Pasaron varias horas de locura caminando. Al doblar en una esquina, se impone un majestuoso Dragón dorado con un inmenso corazón latiendo en su mano extendida. Abro y cierro los párpados varias veces. Impetuoso, sus escamas brillan alumbradas por el sol, su luz nos envuelve en una dorada burbuja mágica. Como en los cuentos de hadas, enorme casi de cincuenta metros de alto, con garras de león y gigantes alas emplumadas de águila. A su lado, parezco diminuta. Lo miro desde abajo, y él tan poderoso, se arrodilla ante mí.
-Te ofrezco mi corazón, princesa.- dijo con su voz luminosa
-No es cierto. ¿Quién sos? – respondo
-El poder fascinante e hipnótico de la mirada de tu serpiente me atrapó. Soy tu Dragón. El corazón que esperas para emprender el vuelo mágico liberándote de la maldición del Diablo.
-Pensé que nunca vendrías por mí. Necesito una prueba. Solo una. Dame un beso.
-Te lo daré cuando subas a mis alas y comencemos a volar.
El Dragón abriendo su enorme boca deja salir una fantástica llamarada de fuego, que fluye en un beso apasionado, acompañado de un conjuro mágico. Un hechizo de amor para que los sueños se hagan realidad.
Diablo, Demonios, Espíritus maléficos
Con estas palabras de fuego
Quedarán purificadas todas las maldades
Liberando nuestro cuerpo y alma
Que unirán sus rojos corazones
En amor eterno e indestructible
Me trepo a sus alas. Despegamos, su vuelo en círculos me hizo flotar. Ascendimos, bajamos, picamos. Espirales sin parar inmersos en una lluvia torrencial de estrellas de múltiples colores y sabores, fuegos artificiales explotan en el cielo. Con sus brazos rodea mi cuerpo, como si fuera un instrumento musical, recorre con sus manos cada rincón, sin pausa, sin prisa, uniendo los pedazos rotos aún en carne viva. Con la suavidad de sus dedos, mágicamente me rearma. Brotaron unos dulces Do, La, Si… mezclados con burbujas de amarillos, naranjas, blancos. En un eterno abrazo nos abrimos, vibramos, y maravillosamente nos transformamos en la más bella melodía que se ha escuchado en los cielos.
Magia, sólo Magia…
Vuelo inesperado con el Hijo del Cielo, El Príncipe, el Dragón dorado. Logramos el triunfo sobre el Diablo.
-Yo no existo- dijo.
-¿Cómo? Acabamos de elevarnos en un éxtasis cósmico.
-Cuando cierres los ojos, desapareceré. Solo soy producto de tu imaginación. Te doy mi corazón. Cuando me necesites cierra los ojos y allí apareceré. Te quiero.
-Yo también. Pero puedo quererte sin tenerte. Hemos volado juntos. Guardo tu noble corazón como el tesoro más preciado que poseo. Me liberaste de las tinieblas del laberinto, y las fibras de los demonios. Con tus manos me rearmaste, con tu boca me besaste, me devolviste la vida y el amor.
Desde ese entonces, cada noche cierro los ojos en mi cama, y me sumerjo en las profundidades del mar. Las enormes olas suben y bajan, me acunan en su luminosidad dorada, haciéndome nadar una vez más en aquel inolvidable, cinematográfico y exótico beso mágico.
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