La sala aparece parca, humilde, de paredes lisas, todo en blanco uniforme. Su iluminación, discreta, dependiente de dos únicos fluorescentes y de la diminuta ventana con barrotes del fondo. Este marco acoge una exposición de arte urbano, originales de diferentes disciplinas que incluyen pinturas, dibujos y grabados como genuina expresión de emociones y sentimientos. Son obras breves, efímeras, de amor, de odio, sentidas y sin sentido, que aúnan el insulto con la poesía, la amenaza con la fantasía. Con el azul y el negro como alma, la sencillez y la espontaneidad son sus características comunes y, sólo algunas, resultan abstractas. Los autores, en su mayoría, suelen esconderse tras seudónimos o anónimas simbologías.

Una muestra creativa que llevo admirando íntimamente durante años, cada vez que he necesitado acudir al servicio de caballeros de mi instituto.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS