Querido Chester: 

Hijo mío, hace cuanto no te escribía… 

No pienses que no te escribí porque no quise, al contrario, he querido hacerlo hace mucho pero ya sabes que aquí, en la prisión, nada es sencillo.

En estos años que estuve encerrado te he echado de menos y se que ya tienes dieciocho años. Han sido catorce años sin ti en mi vida. Y créeme que soy consciente de que mi ausencia ha sido mi culpa.

Quiero contarte que hace un mes llego un recluta  nuevo a la prisión y ha hecho desastres aquí dentro. El otro miércoles pasado, se ensaño conmigo y quiso enfrentarse mano a mano pero no se lo permití. La pelea se paso de rosca y cuando quise darme cuenta, lo tenia tirado en el suelo lleno de sangre y sin respiración. Por esa tragedia me dejaron quince días en una celda sin comida y con agua cada dos días. Casi colapso… pero no desesperes, me encuentro estable.

Chester querido, en verdad te extraño y lamento cada día no poder estar ahí y ni poder compartir días contigo. Se que ya debes estar terminando la preparatoria y que debes estar eligiendo que carrera estudiar. Siempre fuiste muy inteligente, así no importa que elijas, te ira muy bien.

Espero que tarde o temprano la vida vuelva a reunirnos.

TE AMA CON EL ALMA, PAPA.

Brooklyn Metropolitan Correctional Center, Rocky Gannet
New York 

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