Un día a la vez.

Un día a la vez.

Desde hace algún tiempo, quizás más de lo que parece he notado como mi cuerpo ha cambiado. Mis hábitos no son los mismos, al levantarme de la cama, asearme, preparar el café, el desayuno, servir, desayunar, hacer el almuerzo, almorzar, y cenar, para al final del día dormir. Algunos años atrás no pensaba en el día a día, cómo se presentaran las actividades las realizaba, todo eso cambio con la situación tan grave de economía familiar que nos ha tocado vivir.

Las acciones fueron tomadas en la medida que podíamos, nunca han sido suficientes, planificamos un día a la vez, pero, igual siempre cambia. Cuando pienso que todo mejorara, llega el caos, allí comienzo nuevamente a soñar despierta, “si tuviese esto, si esto se diera, si alcanzara aquello…” así se pasan las horas.

La electricidad fallo nuevamente, sin saber cuántas horas estaremos sin ella, aprovecho para recrear mis pensamiento y planificar con lo que creo vendrá. El agua no ha vuelto, debo economizar la que tengo, esperando que llegue clara y sea potable, desde hace días está saliendo de las tuberías  tamarindo, me río al saber los memes y chascarrillos que se han creado con la novedad. Algo ha de entretenerme, o tomo el libro que estoy leyendo para recrear mi mente y sacar mis pensamientos del día vivido.

No es nada fácil, luego de haber tenido una vida de estudios, trabajos y darte gustos por tus esfuerzos y los compartidos, caer en el foso de la economía, acostumbrarse a no saber con qué contaras al día siguiente, vivir de lo que tengas una día a la vez, sin poder ni imaginar que llegaran mejores condiciones, solo las supones, que lo mejor estará por venir.

Así hemos vivido, dentro de 72 metros cuadrados, con lo indispensable. Al salir del apartamento la vida es más delicada aún, vez y te tropiezas en la calle con diferentes situaciones, que quizás creías que no estaban, hasta que te encuentras frente a ellas, son las mismas o casi iguales a las tuyas, las personas caminan pausadamente, preguntan en abastos, tiendas, supermercados, negocios de vieres, verduras, hortalizas por los precios, esto para comparar y comprar donde sean ofrecidos al más bajo costo y con mediana calidad, para obtener lo que puedas, satisfaciendo así la mínima necesidad que tienes tú y tu grupo familiar.

La gente se ve decaída, triste, delgada, melancólica, con pocos ánimos de charlar, si lo hacen, el tema es común. La economía. Incluso te informan dónde puedes encontrar dicho producto económico y aceptable, la marca, el precio, el tamaño, te dan detalles de todo. Esto se ha aprendido de la crisis, algo debemos sacar de ella. Aprender a economizar, estirar y aprovechar hasta el último granito de caraotas, arroz o cualquier alimento.

La única esperanza de todos es el cambio. Por dónde llegará nadie lo sabe, algunos lo suponen, sin tener seguridad, otros piensas que migrar es la solución, no todos podemos hacerlo, mientras tanto debemos esperar y vivir un día a la vez.

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