Maestro:
Ayer estuve unos minutos frente a esta piedra de casi doscientos cincuenta metros de altura; sigue ahí después de cincuenta millones de años, en lo que fuera, el corazón de un volcán. Este monumento natural al estoicismo, que enaltece ese bello paraje patagónico, se parece mucho a la calma.
Quizás en su silencio contemplativo guarde propiedades terapéuticas, necesarias, para curar la soberbia tan humana que nos condena.
Aristides.
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