Hola abuelita,

¡Mira dónde estoy! ¡Río!… la ciudad es más bella de lo que esperaba y la brisa es perfecta.

Yo creo que no sabías lo mucho que me gustaría la ciudad cuando me hablabas de ella ¿te acuerdas?

Planeábamos las fechas, lo que comeríamos y los paseos que daríamos por la playa, incluso me mostrabas la ropa que llevarías… que lindos recuerdos.

Gustavo está encantado también, aunque creo que disfruta más de las «bellezas» que se encuentra a pie de calle que de los monumentos ¡parece un niño! Estamos disfrutando de esta gran aventura, un viaje en tu honor.

Abuela ¿Cuánto deseabas venir a Río? ¡Era tu sueño! No te pude traer, no alcancé a cumplir tu sueño, pero sé que pasaste por aquí antes de irte, dejando tu esencia en este lugar, estoy segura, porque te veo en cada calle, en cada esquina hablando con gente nueva y confirmo mi sensación cada vez que paseo por el malecón y te diviso a lo lejos tendida en una tumbona, con tus gafas de sol y bebiéndote una caipiriña.

¡Espérame abuela! que algún día volveremos juntas a pasearnos por Río.

Tu hijita.

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