Fábula de besos y cuchillos

Fábula de besos y cuchillos

Mucho tiempo esperó para convertirse en beso.

Pasaba de la lengua al pensamiento con la prisa atareada de la revisión exhaustiva. Para que nada quedara fuera de lugar cuando llegase el momento. Ser parte del primer beso. Su deber era prepararlo todo al punto.

Como un beso es la unión de dos factores para su total realización, continuó esperando y alargando sus paseos laborales.

Un día que andaba por la zona del oído, escuchó decir que había besos que más que besos eran cuchillos. Y se preocupó de que su tarea fuera a malograrse.

Comenzó a documentarse sobre el tema. Y conoció de Judas, de la mafia siciliana y de las viudas negras. De traiciones enmascaradas tras el ingenuo placer de un beso. Se convirtió en todo un especialista de la materia. Sin renunciar a su quehacer diario, continuó explorando el porqué de aquella frase que intercalaba besos y cuchillos. Un día llegó la eclosión tan esperada.

Desde el portal de una mirada se dio cuenta de que aquellos labios de muchacha que ahora sonreían eran la crisálida, los portadores de su otra parte. Llegaban tiempos de gestación. Al fin, realizaría su primer aporte a la posteridad. El primer beso. Llegó el momento, y era de noche. Se sentía como colegial el día del baile de graduación. Y es que lo era.

Se prestó en cuerpo y alma a dar el primer paso. Antes, había mantenido a raya los suspiros, dado ritmo a la respiración (tan fatigada) y recordado a la lengua movimientos, de antemano convenidos, practicados.Cerró su mente para dejarse llevar por el éxtasis. Y se lanzó de lleno al primer beso.

Eso sí, siempre receloso, vigilante, porque había escuchado decir alguna vez, que detrás de cada beso puede haber escondido algún cuchillo.

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