Félix Cuevas, Colonia Del Valle

Félix Cuevas, Colonia Del Valle

jorge aldo Jurado

15/12/2020

Un hombre mayor camina con paso cansino. Parece que se ha olvidado de algo, hasta de sí mismo. ¿Por qué siempre usa bata blanca? Ya se sabe que es médico, pero ese detalle es irritante para su esposa,  aunque se vuelve intrascendente cuando la muerte llega.

-¿Cómo es el nombre de esa calle?

Silvano sigue caminando, enfundado en su infaltable bata blanca, sobre la Avenida Félix Cuevas, Colonia del Valle. A pesar de estar a sólo 800 metros, no puede volver a su casa. Ha olvidado el nombre de los más cercanos, para qué sirven los utensilios cotidianos – las llaves, el tenedor, el vaso-. Ahora, el último avance de la demencia senil le impide recordar el nombre de la calle que transitó desde niño.

Camina por toda la larga avenida. De pronto, un hombre aún joven, le grita desde el otro extremo de la calle:

– ¡Papá!

-¿Es a mí? Contesta el hombre enfundado en su bata blanca.

El hombre aún joven lo alcanza, aliviado del susto que le dio su viejo. Tan sólo lo descuidó un momento y el hombre salió, harto de ser un lisiado de la memoria, recluso de una pandemia que no puede comprender. Y el hombre aún joven se remonta a un recuerdo que no es suyo, sino de su madre, la que se irrita de que el viejo siempre use bata blanca. Pequeño, muy pequeño, no quería dejar que su padre fuera a trabajar. Y le gritaba:

-¡Papa¡

Silvano, entonces joven médico, le miraba entristecido:

-Ya me voy, hijito.

Y el pequeño, ahora un hombre aún joven, lo miraba con infinita tristeza. El médico apenas podía salir de su casa sin que el corazón se le estrujara. Hoy día, Tampoco tiene permiso para salir a la calle. El hijo le retiene, camina del brazo por la calle que recorrieron juntos incontables veces. De pronto, en uno de esos deslumbrantes momentos de repentina claridad, el viejo retoma el buen ánimo:

-¿Cómo está tu esposa, hijo?

– Padre, yo no tengo esposa.

-Ahh…¿Y tu padre, cómo está?

-Yo soy tu hijo, padre.

– Entiendo, ¿y cómo está tu esposa?

– Que yo no tengo esposa, soy soltero.

-Nooo, el que es soltero es mi hijo. No tú.

Y el hombre aún joven sonríe con tristeza. Ante la ironía del destino de un hombre de otrora célebre por su memoria, no puede mas que sonreír por un hombre que ahora se ha perdido en las calles y en las palabras.

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