El espejo de los sentidos

El espejo de los sentidos

Ana Hopi

15/03/2021

Se acomodó delante del espejo y se miró.

Las dos marcadas arrugas forjadas por miles de risas que enmarcaban su boca, le recordaron sus momentos más felices.  Acarició sus finos labios decolorados por el tiempo,  quizás gastados de tantos besos regalados.

Continuó contemplando su rostro, ahora se detuvo en su respingona nariz, cerró los ojos, inspiró profundamente y percibió el olor de su vida. Entremezclado, el olor intenso del mar cantábrico, el aroma del chocolate de su abuela, la fragancia de su ramo de novia y el tierno olor a bebé que impregnaba la casa  cuando  llegó su pequeña; entonces, le resbaló una lágrima de melancolía. 

Luego llevó la mano, aún firme, a su cara y palpó suavemente la intrigante cicatriz de su pómulo izquierdo, que aun supura angustia, se estremeció recordando aquel maldito día, sintiendo el mismo dolor.

Siguió estudiando su reflejo y ahí encontró escondido un granito pegado a su nariz  transportándole, en esta ocasión,  a su rebelde e idealista adolescencia y sonrió. Analizó, con detalle, su amplia frente salpicada de manchas y surcada por profundas líneas paralelas casi perfectas. Ahí, paró un poquito más e imaginó a su mente intentando acomodarse.

Mientras se observaba y rememoraba su larga vida, reparó en los antiguos pendientes de esmeraldas que columpiaban de sus orejas y que generación tras generación, lo hicieron en todas las mujeres de la familia. Se los comenzó a quitar lentamente pensando que era la  hora de confiárselos a su hija. A la vez que  desnudaba  sus pequeñas orejas,  comenzó a escuchar la sinfonía de su vida; música, llantos, risas, mentiras, verdades y grandes secretos que sabe que se irán con ella.

Rodeando su menuda cara, unas pinceladas de fino cabello blanco le recordaron su edad. Se miró a los ojos, hermosos ojos del color de la miel y de mirada profunda. Siempre  sostenidos  por bolsas cargadas de lágrimas, dispuestas a brotar cuando sea necesario. Se sorprendió porque en su mirada, estaba esa chispa de vida aún encendida.

Se puso de pie y acercó su rostro al frío espejo, hasta sentirlo en la nariz. Intentando ver más y en su pupila se vio ella reflejada…

Y se besó.


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