Estoy aquí, viajando; esperando por un avión; pardo e inquieto. El tiempo se va derritiendo en su muñeca y el día se pliega como una flor acuática en la tarde, calmada. Ya a la mañana siguiente, brotarán nuevas dimensiones de su egotransparente.

Intuyo un corazón acelerado. Tras unos lentes negros se siente el pálpito vivo en sus ojos de felino-diosa; con ansías de praderas al sol y de paisajes para morder con los ojos fértiles. Tú dejarás que mi mano alimente la transformación.

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