CAPÍTULO 6

EL PRIMER BESO

Salimos de la discoteca, a partir de aquel momento se hizo costumbre salir juntos. Son las 4:00 de la mañana. Los chicos están algo pasados de copas, el furor les empuja a querer seguir la fiesta, pero en este lugar donde se vive una permanente austeridad no es tan fácil conseguir bebidas alcohólicas y menos a las 4:00 de la mañana. Yo en realidad ni me preocupo por eso, no tengo ese hábito, si acaso un par de cervezas o una copa de vino… no hay ningún establecimiento comercial abierto de madrugada, pero ellos son inventivos y no pretenden quedarse con las ganas. De repente una botella de algo que la verdad yo no tengo idea que es. Sacamos frazadas y sentados en el piso fuera del cuarto, sin poder hablar alto, mucho menos reírnos…

Son las 5:00 de la mañana y Nóa, que es bueno conquistando quiere que veamos las fotos de su familia, a esta hora lo que menos quiero es ver fotos, pero es una buena excusa para el primer beso de amor. Mi corazón palpita con tanta fuerza que creo que se me saldrá del pecho. Él lo quiere y yo también. Temo que a él no le gusten mis besos, se acerca con suavidad y dulzura, fue corto y a mí me gustó, pero no me encantó. Temo que quiera repetirlo y que se despierte la llama de la pasión que ha estado adormecida, durante tanto tiempo… pero en el fondo anhelo que me pida otro beso, que deje la puerta entreabierta para un abrazo tierno, pero aquel primer beso fue tan corto y rápido, que me confundió, no sabía si deseaba repetirlo o salir huyendo.

Es que Nóa no es malicioso y si me invitó a ver las fotos de su familia fue con una intención sincera, él sólo quería que conociera su mundo, lo más preciado para él y aquel beso sucedió sin planearlo, y la verdad, no fue el motivo para desear muchos otros. Hablaba de los suyos con tal deleite que me hacía transportarme extasiada a un viaje que me envolvía en una realidad totalmente desconocida.

El beso no me gustó, pero aun así logró conquistar mi corazón. Tal vez aquel beso fue el intruso que cortó la inspiración de un sublime relato. Fue corto e inquietante y propició un distanciamiento físico inmediato por lo que optamos por retornar al grupo. Tratamos de disimular, pero no era posible, todos sabían lo que había pasado, por lo menos creían saberlo. No creo que nos hayan visto, llegué a pensarlo, pero que importa si nos vieron o no, yo lo viví, yo lo sentí y eso es lo que verdaderamente importa.

El beso no fue de mi agrado, debí hacerles caso a mis instintos…

Se cruzan nuestras miradas, el roce de nuestra piel se da ocasional y accidentalmente, así quiero creer, tratamos de ser discretos y los demás respetan nuestra discreción que nos sofoca, pero continuamos como si nada.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS