En las calles se quedan los recuerdos, vago instante en que lo niego, en cualquier lugar un trozo de nosotros queda, en los muebles, en las ventanas donde nuestras nostalgias nos invaden al mirar las calles.
Sabemos pero no descubrimos si la vida será la misma después de una herida, en la calle se quedan nuestros pasos, en la vida los recuerdos y en los espejos las miradas que se llenaron de calles.
Disculpe lector se me ha subido la nostalgia al cuerpo, es difícil imaginar una calle maravillosa, con ciruelas en los callejones, flores maduras como estrellas, cielos claros donde habitan nubes parlantes, pero en realidad en mis calles se hablan otras cosas, aquellos años en los que fui un niño quedaron manchados en el otoño de las circunstancias de la vida. Ahora miro las calles que asemejan otra historia, en la esquina vemos situaciones adversas, mis recuerdos quedaron plasmados en una quimera lejana y mustia.
El niño huérfano que escapa de la realidad con las drogas, el joven que se une a las pandillas por refugio que en su hogar no tiene, ahora nombro a los ancianos olvidados que entregaron su vida a quienes fueron sus hijos amados y ellos mismos los abandonaron, quisiera decir otras palabras en este poema pero si es condenado por decir la verdad es merito ganado por su sinceridad que los ojos de Dios en su silencio observa.
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