EL GATO SABE A CONEJO

EL GATO SABE A CONEJO

Favio

12/05/2021

En casa tuvimos un gato, fue el gato más gordo que vi en mi vida. Era flojo, holgazán, pero a pesar de sus defectos, era muy cariñoso y se ganó el corazón de toda la familia.

El gato al ser tan flojo, no cumplía su cometido, que era atrapar ratas. Que desgraciadamente aquellos repudiables roedores, infestaron mi hogar por casi un año, mi hermana mayor, ya estaba harta del gato, solo comía y dormía, era tan gordo que ya ni caminar podía. ¡Imagínate!

Un día, hartos y cansados del felino, mi hermana y mi cuñado, me pidieron ayuda para matar al gato. Yo obviamente me negué, pero eso no evito, que el sádico de mi cuñado, agarrara al gato, lo pusiera en una bolsa y lo ahogara en una tina llena de agua.

Cuando me entere me puse triste, el gato me agradaba, era gordo y adorable y amaba que me ronroneara en las piernas. Pero eso no es lo peor de todo  querido amigo. ― dijo aquel hombre del bar, luego de tomarse toda la copa de vino. Mi cuñado, que era un hombre vulgar y sobre todo, un demente como ningún otro, propuso la idea más descabellada posible, comerse al gato. Cuando escuché semejante sandez, no me quedó de otra, que reírme de ellos y llamarlos “locos”.

Aquel día tuve que ir a entregar unos papeles a un cliente. Cuando regresé a casa, muerto del hambre, fui a la cocina en busca de algo para comer. Entonces abrí el aparador donde mi madre siempre me guarda comida y encontré mi porción en un plato, lo calenté en el microondas y luego comencé a comer, estaba rico. 

Solo después de haber terminado de comer, me di cuenta, que lo que había comido no era conejo asado, sino,  gato.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS