Es algo intangible, pero bien que la percibimos en cada retal de nuestra piel, cuando van pasando los años, da igual el motivo por el cual sea, contiene todas las emociones en una, es como el Umami, en japonés, que estoy convencida que muchos desconocíamos, se trata de una palabra que engloba todos los sabores, pues algo parecido pasa con la nostalgia. 

Salvando las distancias, ella engloba como los tatuajes, de las guerreras y los guerreros, cada huella que se ha librado, en cada batalla de la vida, que para ojos ajenos no ha sido percibida, pero para el protagonista de las mismas, el dolor de la nostalgia es como su fuera su «hellarencia», que continúa mezclándose entre lo superfluo, anodino, con lo divino y las máximas expresiones de las situaciones vividas. 

Puedo llegar a entender, que cada uno lo vivirá con la intensidad que quiera recrear, pero el sentimiento del dolor del recuerdo, que no será para nada en vano, o ¿ quizás sí?. Dependerá,  siempre de si, habrá algún crítico impertinente, que en vez de mirarse así mismo, e intentar arreglarse, optará por criticar tu nostalgia, para crecerse un poquito más.

Las sabias personas nostálgicas, son las que mejor reconocen las obras más nimias de la vida, absorben como esponjas el arte y son capaces de disfrutar de cada emoción, que pase por su cuerpo, plasmándola en cualquier obra que pase por sus dedos, o simplemente disfrutar de ese recuerdo en el mismo silencio, que luego quedará a lo lejos, como una extraña e incalificable vivencia, pues sólo depende como siempre del protagonista, es decir tú, de tu vida y como quieras con ella contribuir con la nostalgia.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS