Desde muy pequeña me preguntaba el porqué de las cosas.
¿Porqué a la mesa la llaman mesa?, ¿A la silla silla?, ¿Al árbol árbol?. ¿Quién nombró y etiquetó todas las cosas?
¨¿Porqué llaman zapato al zapato? ¿Porqué hay diferentes idiomas? ¿Quién invento las palabras?
Hartaba a los «grandes» con mis preguntas, que con efímeras e incomprensibles respuestas para mi edad, trataban de conformarme.
Esos porqué me acompañaron hasta mi adolescencia. Entonces, comencé a investigar , a estudiar y con el tiempo encontré las respuestas.
Llegué a descubrir que las palabras no nos pertenecen porque…
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