Concupiscencia híbrida.

Concupiscencia híbrida.

Alan

12/10/2021

Allí se encontraba, el cuarentón Harry, soltero, sin hijos, hermanos y apenas un tío vivo en el opuesto extremo del reino, ansioso por la cita en aquel club nocturno de la moderna Aztaroth, capital del Reino que contaba con los mas grandes avances científicos y tecnológicos del año 30xx. Por aquellos años, el sistema de pensiones y el sistema en general se encontraban con un problema simple, pero de proporciones catastróficas, las personas ya no querían intimar con otras; ¿por qué?, también respuesta fácil. Las empresas empezaron a crear y lanzar para su uso lúdico y comercial, gadgets y aparatos que simulaban las mejores relaciones intimas con alguna proyección o algún autómata adaptado a los gustos y necesidades diversas de la humanidad, lo que provocaba que la sociabilización con otras personas para satisfacer esas necesidades fisiológicas quedasen en segundo plano por poder acceder de manera asequible y sin los obstáculos naturales que la convivencia humana impone a las relaciones interpersonales se tornasen molestas al lado de las tecnologías que ofrecen mejor servicio, en el momento deseado, y sobre todo, mas placentero, tanto, que estaba por extinguir el oficio mas antiguo de la humanidad; la prostitución.

El mundo empezaba a escasear de jóvenes, por lo que la mano trabajadora que pudiera sostener la economía nacional y del sistema de pensiones estaba a punto de colapsar por lo insostenible que era, el problema tan simple, empezaba a permear en los distintos rubros de la vida…

Harry llegó al club nocturno, era lo que en el siglo XXI era conocido como un «club nudista», al llegar fue recibido por una edecán de grandes y estéticas proporciones, así como facciones deliciosas y sonrisa cándida. – Pase por aquí señor, lo estábamos esperando -, mientras Harry estaba siendo encaminado hacia su destino, podía ver como sus colegas de encomienda estaban siendo recostados en una especie de diván mas acolchonado de lo de costumbre dentro de una suerte de capsula del tamaño de dos cubículos de oficina, mientras le colocaban dos pequeños círculos con sensores y diminutos picos metálicos casi imperceptibles en las cienes a la vez que estos caían en un trance que dejaban sus ojos blancos poniéndolos en un extraño letargo. Mientras veía esto, pasaba discretamente saliva mientras desesperadamente quería estar en la capsula que le habían asignado para imaginar su mujer perfecta.

El camino hacia su capsula le parecía eterno, ya que aparte de la relatividad del tiempo haciendo sus estragos, la gran demanda de ese tipo de servicios estaba cada vez mas en auge a medida que las técnicas de sensibilidad y placer al usuario eran perfeccionadas, y que ahora estaban mas cerca de lograr algo cercano a la perfección, ya que se tenía 250 años de experiencia con esos artilugios, y que por eso era paulatino el desapego que tenían el hombre y mujer reproducirse o concretar el acto sexual para que el milagro de la vida emergiera, y la mecánica natural de la misma hiciera su curso habitual.

La edecán paró casi en seco en el espacio que le correspondía al urgido hombre por los placeres carnales de quien sabe que representación, mientras le indicaba con el brazo estirado hacia la puerta de entrada a aquella estación facilitadora de placer falso y cuasi efímero. El hombre conocía bien el procedimiento al llegar, por lo que quitarse el saco de su traje de la manera mas rauda y caótica posible fue su primera encomienda antes de proceder a desplomar los 76 kilos de su anatomía completa en aquel ergonómico mueble. La joven mujer procedió a ponerle esos pequeños dispositivos en las cienes, mismos que inmediatamente hicieron el estrago conocido en Harry y la epopeya erógena comenzaba, y en ella, el hombre se hundía para tomar a raudales el hedonismo que su mismo subconsciente generaba para el.

El mecanismo de aquellos dispositivos era «simple» (si se le quiere ver de esa manera), por medio de los casi microscópicos «pinchos» metálicos que ponían en las cienes del usuario, este transmitía señales eléctricas al cerebro y las otras partes del cuerpo a fin de que fueran devueltas y estos pequeños dispositivos lo mandase rápidamente a una interfaz con inteligencia artificial que realizará una imagen al 99.9 % de tendencia semejante al «ideal sexual» del usuario, es decir, el escenario sexual perfecto en el cual el se va a desinhibir y mostrarse como el protagonista de su propia fantasía creada con base en sus gustos y preferencias, creando así una aprobación y satisfacción del usuario del 99.9 %, llevando al clímax máximo de placer sin erecciones, eyaculaciones, u otros efectos físicos dados al participante. 

250 años parecen pocos para mostrar un cambio significativo en una especie, pero son los suficientes para empezar a hacer estragos en la selección artificial afecte a un grupo determinado de individuos que comparten un mismo bioma, tal como pasó con las cesáreas al hacer que se incremente el rasgo en las mujeres, mismo que provocó que las mujeres se hicieran cada vez mas estrechas, estas implementaciones científicas/tecnológicas hicieron que los hombres presentaran como consecuencia los rasgos de presentar genitales cada vez mas pequeños, y que si se llegan a utilizar y presentar eyaculación, el esperma generado tenga menos vitalidad y por ende fertilidad. Por otro lado, las mujeres presentaban un problema similar al no producir óvulos lo suficientemente fuertes y fértiles, o que capten a la mayor cantidad de espermatozoides para provocar la mitosis y meiosis pertinente.

Así pues, Harry intensificó a la millonésima potencia cualquier placer, libido o cualquier efecto orgásmico en su ser gracias a la proyección bipartita que ocurría gracias a los avances en la materia por parte del hombre, sin saber que en el pecado llevaba la penitencia, al su invento poder poner en galimatías y peligro a la existencia del Homo Sapiens por falta de natalidad. Aunque también sería preciso preguntar; ¿hallaría el hombre alguna manera de salvar su conciencia para el hedonismo eterno? ¿las ambiciones de ser seres Inter espaciales se habrán esfumado?. El hombre encontró en su misma genialidad y confort, su propia tumba e ironía. 

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