MIS OCHO AÑOS…

MIS OCHO AÑOS…

La Libélula

25/09/2022

Érase una vez cuando solo tenía ocho años, me acuerdo que era una niña alegre, jugaba con mi hermana a vestir a las muñecas, montaba cicla y jugaba mucho con el estralandia eran piezas para construir casas, autos, edificios, máquinas y muchas cosas más, tenía mucha curiosidad, era extrovertida y divertida en una palabra “feliz”. Un día cualquiera mis padres decidieron que me fuera a vivir con mis tías en un pueblo llamado Fredonia Antioquia en Colombia de donde era oriundo mi padre, en esa época no entendía porque mis papás me separaron de su lado y esta es la hora en que todavía no lo sé. Cuando llegue a la casa de mis tías, una casa grande llena de buganvillas moradas, color que nos lleva a la imaginación y a la creatividad, además de tener un encanto y una magia que envuelve cualquier ambiente. Todas ellas estaban sembradas en macetas grandes en donde se podía ver su exuberancia ubicadas alrededor del patio al igual que las habitaciones, era una casa típica de los años 60 de pueblo, eso sí muy hermosa. Todo era nuevo para mí, la escuela y en general todo a mi alrededor.

Después de algunos meses de estar donde mis tías, un fin de semana me enviaron a la finca de mi tía Carola que vivía en una vereda llamada el Rincón, la cual está compuesta por algunas parcelas las cuales eran habitadas por agricultores que cultivan plátano, yuca y café, mi tía era una persona tierna y maternal había engendrado 24 hijos de los cuales solo sobrevivieron 12 de ellos. Al principio de mi llegada yo estaba fascinada con el campo, pues venia de una ciudad capital, todo en la finca era diferente el aire, había muchos árboles frutales, vacas, caballos, ovejas y claro está que no podían faltar las mascotas los perritos y los gaticos, además de las gallinas y los conejos, jamás en mi vida había visto como ordeñaban una vaca y para mí eso fue un poco atemorizante porque estar debajo de una vaca cogiendo sus partes íntimas no me parecía… pero en fin cada vez que la ordeñaban mi vaso de leche el cual no me apetecía, pero igual tenía que tomármelo, aparte de eso todo lo que se vivía diariamente allí era fascinante . 

Pasaron algunos fines de semana en donde solo jugaba con mis primos más pequeños nos subíamos a los árboles, hacíamos excursiones al riachuelo, corríamos por el campo, nos echábamos en la hierba, cogíamos flores hasta cuando un día… me levantaron a las tres y media de la madrugada para que ayudara en la cocina, pues mi tío Federico recogía café con algunos empleados y teníamos que darles desayuno para que empezaran sus labores, no entendía porque tenía que hacer desayunos, recoger madera para la estufa de leña y sobre todo moler el maíz, pues yo jamás había ingresado a la cocina hacer labores culinarias, mis primas más grandes me enseñaron hacer las arepas las cuales se hacían con el maíz molido, todo el día me la pasaba en la cocina después de hacer el desayuno nos tocaba… empezar con el almuerzo el cual teníamos que llevarlo al lugar de trabajo que quedaba a una hora de la finca. Ya no quedaba tiempo de jugar o descansar, mis dedos tenían cortes y mis manos en general estaban resecas y agrietadas y andaba cansada todo el fin de semana y cuando regresaba al pueblo para empezar la semana de estudiante ya no tenía fuerzas. Todo el tiempo extrañaba a mis papás y a mis hermanos. En verdad nunca entendí porque llegué allí a trabajar y lo más triste sin remuneración.

Después de un año, gracias a Dios, llego el día anhelado en que mis padres fueron por mí en la época de navidad, justo el día en que cumplí nueve años.


Este distanciamiento formó una grieta con mis hermanos, sentía que ya no pertenecía a ese entorno, por mucho tiempo hubo confusión en mi interior y me volví retraída, ya no era aquella niña alegre y desparpajada que solía ser.

Anteriormente, nadie se percataba del trabajo infantil, sobre todo en el campo había muchos niños como yo que trabajaban en labores duras corriendo con riesgos y peligros. En retrospectiva pienso que, aunque siendo tan pequeña y no entendía porque tuve que trabajar tan duro, eso me ayudo aprender a querer más el campo, a valorar a sus campesinos, hacer más segura, autónoma, hoy en día cuido mucho de la naturaleza y en general del medio ambiente y muchas otras cosas aparte de ser animalista.

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