Amado esposo:
Un ruido ensordecedor me ha despertado. Llueve a cántaros. Me asomo a la ventana y veo el enojo del cielo que se manifiesta en la oscura noche. Corro hacia el velador y cojo rauda el celular. Salgo al balcón de la habitación donde alojo y, tiritando de frío, hago clic en la cámara de mi móvil. Es un espectáculo maravilloso de la naturaleza que no puedo dejar de retratar y enviártelo. El agua de la lluvia me empapa entera pero me quedo allí, parada hasta que el cielo se calma y vuelve a reinar la oscuridad de la noche. El fuerte viento del temporal me obliga entrar a la habitación y cerrar la ventana. ¡Cómo me hubiese gustado que estuvieras conmigo y viviéramos juntos ese grandioso momento!
Nos vemos pronto.
Te ama, yo, tu bella esposa, modestamente, ji, ji, ji.
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