximando a una guerra, por tal motivo estaban preparándose para el combate.

El conde Armand era un noble con poco poder en la corte, y uniéndose a esta guerra esperaba conseguir el favor del próximo rey, no tenía hijo sucesor, ya que su único hijo había muerto en el bosque tratando de cazar jabalíes, y su hija quedó separada de su pretendiente tras iniciar este conflicto dado que pertenecía a una facción rival.

Cada vez llegaban más y más hombres reclutados por el conde, pero las provisiones escaseaban, la comida cada día estaba más diluida en agua, hasta que harto de esta situación estío y Gil salieron al bosque en busca de alimento,

Una vez dentro del bosque Estio soplo el silbato para llamar a Alfa y emprendieron la caza, rápidamente lograron matar un par de conejos, encendieron una fogata y comieron ahí mismo, al finalizar se regresaban al campamento, hicieron esto todos los días mientras estaban acampados ahí.

Después de 3 semanas de estar acampados, un grito resonó por la mañana.

-¡levantense! Hombres de WoodLand, hoy marcharemos en contra de los enemigos de Su Majestad el príncipe heredero Geral, prepárense para pelear, prepárense para entregar la vida por su rey y por su reino. –

Se hicieron las filas de los jóvenes temerosos, Estío y Gil, sacaron de sus bolsos la cota de malla y la túnica negra, y se vistieron, Estío se colgó la espada en la cintura y salieron de las tiendas de campaña.

El sol les daba en el rostro al abrir la puerta, y lo primero que vieron fue las enormes filas de jóvenes marchando armados solamente con ropa campesina y herramientas del campo, con llanto en el rostro y las piernas temblorosas, ya que sabían que quizá no volverían.

Esto daba inicio a la guerra.

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