Oh, trabajo mi trabajo!

Oh, trabajo mi trabajo!

J. A. Gómez

24/06/2022

El cine y el mundo laboral tienen mucho en común ¿No me creen? Pues les invito a acompañarme por este breve a la par que intenso viaje. Ya después podrán sacar sus propias conclusiones.

Pongamos como punto de partida la afamada película “Alíen”. Vamos a ver, un bicho más feo que pegarle a una madre, parco en palabras y con halitosis. ¡Cuidado! Aquí comienza lo bueno; la historia que jamás le han contado. Realmente este ser de otro mundo comenzara su actividad profesional como becario en una morgue. Sí, no hablaba mucho, tenía mal genio y la bata, al cuerpo que tenía, no le caía bien.

Ciertamente no duró mucho porque allí los estómagos de los internos no podían incubar los huevos de los centollos, así que optó por colarse en una carguera espacial.

Con no pocas penurias el infeliz por fin pudo firmar su primer contrato pero claro dio de bruces con un peso pesado del departamento de recursos humanos; una camionera de armas tomar…

Al poco tiempo ésta, harta de que sus cuescos y eructos malolientes corroyesen paredes, techos y suelos decidió, unilateralmente, romper el vínculo contractual. Luego haría saltar por los aires la Nostromo, qué mejor manera de no dejar prueba alguna de aquel despido improcedente. La cosa no salió como esperaba empero retrocedamos un poco, antes del boom…

-¡Apártate!

-¡No puedo (gritaba ella paralizada por el horror) ¡No puedo!

-¡Maldita sea, apártate para que pueda quemarlo! (gritaba él, sin dejar de apuntar con el lanzallamas)

¿Quemarlo? Amigo no te enteras de la misa la mitad. ¿Cómo vas a quemar a alguien que ya está quemado por meses e incluso años demandando empleo? Evidentemente la palmaron los dos, una por idiota y el otro por imbécil…

Otro ejemplo “300”. Como sabrán sus once premios de la academia hacen justicia a tan excepcional obra del séptimo arte. El guión fue escrito íntegramente por el becario Tamtan ¿cómo? ¿No lo conocen? Es un orangután anexo al departamento creativo de una importante empresa del sector.

¡Ojo al dato! Todos depilados, todos semidesnudos, todos apretujados… menuda estampa gay. Todos cuadrados como armarios, sin sudar bajo ninguna circunstancia y todos dispuestos a matar persas con sus enormes lanzas (¡Huy! Otra reminiscencia gay) Tontunas engañosas. No se dejen manipular por la oficialidad. Lo que nadie les ha contado es este retal perdido de aquella época:

-Veamos ¡Tú! El del dedo en la nariz ¿Cuál es tu oficio? –Alfarero señor, parado desde hace medio año.

-¡Tú! Sí ¡Tú! el que tira del calzón a lo Rafa Nadal. ¿Cuál es tu oficio? –Carpintero señor, año y medio sin trabajar.

-Tú, el de atrás, el del taparrabos de elefante que no para de mover la trompa. ¿Cuál es tu oficio? -¿Yo señor? Relojero, llevo casi dos años sin arena…

-¡¡Espartanos, vosotros qué sois!! -¡Auuuu Auuuu! -¿Lo ves? He traído más desempleados que tú.

Para concluir un clásico entre clásicos: “Psicosis”. Un siniestro motel, una no menos siniestra casa y un hombre más raro que un hipopótamo con tutú. Y resulta que va la “prota” y decide pasar allí la noche. Si es que más inocente no se puede ser. Yo veo algo así y se me afloja el vientre como un odre de vino descosido. Anda que no, es más, no tendría carretera suficiente para salir por piernas, lastre pegajoso y maloliente incluido…

¿Recuerdan cuando encuentra el cadáver de la señora Bates? Aquí les dejo el guión original. Sólo dos personas en el mundo saben de su existencia.

-Esto… ¿hola? No quisiera perturbarla. ¿Señora Bates, está usted bien?

Anda que la pregunta ya tiene delito. Obviamente no contesta. Una de dos, o lo hace por no escupirle a la cara o bien padece de afonía crónica. Continuando ¿recuerdan? ella pone su mano en el hombro de la anciana, ésta se gira y un desgarrador grito sacude el motel. La infortunada señora Bates está más seca que la mojama.

Colgado del cuello un letrero que reza: “Ha ido bien la entrevista de trabajo. Los he dejado boquiabiertos y me han dicho que ya me llamarán así que, para estar más cómoda, me he sentado a esperar.” Y vaya que si la tipa esperó, esperó y esperó…

Asustada, la otra golpea la bombilla y ese meneo otorga más dramatismo al momento en el cual se muestra, entre claroscuros, aquella jeta esquelética que parece estar gritando con hondo resentimiento: ¡Hijos de la chingada!

Eso por no hablar de la secuencia en la ducha. Inolvidable. ¿La recuerdan, verdad? Qué no les engañen pues las apariencias no siempre son lo que parecen. La misma tipa duchándose, cansada tras una dura jornada de doce horas en la pescadería del pueblo. Repentinamente se abre la puerta y una sombra furtiva accede al interior. Lenta pero decididamente se acerca a la cortina y…

-¡Eh! ¡Oiga! ¿Quién es usted? ¿Qué hace ahí? ¿Qué lleva en la mano?

Otra pregunta estúpida. Si tal lleva un termómetro, señora váyase poniendo a cuatro patas que le voy a tomar la temperatura. El muy imbécil ha sido descubierto, menudo patán de asesino.

-Disculpe mi osadía, no quisiera importunarla (anda que no). Han dejado en recepción un mensaje vía teléfono para usted. Han dicho que no se moleste en abrir la pescadería el lunes. Está despedida por haberse quedado preñada…

-¿Cómo? ¿La tierra es plana verdad? ¿Si orino haciendo el pino el pis saldrá? ¿Por qué si no tengo pene no soy un hombre?…

Del profundo disgusto descorre la cortina así, como Dios la trajo al mundo. Agarra el afilado cuchillo del patán y comienza a apuñalarse por todas partes. ¡Antes muerta que engrosando la lista del paro!

Él, aterrado y ensangrentado sale huyendo. Corre al sótano buscando a su santa madre. Sus profundas cuencas vacías también siguen esperando.

-Madre ¡Usted a lo suyo! Se lo he dicho miles de veces. Si en lugar de este motelucho hubiera levantado, al lado de padre, una empresa de trabajo temporal. No se hernie, yo me desharé de la desempleada…

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