El mejor trabajo del mundo

El mejor trabajo del mundo

Yohanna Tejeda

24/09/2022

Hacer un trío, visitar el área 51, conocer a Will Smith, saltar de paracaídas sobre un volcán; río mientras leo todas las locuras que he cumplido (ni hablar de las que están por venir) y con una sonrisa confirmo que tengo el mejor trabajo del mundo. Pero eso no siempre fue así; de hecho, como todos ustedes, odiaba mi trabajo y por enfocarme tanto en el terminé perdiendo incluso al amor de mi vida. Todo por ese maldito robot…

En mi cumpleaños 60, después de tantos años comiendo sopa china y dormir solo cinco horas al día, pude crear un robot capaz de realizar cirugías sin ayuda. Emocionado, se lo presenté a mi jefe, pero todo lo que recibí fue un despido y que el desgraciado se llevara todo el crédito de mi trabajo.

– Te felicito por tu gran esfuerzo, Andrés. Mencionó mientras me daba la mano – Aun así, lamento decirte que ya no estaremos solicitando tus servicios en nuestra empresa. – Dijo fríamente- Eres uno de los mejores cirujanos del hospital; pero si tenemos un robot que hace tu trabajo sin descansar y gratis, pues ya no te necesitamos. – Sonrió y cerró la puerta frente a mí.

– ¡Tienes que demandarlo Andrés! – Gritó mi amigo Jorge por teléfono. Era un abogado de 51 años que trabajaba como conserje en una guardería debido a la escasez de empleos. 
– No tengo dinero, además tiene a los mejores abogados del mundo. – Contesté sin mencionarle que mi jefe amenazó con matarme si le presentaba una denuncia.
– ¿Y qué vas a hacer ahora?… Si quieres te ayudo a conseguir trabajo por aquí, la paga no es muy buena, pero…

    Le colgué de repente al mirar una libreta vieja sobre la mesa. No podía creer que aún la tenía; pensaba que Grace se la había llevado. Le quité un poco de polvo y la abrí, las páginas estaban amarillentas, pero aún se podía leer el contenido. ‘‘50 cosas que hacer antes de morir’’; era una lista que hice con ella antes de que se marchara, se supone que la cumpliríamos juntos, pero la olvidé por completo.

    Ver una exhibición de Picasso en París, decía la primera. Miré en mi billetera, no tengo dinero ni para un café, ¿En qué estoy pensando?

    Guardé la libreta e intenté dormir, pero no pude. Encendí mi teléfono y sorprendemente me salió un anuncio del último día de exhibición de Picasso en París; siempre supe que nos espiaban con estos aparatos.

    Así que muerto de miedo y sin pensarlo; fui al banco, retiré mis ahorros y comencé con el plan más loco que había hecho en mi vida.

    Me llevé mi cámara para ir grabando todo, cumpliría la lista, aunque muera en el intento. Tomé fotos de algunas pinturas hasta que una señora me llamó la atención. Tenía el pelo completamente gris y una pulsera azul en la mano.

    – ¿Grace? – Pregunté titubeando.

      Se volteó lentamente mientras me miraba confundida.

      – ¿Andrés?

        Nos sentamos en una plaza toda la tarde, me contó sobre el fallecimiento de su esposo y como a los 50 años decidió dejarlo todo y superarlo. Cenamos frente a la torre Eiffel y amanecimos recordando los momentos que vivimos cuando éramos jóvenes. Desde ahí viajamos juntos y cumplimos la lista mientras compartimos nuestras historias por YouTube. Mucha gente comenzó a seguirnos sorprendidos de nuestra edad y gracias a la plataforma pudimos ganar dinero mientras disfrutábamos de la vida. Dos años después le pedí matrimonio mientras veíamos las auroras boreales en Alaska. Lastima que pocos días antes de la boda enfermó gravemente hasta caer en coma.

        – Tenemos que operarla urgentemente, es la única solución. – Me dijo tristemente el doctor.

          Y lo sabía, pero no teníamos suficiente dinero para la cirugía hasta que recibí una llamada.

          – Andrés, es Marcos. – Me congelé al escuchar el nombre del imbécil de mi jefe. – Sé que no quieres saber de mí, pero te necesito ahora mismo. – Continuó rogándome
          – A ver, le recuerdo que me despidió hace unos años porque el robot que YO construí hace mi trabajo, ¿Cómo que me necesita? – Pregunté enojado
          – El rey necesita una cirugía de emergencia, pero la maquina ha dejado de funcionar de repente. Si lo dejamos morir estaremos en serios problemas, por eso te llamé, solo tú puedes hacer esa cirugía.
          – No lo sé Marcos, te vendrían bien unos años en prisión. Debería de aprovechar para demandarte ya que llamas.
          – ¿Cuánto dinero quieres?

            Iba a maldecirle, pero vi a Grace inconsciente y recordé que ella era más importante.

            – Voy de camino.

              Llegué a la sala de operaciones, me puse los guantes nerviosos; tenía mucho tiempo sin hacer cirugías y menos frente a tantas personas. Respiré hondo y continué con la cirugía, me tomaría 6 horas terminarla, pero valdrá la pena.

              Cuando terminé todos me aplaudieron y escuché al idiota de mi jefe alagarme delante de los miembros reales.

              – Andrés, te presento al ministro Pierre Jacques; está asombrado de tu maravilloso talento y le gustaría que formaras parte del equipo médico real. – Dijo Marcos con emoción
              – No estoy interesado – Respondí mientras me quitaba la bata
              – ¿Estás loco? ¿No me escuchaste bien? ¡Es el ministro quien te ofrece esta increíble oportunidad! ¿Sabes cuántos matarían por ese trabajo? – Me susurró mi jefe
              – Me gustaría aceptarlo, pero tengo una boda que celebrar.
              – ¿Qué tal si nos reunimos después de que te cases? – Cuestionó el ministro
              – Gracias, señor, pero ya tengo un mejor trabajo.
              – ¿Qué trabajo es mejor que trabajar para la familia real? Preguntó confuso

                Les sonreí y me fui sin responderles.

                Con el dinero ganado Grace pudo recibir la cirugía y se mejoró. Después de salir del hospital nos casamos y seguimos grabando nuestra vuelta al mundo. Cada día nos despertamos abrazados viendo un amanecer diferente y confirmamos que tenemos el mejor trabajo del mundo.

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