Lo que más extraño

Aún percibo el calor de ese último abrazo, aún recuerdo ese día en que la vida sin previo aviso me dejó sin ella, pero, no estamos lejos, la llevo en mi corazón, en mi mente y en aquellos recuerdos, en esos momentos, en todo lo que disfrutábamos hacer y que ahora extraño mucho.

Mi madre falleció cuando yo apenas comenzaba a tener el sueño más bonito de mi vida, cuando yo creía que empezaba a hacerla sentir orgullosa de mi, ella concluyó su viaje y yo, yo llevo algunos meses rescatando memorias para que me duren el tiempo que deban de durar, echo de menos a la familia que tenía, a mis amistades y esas actividades que solía hacer cuando llevaba una vida relativamente “normal”, una vida que nunca creí que iba a cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

¡Vaya que son breves los recorridos por este mundo!, y claro, es inevitable no extrañar, y más, así como están ocurriendo las cosas allá afuera, la situación actual de mi entorno no está siendo de mucha ayuda. Muchas personas me han dicho que es cuestión de actitud, de aceptación, y cuando por fin estoy decidida a despojarme de todo, continuar mi viaje y cambiar la página para cerrar este capítulo, llega ese aire intenso que me detiene y les juega malas bromas a mis alas, y yo sin poner resistencia me dejo caer.

Sí, es verdad que todo estará bien, recuerdo que mi abuela me decía que siempre vendrán tiempos mejores pero que no podemos pasar toda la vida esperando que lleguen, porque, mientras estaríamos perdiendo los regalos que nos otorga el presente.

He intentado poco a poco soltar algunas cosas que me han causado daños, también, he tratado de dejar de cuestionarme, hay tantos ¿por qué?, pero un día, sin yo buscarlo, apareció en mi cuenta de Instagram una imagen anunciando el libro de una que ahora es de mis escritoras favoritas, la imagen decía así: “Te prometo que, aunque hoy no lo creas posible, al cabo de un tiempo encuentras las respuestas a tantos por qué”.

En ese momento me sentí tranquila, porque si hay algo que siempre he sabido es que, en todo momento llega a nuestras vidas, una persona, un anunció, un libro o un animalito y nos entrega aquel mensaje que estaba destinado para nosotros.

Hace algunos días, recorrí lugares, calles y tiendas que frecuentaba con personas que amo y estimo demasiado, pero que por alguna razón ya no están, o no han podido estar, y desde luego que no es lo mismo, y ese sentimiento de nostalgia me visita, sin embargo, estoy dispuesta a continuar mi camino, mi viaje. Estoy aprendiendo a no imaginar o diseñar un futuro con alguien, por qué no sé si llegue a existir, pero lo que sí puedo hacer es agradecer a la vida, a Dios, al universo de que seamos presente.

Hay muchas experiencias que me faltan por vivir y otras tantas de las que me he perdido, y comienzo a cobrar conciencia de que es momento de empezar una nueva vida, lo haré por mí y por aquella persona que me enseñó que a los problemas se les hace frente. Mi mamá quería verme tranquila y siempre dispuesta a vivir, tengo mucho camino que recorrer, y no me cabe duda que desde el cielo un hermoso ángel vela por mí.

(Compartiendo a través de las letras mi sentir) …

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