Un día un hombre fue a visitar a su mejor amigo. Estaba desolado pues su mujer le había dejado, llevándose a su hijo consigo. No entendía por qué le había abandonado.

—Sabes, tienen todo lo que necesitan: una lujosa casa, un coche último modelo, mi mujer vestía caros vestidos y mi hijo iba al mejor colegio de la ciudad—le contó enfadado Agustín.

—Sí, ya veo. Pero tú ¿Ibas a pasear con tu mujer o pasabas mucho tiempo con ella?—preguntó su amigo.

—Pues, la verdad es que no…—respondió Agustín un tanto aturdido por la pregunta—mi trabajo en la empresa me hace dedicarle mucho tiempo. Soy el director de una renombrada empresa y me tiene muy ocupado.

—Y¿ jugabas con tu hijo cuando estaba en casa?

—Bueno, en fin, él podía jugar él solo. Seguro que no me necesitaba. Yo llego a casa muy cansado y lo único que me apetece es descansar. Me paso el día trabajando para que ellos tengan todo lo que necesitan.

—Agustín, te voy a contar una historia. Seguro que así aprenderás más a valorar tu tiempo…y comprenderás todo lo ocurrido.

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