Sigilosa, subió de dos en dos los escalones que la llevaba al desván. Un lugar oscuro, invadido por telarañas. El aroma a moho la sacudió. Pensó en las ratas, a veces las escuchaba corretear, y un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Pero ni el temor a esos roedores repugnantes la hizo desistir de su propósito. Quería conocerla, necesitaba hacerlo.
El haz de luz de la linterna que llevaba consigo lo descubrió. En un rincón, debajo de unas estanterías abarrotadas de libros y diarios empolvados la esperaba el arcón de su abuela y dentro de él, cientos de recuerdos: dulces, amargos, felices…trágicos.
Se arrodilló frente a él y lo abrió con aprensión y respeto. Dos polillas indiscretas salieron volando, probablemente asustadas por su intromisión.
La joven iluminó el interior. Su mirada voló hacia un vestido de tul y puntillas de un blanco amarillento, testigo del paso del tiempo. Lo tomó entre sus manos y sintió vibrar su espíritu. «¿Qué secretos se esconden entre tus pliegues?», pensó taciturna. Con sumo cuidado lo depositó sobre una silla desvencijada.
Continuó hurgando. Frascos de perfume vacíos, una caja de terciopelo rojo. Lentamente levantó la tapa y un ramito de violetas secas la sorprendió. Temió que se desintegrara y la cerró con prontitud.
Más allá, otra caja más pequeña de madera repujada. Una bailarina se asomó ejecutando deliciosos pasos de ballet al son del Vals de las Flores de Tchaikovsky…¡cuántas veces su abuela se refirió con amor a esa cajita musical y ella nunca le prestó atención! «Cosas de vieja», pensaba.
Su abuela quería acercarse a ella, hacerla cómplice de su historia, una maravillosa historia de amor trunca por los caprichos del destino. Ella, enroscada en su necedad, se había negado a ser su confidente. ¡Tarde reconoció su error! Su abuela ya no estaba.
«Perdón abuela, perdón por haber sido tan fría, por no haberte demostrado mi cariño. Fui una tonta.» Palabras que le brotaron del alma en el lecho de muerte de la anciana. Una serena sonrisa la absolvió. Aferrada a su mano, partió hacia la eternidad.
«Su diario tiene que estar por acá…¿dónde?, ¿dónde?». Apartó revistas de moda de los años cuarenta y cincuenta, cartas y fotos color sepia hasta que lo encontró.
«Por fin», lo abrazó con fuerza esperando encontrar en ese abrazo la calidez de su abuela.
Miró a su alrededor buscando donde sentarse. Un sillón destripado la llamó desde un recoveco. Se acomodó y con reverencia abrió el diario de su abuela, un simple cuaderno con tapas de cuero oscuro.
El dibujo de un sol naciente presidía la primer página, debajo una frase en húngaro que la hizo sonreír: «Donde entra el aire y el sol, no entra el doctor.»
Cuantas veces la escuchó de boca de su abuela. Por las mañanas, las ventanas de su habitación siempre estaban abiertas, aún en invierno.
_ Madre, va a pescar una pulmonía_ protestaba mi papá.
_ Hijo, «donde entra el aire y el sol, no entra el doctor»_ respondía convencida.
Aliviada por comprender el idioma,que con tanta paciencia se lo enseñó su padre, continuó leyendo.
Somogy, Hungría, Marzo de 1913
Amo mi pueblo, de verdes lomadas y cielo prístino. Amo los veranos, cuyas tardes cálidas nos invitan a nadar en las plácidas aguas del Lago Balaton que corre cerca de casa.
No somos ricos, pero tampoco pobres. Nuestra granja se dedica al cultivo de la vid y nos va bastante bien.
Gyula, mi hermano mayor, aborrece cultivar la tierra, prefiere dedicarse al dibujo. Todos los domingos desaparece para regresar bien entrada la noche con una pila de bosquejos en carbonilla que me asombran por su perfección.
Mi padre lo regaña, a él no le importa. Adora dibujar, es su pasión, es su manera de plasmar sus sentimientos. Gyula, mi adorado sinvergüenza.
¡Y qué decir de Ferenk!, un pequeño piel de Judas de diez años que con sus desopilantes travesuras enloquece a nuestra madre.
Estoy agradecida al Cielo por mi familia. Me siento amada y protegida.
12 de Abril
Hoy fui hasta el pueblo por víveres. Cuando salía cargada de bolsas, alguien me llevó por delante. Mi mal genio se desató y empecé a maldecir hasta que me topé con unos ojos grises, tormentosos, que me hicieron trastabillar. Me sostuvo con gentileza y con insistencia me acompañó cargando las bolsas.
Durante el camino casi no hablamos: yo, avergonzada por mi terrible temperamento y él, cohibido. Nos despedimos, apenas intercambiamos nuestros nombres…»Ethel,¿y tú?…Francis.» La invitación surgió espontánea. «¿Aceptarías venir a tomar el té mañana por la tarde? Es mi manera de agradecer tu ayuda.»
De dónde saqué el valor para semejante propuesta, no lo sé. Para mi sorpresa, él aceptó. Yo, feliz.
13 de Abril
Me gusta este hombre. Respetuoso, simpático. A mis padres parece gustarles. Al despedirse me propuso una cita. ¡Miles de campanas tañeron en mi corazón!
16 de Abril
Caminamos orillando el lago. Me toma de la mano. Me apoya contra su cuerpo y …¡me besa! Mi primer beso, me siento en las nubes.
18 de 0ctubre
Francis me ha pedido casamiento. ¡Vuelo de alegría!
23 de Noviembre
Fijamos fecha para nuestra boda. Será el 10 de Septiembre de 1914.
24 de Diciembre
La mejor Nochebuena de mi vida, rodeada de mi familia y junto al hombre que amo.
18 de Marzo de 1914
¡Que lento pasa el tiempo!¿Qué sucede que los días no vuelan como vuela mi deseo por alcanzar el día de mi boda? Este sentir que me abruma me recuerda unos versos de Shakespeare:
El tiempo es muy lento para los que esperan
Muy rápido para los que temen
Muy largo para los que sufren
Muy corto para los que gozan
Pero para los que aman, el tiempo es eternidad.
16 de Mayo
Ferenk nos descubrió besándonos. A partir de ese día no se despega de mí. «Tengo que cuidarte Ethi,¡poco me gusta ese muchacho, ¿quién se cree qué es para besarte?» ¡Hermanito celoso!.
13 de junio
Hoy fui con mi madre a la tienda de la señora Agnes para elegir las telas de mi vestido de novia. Pasamos la tarde entre sedas, tules y puntillas.
20 de Junio
¡Que ternura! Francis apareció con una canasta repleta de flores. Una tarjetita escondida entre las begonias decía:»Un beso tuyo es más dulce que la miel.»
18 de Julio de 1914
Mi mundo tiembla. Se declaró la Gran Guerra y ¡Hungría participa en ella!¡Dios mío apiádate de nosotros!
12 de Agosto de 1914
Es un día helado para mí, a pesar de la tibieza del sol que se derrama generoso sobre mis tierras. Mi corazón agoniza; mi sueños, extraviados.
La jornada comienza como de costumbre. Mamá en la cocina preparando el desayuno desde muy temprano: huevos revueltos con panceta, pan casero, mermelada de frutilla y café, leche recién ordeñada.
Desde mi dormitorio escucho a mi madre rezongar:
_ Haraganes, ¡a la mesa! El desayuno se enfría.
_ Mujer,¿qué es este griterío tan temprano?_ acusa sin malestar mi padre, siempre de buen humor.
_ Elek, mi amor, estos hijos tuyos me están matando. Nunca están a tiempo…
Gyula, Ferenk y yo aparecemos con una disculpa por la tardanza. Entre risas y protestas terminamos de desayunar.
Un golpe en la puerta interrumpe nuestra conversación. Es Francis que me sorprende con su visita en un horario inusual.
Me roba un beso antes de que nos viera mi padre. Algo anda mal, lo leo en su rostro.
_ ¿Qué sucede mi amor?, te noto preocupado_ le pregunto con temor.
_ El Ejército me llama a formar parte de sus filas. Parto dentro de dos días a Budapest y de allí a Italia…no sé más.
_ Pero c…como, si falta menos de un mes para nuestra boda.¿Es una broma, no?_ siento que me asfixio.
Francis me abraza y escucho que le dice a mis padres:
_ Rusia se ha aliado con Serbia. Es inadmisible que se apropien de los Balcanes…
_ Pero, y ¿nosotros?_»que me importa a mí la Patria, sólo me importas tú», pienso.
_ Cuando regrese nos casaremos.
_ No me amas Francis, no me amas_ le escupo con rabia.
_ ¿Cómo puedes decir semejante necedad? Te amo más allá de mi propia vida, pero no puedo ni debo permanecer ajeno al llamado de la Patria.
_¡Vete, que te maten!_ el miedo me atenaza.
Recurro a las caricias de mi madre para apaciguar mi furia.
Las últimas palabras de Francis ese día fueron:
_ Nada va a pasarme querida. Esta guerra no puede extenderse mucho, ya verás…
14 de Agosto
Con un pañuelo lo saludo mientras pasa a mi lado en una camioneta que lo lleva a un destino incierto. Mi corazón llora lágrimas de sangre.
10 de Septiembre
Hoy sería mi día soñado, hoy me casaría con el hombre que amo más allá de la eternidad. Estoy encerrada en mi habitación, no quiero a nadie a mi lado con consuelos huecos. Abrazada a mi vestido de novia me estremezco leyendo unas rimas de Bécquer:
«El amor es perfume, y es néctar y es veneno;
es camino de rosas y es camino de cieno;
es un rayo de luna besando un corazón…
el amor es la flecha que nos causa la muerte y tiene el privilegio de la resurrección».
¿Resucitaremos Francis o esta maldita guerra nos engullirá a ambos para desaparecer en el Hades?
10 de Diciembre
Sin noticias de Francis. En el pueblo comenzamos a experimentar los estragos de la guerra: escasez de alimentos…miedo…mucho miedo.
23 de Diciembre
Una nota debajo de la puerta me hiela la sangre. «Francis». Alivio y alegría, dos sentimientos conjugados. A la estafeta del pueblo llegó una encomienda a mi nombre desde Alemania. Sin despedirme de mis padres corro enloquecida al centro de la ciudad.
Suena una sirena. Alguien me arrastra hacia un túnel. «¡Nos están bombardeando!». El corazón me galopa desquiciado.
El ruido ensordecedor enmudece de repente. Vuelo a mi casa. ¡Nooo! Todo destruido. Mi madre, mi padre, mis hermanos…¡muertos!
25 de Diciembre
Despierto en una tienda de campaña. A mi lado, Ilonka, mi vecina. Sin mediar palabra pone entre mis manos un paquete. Es mi diario. «Lo encontré entre los escombros», dice llorosa.
A lo lejos unos niños cantan un villancico. ¡Que ironía! Bendicen a un Dios sordo al dolor.
27 de Diciembre
No sé donde ir. No tengo casa, no tengo familia. Sólo conservo la encomienda de Francis. La abro y encuentro una carpetita bordada que dice «QUE DIOS TE ACOMPAÑE HASTA QUE NOS VEAMOS». No sé si reír o llorar.
Entre las ruinas de mi casa encuentro la cajita musical de mi madre. Un milagro que me consuela.
Una vecina bondadosa me acoge en su casa.
18 de Enero de 1915
Una daga atraviesa mi alma. Francis ha muerto en batalla. No puedo llorar, estoy seca.
3 de Mayo
En el mercado me encuentro con Ilonka, mi amiga de la infancia. Viaja a América y me entusiasma a acompañarla. La idea no me parece descabellada, tengo algunos ahorros, quizá…
11 de Noviembre
¡Por fin suelo argentino! El viaje se transformó en una pesadilla de hacinamiento, malos olores, frío y hambre. Me mantiene en pié mi deseo por comenzar una nueva vida lejos del horror de la guerra. Francis, mi primer amor, jamás te olvidaré.
Ana se decepcionó. Las siguientes hojas estaban en blanco. Se quedó con ganas de más, más de ese amor secreto que su abuela compartía con ella atravesando la barrera de la muerte.
Al levantarse del sillón, un sobre voló de su regazo al suelo. Lo abrió con curiosidad. Leyó su nombre: Édes Anne, «dulce Ana», siempre estarás en mi corazón.
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