Hermano,

Si no te he escrito antes, es porque no he podido con mi espíritu, no he conseguido fuerzas para coger la pluma…

Me he venido a vivir a una ciudad costera del Mediterráneo, tiene mucha luz y sol, espero ayuden algo a mejorar mi situación, ya han pasado dos años largos, y aún no consigo abrir la jaula, y mucho menos hechar a volar. Como a tí, «poeta en ciernes» me magullaron tanto que casi no puedo andar.

Por estos «lares» poeta mío las buenas noticias son más bien escasas, tras dos años de pandemia, a Rusia se le ocurrió invadir Ucrania. Una masacre más entre tantas. 

En cuanto a mí sigo entre tinieblas, me refugio en nuestra infancia, haber si encuentro una nube que quiera arroparme y un rayito de sol que me de valor para poder siquiera asomarme. 

Hermano, no pude despedirme, no estuve allí cuando te fuiste. Sería demasiado fácil pedirte que me perdones… no lo harė, solo quería decirte que lamento no haber estado a la altura… Quizás en otro tiempo, en otro lugar…

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