Cerca a un pueblito, arriba en la montaña existió una casita de barro muy humilde, habitada por seis personas: el padre, la madre y cuatro hijos. En esa región las familias decidían tener muchos hijos con la teoría que entre mas hijos, mayor mano de obra para cultivar la tierra y recoger la papa. Adriana se llamaba la hija menor sus padres decidieron no enviarla a la escuela para que aprendiera la labor del campo. Cumplió ocho años y sus padres la dejaban solitaria haciendo sus quehaceres, y estaba en la cocina preparando el almuerzo, cuando de repente entro el hijo el señor de la casa mas cerca, era un muchacho de unos veinte años. Le cubrió la boca a la fuerza, logrando dominarla por completo y abuso de ella dejándole un grave dolor emocional y físico. Adriana se levanto del piso desconcertada por lo que había sucedido y lloro incansablemente durante muchos días, guardo el secreto para no generar venganzas y discordia entre los campesinos de la vereda. El domingo era el día de mercado en la plaza del pueblo, Adriana llevo un asno cargado de vegetales y frutas para vender. Efectivamente logro vender todo a las señoras mas ricas del pueblo. Se fue a la capital trabajo y estudio. En una carretera desolada, tres hombres degenerados y drogados la asecharon y violentaron hasta dejarla casi sin vida. Adriana decidió trabajar como prostituta . Abandono su trabajo que la hacia sentir menospreciada, y se vinculo a una fabrica textil. Culmino con honores su carrera en Derecho y se especializado en Derecho Penal. Hoy es una mujer de éxito que lucha por los derechos de las mujeres. Y forma parte de un a ONG en protección a todas las jóvenes de escasos recursos y que habitan en zonas marginadas.
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