Son las cuatro de la tarde, el cielo de tono grisáceo sin nubes , triste con algunos rayos muy tenues de sol, amenaza con oscurecerse completamente, solo la humareda saliendo de las chimeneas delata la presencia humana, el silencio es total, las calles siguen desiertas, aquí siempre están desiertas, a lo lejos en la autovía pasa un vehículo, parece ser una ambulancia,pero pueden ser los bomberos,la policía cualquier entidad del gobierno, Diego y Rosa escuchaban la sirena varias veces en el día en aquellos meses de marzo a abril al principio se sobresaltaban, se miraban temerosos después por esa chispa de alegría que siempre acompaña a las personas con fortaleza y fe y dispuestas a afrontar retos, elegieron vivir y la templanza los envolvió junto con la fuerza de voluntad y la oración :
– ¿Mañana vas a la capital?
– ¡Si, muy temprano.
-ya planché tu ropa para mañana te voy a dar la lista de la compra .
En una palabra optaron por la morigeración, él en su teletrabajo y ella en sus clases on line, todo el tiempo libre fue para ellos, para engrandecer su amor, para amarse plena y totalmente, sexo en todos los sentidos, tántrico , el sexo de los mil orgasmos, el tantra la medicina para un sexo feliz, estaban recién casados y no iban a dejar que un virus les arrebatara el disfrutar de ambos. La iglesia a lo lejos da el frente a todas las ventanas del pueblo con su posición privilegiada, domina los cuatro puntos cardinales de la villa, el maestro todavía vigila su rebaño, hoy es casi un año después del comienzo de la pesadilla colectiva los pájaros no han revoloteado en la terraza buscando semillas como ayer desde las nueve de la mañana hasta el mediodía, desde la coclna Rosa les veo y corría a buscar una bolsitacde frutos secos para alimentarles un poco , es el clima tan frío , comienza a caer la escarcha es el inició el invierno, todo está tan quieto, los árboles mudos, callados, algunos conservan su follaje y otros como los cipreses se desnudaron desde el otoño, Diego no sabe si es paz, armonía o la rutina del campo, o todo junto pero aqui ellos sienten una gran tranquilidad, han vivido en una niebla de incertidumbres desde antes de diciembre del 2.019 , sobre todo Diego quien siendo periodista tuvo de primera mano y antes, noticias cien por ciento verídicas de la pandemia,cuando los chinos no hablaban del mercado y la ciudad de Wuhan y mucho menos del pangolín y los murciélagos y Xi jiping ponía cara de culpable, sus fuentes confiables no le fallaron es más hablaban, gesticulaban, miraban con un aire solemne o un dejo de preocupación, de gravedad, para ese entonces todo era un torbellino de dudas, afirmaciones a medias, hasta mutismo de algunos y confabulaciones de otros, trampas, complicidades, caos en una palabra. Por ello Diego no quiso aplazar más su matrimonio, lo hizo ya una vez por la compra de la casa en la villa y no se arrepiente, es agradable vivir aquí incluso en estas circunstancias , pero no va a esperar más, el primer día laboral en el Registro Civil del innombrable 2020 agarró las actas de nacimiento de Mariana y la suya, las identificaciones de ambos y dos testigos de sus más allegados colaboradores fotógrafos y firmaron, ella preciosa en su traje color crema que enmarcaba su linda silueta él en un traje azul, ya sabía lo que venía pero no iba a dejar de vivir, ni de sentir, ni de amar a la mujer, amor y pasión de su vida ni ella a él :
– ¿No te importa que sea así, fuímos al Registro y ya?
– ¡Diego qué vamos a esperar, lo qué importa es el amor!
Así es se casaron solos avisaron por videoconferência y el virus, tan letal los acercó mucho más, al principio Diego dormía en un sofá que tienen en su habitación durante los meses de calor luego Diego a mediados de otoño empezó a dormir en la cama con Rosa, venciendo un poco el miedo un tanto irracional a lo desconocido, pasaron los meses llegó el verano fueron a la playa, con menos frecuencia que normalmente llegaron al otoño unos días calientes otros fríos hasta que llegó el invierno. Este natal fue diferente, visitaron a los padres de Rosa en un sector cercano a la capital, se colocaron dos mesas para la cena, en total seis personas los padres, los hermanos de Rosa y Diego, la chimenea encendida y con pequeños detalles de navidad comunicaba alegría dicembrina, y un inconfundible olor a cedro, a calidez,a hermandad, el árbol navideño con sus luces doradas, plateadas, verdes y rojas transmitía un sentimiento no esperado de unión y felicidad:
– ¡Venció el amor, la noche de villancicos y los videos de navidades en mejores circunstancias,damas y caballeros brindemos! Dijo Diego abrazando a Ana.
Cuando llegó la hora de los regalos fue agradable a pesar de las restricciones y de las mascarillas el momento del intercambio, hubo gran acierto en los presentes libros, vinos, maquillaje, prendas de vestir:
– ¡Te acordáste son mis zapatillas deportivas favoritas! – Gritó de alegría el hermano menor de Rosa, Guillermo.
-¡Son de la nueva colección, te gustan! – Dijo Ana emocionada sin poder abrazarle y darle un beso a su hermano pero su sonrisa lo decía todo.
En la madrugada volvieron a la villa hicieron el camino entre almibaradas canciones de navidad y un abrazo interminable, un gran lucero se veía por todo el camino como escoltándolos a casa:
-¡ Ves allá querida, es la conjunción planetaria, la estrella de Belén!
-¡Es muy hermosa amor, pidamos salud, seamos más amorosos con el prójimo, amemos la naturaleza… Por qué queremos destruir nuestro mundo? Lloró tristemente.
-¡Hay qué tener esperanza Rosa, el mundo va a despertar! Y la abrazó y dentro de él despertó el luchar por la verdad.
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