Entre la vida y la muerte (Besos de película)

Entre la vida y la muerte (Besos de película)

Aldebarán Elías

09/03/2021

Ese día asumió que se iba a morir. La disfonía que, esporádicamente, no lo dejaba hablar bien desde los 12 y los dolores de casi un año, llegaron a ser un mal de costumbre con el cual había aceptado vivir, mas no un problema que se resolviera con la muerte. << ¡Cómo es que no me encontraron esto antes!>>, espetaba mentalmente.

Tenía los nervios desnudos frente al espejo, nunca había estado con una mujer, mucho menos con una puta. Sin embargo, tuvo la certidumbre de que una de las ventajas de saber que se iba a morir, era que ya no tendría resquicios para futuros arrepentimientos. Así que, era ese momento, no otro. Y aunque no pudiera, intentó no pensar en el 70% de esperanza de vida que le dieron respecto al avanzado cáncer de laringe, ni en su familia que aún debía estar buscándole. Decidió salir del baño con la ropa puesta.

Cuando encendió la luz y se sentó en la cama, de soslayo vio desaparecer la penumbra que cambiaba los canales del televisor. Se percató del lunar (negro como el pelo) que ella tenía en el lado izquierdo de la nalga, pronunciada por una brasilera morada.

Esta película me gusta… ¿Por qué no escogiste —de la página— a otra en vez de esta gordita? —Dijo Margarita, sentándose junto a él.

—No sé —Julio se apartó tímido hasta la ventana del cuarto de hotel barato.

— ¡No, please, no me gustan las ventanas!… Por eso le puse una cobija… tampoco me gusta que me toquen los pies o tocárselos a alguien… no sé por qué —Margarita empezó a tocarse los senos y Julio, arrobado, vio esos pezones rosados acercándose—. ¿Cuántos años tienes? —Ella se saboreaba los labios, acariciándole cerca de la entrepierna. Julio no la miraba.

—Diecio… —cada palabra le dolía, la voz se le quebró.

—18 —mmmm, Margarita le sobaba la erección que se le marcaba en el pantalón, lo iba a desabrochar, pero…

Tocaron a la puerta, Margarita se apuró a abrir. Era la recepcionista del hotel.

—Usted dijo que no se iba a demorar, ya se acabó mi turno y mi marido ya vino a recogerme —Margarita le pasó 20 mil y cerró.

<< ¡De quién es ese bebé!>>, Julio quiso reclamar, pero había entrado en un episodio de afonía y pánico. Margarita le metió la teta al niño, quien lloraba, y le cantó hasta dormirlo.

Julio estaba parado como sosteniendo la pared.

—También he tenido ataques de pánico… Nunca he estado con un negro —susurró en tono de confesión y le quitó la ropa hábilmente—. Perdón por el niño, no encontré con quién dejarlo —Julio vio engrandecerse las pupilas de los ojos azules de Margarita—. ¿Te puedo besar? —dijo ella, le besó los pies y al subir, en cierto punto, Julio dejó de sentir las piernas… Luego…— No te vas a morir —Julio peló los ojos, él no le había dicho lo del cáncer para que ella mencionara eso—. ¿Te puedo besar?… Soy…

—Margarita —quiso responder Julio. 

—…La Muerte —dijo ella… y… Julio la besó.

Noviembre, 2020


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