Más sabe el diablo por viejo que por diablo

Estando internada por un tonto accidente doméstico en un estado de aburrimiento fatal, llega mi amigo Carlos antes de la hora de visita. Siempre hacía lo mismo decía que entraba con cara de médico! Y saludando a todo el personal. Así pasaba como “perico por su puerta”

Hombre entrañable, campechano, risa pícara, de esas visitas que deseas que nunca se vayan y siempre tiene historias y cuentos para narrar. Aún recuerdo sus métodos para espantar visitas indeseadas o en horarios inoportunos y que aunque bosteces no se dan por aludidos para la retirada.

Iban desde a) sacar un revólver en forma casual con argumentos libertarios sobre el derecho del individuo a ir armado para oponerse al monopolio de la violencia del Estado, decía que esa barbaridad, los aburriría y los espantaría al mismo tiempo. b) enseñar tu colección de power points que hiciste en el trabajo y de los que te sientes muy orgulloso, decía que al tercer click de ratón ya se irían sin esperar el segundo café , c) continuaba con tener a mano una horrorosa muñeca vestida de anciana con la cual debías fingir hablar delante de ellos «¿qué dices mamá? ¿qué les queme vivos? No, no puedo hacer eso!!!» En cuestión de segundos se habrán marchado; también decía que pedir dinero daba más miedo que lo anterior, era infalible y había muchos métodos, y el último era ..Sé tu mismo, si los anteriores han fracasado intenta hacer algo que nunca has hecho delante de los demás por un más que justificado miedo al rechazo…jajajaja… Este era Carlos. Obvio todo eso era en un rollo de broma, pero alguno se podría intentar. Ahora el cuento al que le he introducido variantes.