Capitulo 3 -Vista desde una celda –

Capitulo 3 -Vista desde una celda –

Nushak JP

10/10/2021

Escuché las noticias mientras desayunaba con mis abuelos, mi hermana y mis padres.

Estuvimos viendo cómo la noticia anunciaba el brote de un virus que puso en alerta global, ya que apareció en varios sectores del mundo.

El estado ha declarado una cuarentena absoluta para todos, y las fuerzas militares comenzaron a movilizarse.

Mucha gente fue a manifestarse en la gran plaza, eran banderas de la oposición y algunos sindicatos de trabajadores

«Yo recuerdo esto …

Las luces empezaron a parpadear, empecé a escuchar gritos, cuando volví a ver a mi familia no estaban.

Mi casa tenía las puertas destrozadas, se escucharon disparos y más gritos.

Corrí a ver qué pasaba frente a mi casa, cuando salí tropecé con algo.

Traté de levantarme y una mano se acercó para ayudarme.

Era Nicolás, estaba gritando que me levantara rápido.

Se escucharon muchos disparos, también varios aviones volaban, otros explotaban en los cielos.

Me levanté, tomé mi arma y comencé a correr, todos los enemigos que vi fue a todos los enemigos que disparé, a pesar de mi mal tiro.

Antes de continuar, Nicolás me dijo que tenía que ir al camión 3, Yo iría al camión 8.

Corrí en medio de la batalla, muchos soldados que también estaban corriendo recibieron disparos.

A un hombre le volaron la cabeza, a otro una granada le destrozo las dos piernas, varios cadáveres fueron arrojados al suelo, casas y edificios cayeron por las explosiones.

Iba a venir a la camioneta a recogernos …

Me desperté ..

Estaba encerrado, mi mente estaba mareada, cuando miré a mi alrededor me di cuenta de que no tenía mi mochila, ni mis armas, mi ropa fue cambiada por ropa sucia.

Era un traje marrón, mi boca estaba cubierta con una cinta y ropa.

No podía hablar, tenía las manos esposadas.

Mire a mis costados, de un lado estaba un hombre hambriento.

Ese hombre se estaba mutilando las piernas con las manos mientras gritaba.

Del otro lado estaba Melissa, estaba siendo violada por dos hombres, las lágrimas brotaban de esos ojos vacíos y sin alma.

Traté de moverme, pero mis piernas estaban atadas, no podía hacer nada, no sentía mis piernas.

Mientras trataba de romper las cadenas de mis piernas y mis manos, escuché la voz de Melissa.

– Ja-Jayren …

Esos hombres la golpearon y continuaron violándola.

Me salían lágrimas, pero no podía hacer nada.

En otras celdas había más personas, tanto mujeres como hombres.

También había niños, estaban juntos, atados en una celda, todos asustados, llorando, algunos incluso hacían pis por miedo.

Mujeres y hombres fueron violados o se los llevaban para torturarlos.

Había 20 celdas, 10 de un lado y 10 del otro, en medio de un pasillo que las separaba y una puerta marrón con bordes dorados, mis cosas las dejaron en una gran puerta de barras de hierro.

Había cinco hombres, dos en la celda de Melissa, uno en la celda de un hombre y los otros dos habían terminado de violar a dos niñas.

Un hombre entraba a mi celda, se estaba quitando los pantalones, yo seguía tratando de quitarle las esposas.

Ese hombre se acercó con su pene en el aire.

«Tranquilo, chico somnoliento, seré gentil.»

Los cinco hombres abandonaron el lugar después de terminar sus asuntos, ¿se turnaron para hacer estas cosas?

Melissa estaba acostada en su celda, no se movía y ese hombre estaba a unos 6 pasos de mí.

Con mi mano derecha me disloqué la mano izquierda, utilicé todas mis fuerzas para lograrlo.

Me salieron lágrimas, lo que hice fue hacer que las esposas salieran más fácilmente.

«Al mirar tu rostro, te reconozco, eres el niño que le dio muchos problemas al señor Jhosua».

Ese hombre estaba frente a mí.

«Bueno, disfrutaré esto, entonces puedes llorar todo lo que quieras».

Ese hombre me agarró la cara con su mano y me lamió.

Luego se desabotonaba la camisa y se ponía un líquido en el miembro.

Con una de sus manos comenzó a masturbarse, mientras que con la otra sostenía mi pierna.

Me arrastraba de regreso a su lado, luego saco un cuchillo, cortando lo que sostenía mi boca.

«Quiero escuchar tus gritos cuando te lo haga».

Desató las cadenas de mis pies ya que parecía que le incomodaban.

Luego me puso el cuchillo en la garganta y empezó a desnudarme.

Sin que el se diera cuenta, aparté la mano de mi esposa.

Antes de que continúe con este acto perverso.

Con mi mano libre lo tomé el brazo y la mano donde estaba el cuchillo, lo doblé y lo desarmé.

Ese hombre me golpeó con el puño en la cara, haciéndome caer al suelo y luego trató de abalanzarse sobre mí.

Colocaba mis piernas para que no me atrapara, pero esto era inútil.

Ese hombre era mas grande que yo, se me acercó y empezó a golpearme en el rostro.

Con mi mano alcancé ese cuchillo, le di un rodillazo en sus testículos y le clavé el cuchillo en el ojo.

Ese hombre retrocedió por el dolor, no paré, continué con esto.

Saqué el cuchillo y lo clavé en el otro ojo.

Ese hombre estaba gritando de dolor.

«¡Maldito, hijo de puta!»

Ese hombre me agarró del brazo y me agarró la cara con la otra mano.

Estaba tratando de romperme el brazo, la fuerza era tan grande que sintió que mi cuello también estaba a punto de romperse.

Tampoco podía respirar como quería, comencé a sentir mi sangre fluir por mi cuerpo.

«¡No me jodas!»

Dije, luego moví mi cabeza y con mi boca le mordí la mano hasta sacarle sangre.

Me soltó, aquel cuchillo se me cayó y el hombre seguía aferrándose a mi brazo derecho.

Con mi brazo izquierdo libre decidí utilizar el cuchillo.

Le corté su miembro aquel hombre, el me soltó el brazo, ya que se agarraba su pene que colgaba, nuevamente se me había caído el cuchillo.

Lo tome con la derecha libre y con mis últimas fuerzas le clave el cuchillo en su estómago.

Con ambas manos comenzó a cortar su estómago hasta llegar a su esternón.

Luego de eso caí al suelo.

Aquel hombre se agarraba los intestinos y las vísceras, mientras se iba su vida.

—Mis piernas, mi brazo y mi mano se estaban recuperando.

Dos hombres llegaron al lugar.

—Capitán, acaban de avisarnos de la sentencia que iba a realizar Gabriel…

Yo escondí aquel cuchillo en la manga de la ropa.

Ambos hombres al ver a su capitán muerto me comenzaron a golpear con unas barras de metal.

Caí al suelo y ellos agarraron de las piernas y me llevaron arrastrando a otro lugar.

Sangre salía de mi cabeza y un dolor constante era presente.

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