Es el camino y es la escarcha pegada en las botas en este caminar incesante. Hoy la bruma que se otea en el horizonte se ciñe de gris.

He dejado atrás la única tienda de ultramarinos y me dirijo a la frontera Polaca por la carretera MO9. Sigo pensando en mi familia, en mis amigos, de ellos, a todos, los recuerdo con sus amplias sonrisas. Algunos están en el frente, otros han muerto por los bombardeos.

De mi casa solo he podido salvar poca cosa, casi todo ha cabido en una maleta. Ropa, documentos y una foto de Kiev donde escribo esta palabras en su reverso.

Desearía que esta foto tuviera una dirección, aunque solo tiene un remitente, yo Nicolai, entre el hambre, el frio y la desolación creo que lo peor que le puede pasar a un hombre es no tener un sitio donde ir.

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