Buscando hacer fortuna como emigrante
Se fue a otras tierras
Y entre las mozas una
Quedó llorando por su querer

Vuélvete al caserío
No llores más mujer
Que dentro de unos años
Muy rico he de volver

Y si me esperas
Lo que tú quieras
De mí conseguirás

Maitechu mía
Maitechu mía
Calla y no llores más

Yo volveré a quererte con toda el alma Maitechu mía
Y volveré a cantar zortzikos al pasar
Y volveré a decirte las mismas cosas que te decía

Por oro cruzo el mar
Y debes esperar

Luchó por el dinero
Y al verse rico volvió por ella
Saltó a tierra el primero
Porque soñaba con su querer

Ya llego al caserío
Voy a volverla a ver
No sale a recibirme
¿Qué es lo que pudo ser?

Murió llorando y suspirando
«¿Mi amor en donde estás?»
Maitechu mía
Maitechu mía
Ya no he de verte más

No volveré a quererte con toda el alma Maitechu mía
Ni volveré a cantar zortzikos al pasar
Ni volveré a decirte las mismas cosas que te decía

El oro conseguí
Pero el amor perdí

Maitechu mía
Maitechu mía
Ya no he de verte más…

El emigrar no solamente se producía entre la sociedad vasca, sino que fue fruto de nuestra sociedad depauperada, cuyos miembros soñaban con dejar sus raíces para conquistar el vil metal y conseguir medrar.

Así, en este zortziko, se deletrea la despedida de Maitetxu por su amante, prometiéndole que le esperara, pues en unos años volvería al caserío con mucho dinero y podría ofrecerle cuanto quisiera.

Mi corazón queda sumamente dolorido y no puedo evitar que unos goterones salpiquen mi rostro al escuchar la canción. Recuerdos de adolescencia, se presentan a mi dolorida memoria, al rememorar emigraciones de familiares míos, en busca del ansiado metal.

Reconozco el valor y coraje de aquellos héroes que, supieron atravesar el charco, dejando amores y bellos recuerdos de su tierra. Mas su regreso no fue siempre fácil, pues el dinero no siempre completa la felicidad.

De ahí que nuevas lágrimas inunden mis mejillas, por aquellos recuerdos imborrables de familiares míos que, en esta dolorosa travesía perdieron a algún ser querido.

Bravo, por las personas que hicieron suya esta ilusión o sueño, aunque, el final, no siempre fue feliz.

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