R.Capallera

Suena el teléfono. Por un instante dudo en contestar. Veo el identificador de llamadas y es número local. Evito contestar cuando el identificador muestra números con ladas de otros estados por razones de seguridad. Las extorsiones por teléfono siguen al día. Contesto.
Otra vez el pasado se cuela en mi vida a través de la línea telefónica. Es Ramón. Escucho su saludo al reconocer mi voz. Hola Cabezona. Es la frase con la que intenta establecer un lazo de familiaridad. ¿Cuándo fue la última vez que habló?. Hace casi un año. Tal vez.
Hola Ramón. Lo ubico en la realidad. Tengo la alternativa de colgar. Un extraño morbo me hace continuar. Descubrir la nueva mentira sin sentido.
Más de seis años hace que terminó todo entre los dos. Fue horrible. Denigrante. Violento. ¿Qué razón podría yo tener para quererlo otra vez en mi vida?.
Nuevamente reitera los maravillosos recuerdos que tiene de mí. Repite frases de amor que él afirma salieron de mi boca. Habla de sentimientos de añoranza de su parte. Lo bella. Maravillosa. Tierna que siempre fui para él. No lo recuerdo. La historia que el narra de nuestra relación no corresponde a la mía. Me río internamente. Sí. Ahora me río. Cada contestación que doy a sus preguntas es una burla. Me burlo de él. ¿Cómo cree que me puede seguir mintiendo?.
Por fin se descubre. Toda esta palabrería es porque terminó su relación con Conchita. Ha vivido con ella desde hace ya varios años. Ajá. Ella está enferma de Parkinson. Vendió su casa. Ahora vive con su mamá que la cuida.
Esta dispuesto a darme toda la atención y amor que no pudo antes. Maduró. La propuesta. Vender mi casa. Comprar un departamento juntos. Dedicarnos a viajar. Maravilloso. Él no tiene trabajo. Tampoco patrimonio. Yo lo pongo todo. Sigo escuchando. Me río. El gran plan.
Recuerdos. Más recuerdos que no me interesa recordar. Todo eso lo vomité. Estoy en paz. Lo escucho amablemente disfrutando cada palabra que surge de su desesperación. Quedó manifiesta su intención. Hora y media. Suficiente. Es hora de dormir. Gracias por escucharme me dice. Gracias a ti por llamar. Adiós.
Me levanto en la mañana. Es un nuevo día. Todo cambió. Tendré que poner atención a las llamadas locales. Las extorsiones están al día.

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