Recuerdo ese día como el primero, tú estabas allí en la banca sentado como si entraras por primera vez al colegio, me acerque, y te hable. Tu mirada hizo que me quedara a tu lado hasta que la noche callo y en tus brazos caí; tu mi príncipe negro me rescataste en tus brazos, como ángel en tus alas me protegiste hasta que el sol salió, escondiendo tu suaves plumas de cariño abrí mis ojos y vi la Luz de tus ojos que al final tenían la tristeza que se escondía en esa sonrisa Tan dulce que enamora a cualquiera que solo te ve y no mira el fondo de tu corazón; Dime: si corriera hoy de ti ¿volvería encontrar ángeles como tú? ¿Cómo le haces para engañar a tantas personas con tu falsa sonrisa?- espero volverte a ver algún día, ya que hoy, tengo que partir de ti espero que siempre recuerdes esa noche como ayer, solo escribo esta carta para que la guardes en tu mundo….
-llego el telegrama; es una carta para Frec -dijo emocionada –Mariana su hermana menor
-¡Frec! ¡Frec! frec! Cantando desesperada se preguntaba ¡una carta! ¿Será de mamá? ¡Ábrela!
-grito con emoción esa pequeña, que cada sábado esperaba una noticia de su mamá
ya que esta los abandono sin dejar rastro. Al frec recibir el sobre, lo abre sin
esperanza alguna de su mamá al leer solo decía pág. 1desde california y una
nota que decía tal vez no me recuerdes, pero a un no eh encontrado alguien como
tú, leyó la carta una y otra vez. Curioso se preguntaba ¿quién era la de la
carta? cada día que pasaba se preguntaba ¿quién era? Y la curiosidad lo presionaba
más.
Frec de tanta curiosidad decidió salir y viajar a california por cuestiones de
trabajo. Había hecho un traslado a propósito con la empresa donde trabajaba
dejando a su hermana con la tía Amelia y viajo en una aventura, tras la
escritora de esa carta, cuando llego se instaló en el hotel, leyendo la carta. Se
quedó dormido recordando ese día, que tenía 17 años estaba joven y fue un día
difícil estaba bravo con su padre, fue a distraerse en el parque aburrido del
mundo y llego esa extraña chica que se quedó dormida, entre él y partió como si nada. Al otro día despertó, y se preguntó si como el estaría despierta pensado en ese ínstate
-¿cómo serás ahora? -¿adónde fuiste? -¿por qué apreses ahora? Y miles de preguntas atormentaban sus pensamientos. Cuando quiso consolar sueño ya era de día; era hora de buscar el anónimo conocido y trabajar. Desde ese día frec se sentaba todos los días en la banca de ese parque esperando que llegase. Pasaron 2 años frec estaba aún más desesperado trabajaba y seguía su vida normal con una espina en los recuerdos que lo atormentaba cada día a pesar de todo lo bueno que frec consiguió. El a su vida ese día iba hablar con su jefe para ir de vuelta a casa, estaba decidido, ese día le toco atender a los clientes. Una chica llego hizo el pedido y cancelo en el cheque que entrego decía: pensé que nuca volvería verte.
¿Sería ella?, Frec estaba tan desesperado que lo fue lo primero que se preguntó.
-ehi chica: -llamo frec
-ella:
hola, si dime, ¿te puedo ayudar?
-frec:
¡tú!, eres la de mi carta anónima
-ella sonrió y dijo: someone like you
Mi prínces black donde estabas todavía estoy
buscando alguien como tú, adiós desvaneciéndose entre las calles y el terror de la ciudad.
Frec salió corriendo tras ella Agarrándola de la mano
-¡Espera!
¡Espera! Tú dime, ¿qué tengo que hacer para que no vuelvas a desvanecerte en
este sueño real?
-ella:
solo persigue el mundo con migo y partamos al vacío de la vida, los dos o dime
si quieres seguir en este sueño cruel que se viste de sonrisas como tu
(soltándose y corriendo de ese lugar)
Corrió el mundo a sus pies. ¿Otra vez la vas a
dejar ir? ¡Corre! gritaba su corazón, desde la jaula de su mente, que no dejaba
salir ese sentimiento, pues a pesar de todo él, se había enamorado de ella
Frec
-(corrió tras ella como un loco)
¡Cuidado!,
¡no! -Grito frec
Un camión se llevó a los dos dejándolos muertos, tal y como ella se lo pidió,
partieron al mudo de los enamorados, el murió sin saber su nombre, solo sabía
que era la anónima conocida y ella solo supo que él fue su prínces black.
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