Hay un momento mágico en el que una mano sujeta otra mano y el silencio se llena de emociones, como si las palabras tuvieran la intención de penetrar a través de la piel, con un pulgar dibujando espirales en una palma prisionera que quizás no consiga evitar el temblor. De la misma manera hay un momento mágico en el que las palabras rompen las distancias y miles de kilómetros se disuelven entre una sonrisa y un escalofrío.
Hay besos que traspasan los espacios. Besos capaces de nacer y latir y quedarse a vivir debajo de los párpados.
Imagina que ocupo el otro lado del sofá. Imagina mi cara de ¡Dioooos! oyéndote educadamente contándome la historia de ese perrillo abandonado, de la lluvia de ayer, de cualquier cosa, de toda esa magia que tus ojos son capaces de ver y yo casi nunca entiendo. Imagina que sonrío, como te gusta que sonría, que cojo tu cara entre mis manos y que me acerco muy despacio, me miras hasta que tus ojos se incrustan en los míos, luego los cierras y tu cara, anidada en mis manos, se inclina, se ajusta, me acerco más y más y envuelvo tus labios con los míos, te muerdo, te estrujo, te chupo, te bebo… porque tener tus labios es tenerte. Tú te dejas hacer hasta que hay un momento en que tu boca tiene hambre de mi boca y no se sabe ya qué labios son de quién, las lenguas se contorsionan entre las salivas mezcladas, se buscan, se alejan, recorren cada milímetro de ese espacio mojado y cada una es un mundo, una avenida de dientes que se dejan recorrer y que muerden, paladares como universos donde viajar sin prisa… imagina el sabor de tu aliento y mi aliento mientras tus manos, cómo no, esas que no has educado para que se estén quietas, empiezan a rodar por donde te apetezca, complementando este beso que nos estamos regalando, seguro que una empieza a resbalar por mi cuello y luego sube por la nuca hasta la cabeza, como trazando un camino perfecto, bajarás por mi cara y tus dedos terminaran uniéndose a ese beso, a la barbilla, al borde de los labios, y como tú no sabes vivir sin expresarte, habrá un momento en que sacarás un poquito tu boca de mi boca para nombrarme casi sin dejarte oír, alargando la vocal más precisa y yo no dejaré que te separes, te atraeré más fuerte, te besaré las esquinitas de esa boca tan llena de mi boca, puede que cierre los ojos, que te diga mi niña, que deje que mi mano empuje tu cabeza hasta mi pecho y entonces nos quedaremos callados, respirando despacio como si el mundo hubiera vuelto a aparecer y luego nos separaremos despacio y a lo mejor deberíamos ir a comprar un helado…
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