Hace algún tiempo, tuve la posibilidad (y suerte) de conocer a una persona a la cual la sociedad rotula como «sorda», por ende «muda». Digo posibilidad y suerte; porque entendí que la expresión y comprensión no sucede solo por palabras habladas, por mensajes de texto.
Cuando conocí a esta persona mal rotulada; me llené de sus expresiones, que brotaban de sus ojos y sonrisas, sus manos a mucha prisa me relataban como pasaba sus días, muchas veces en soledad, y otras tantas, acompañadas por conversaciones que solo vivían en su mente.
Y así fue como lo comprendí, expresar es transmitir lo que somos, lo que nos pasa y lo que nos atraviesa. A veces hablando audiblemente y otras, con el cuerpo en movimiento.
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