Presos de Sangre

Presos de Sangre

Gabriel Martz

03/10/2020

Introducción

¡Hola! mi nombre es Andrei, ¡sí! Así como suena. Un nombre poco común, sobre todo en el lugar de donde vengo. ¿Segundo nombre? ¿Quién usa segundo nombre? A fin de cuentas es innecesario y además es gracioso porque todos lo olvidan.

Mi apellido es “Martínez” bastante corriente ¿no?… En España se suele usar dos apellidos, sinceramente creo que es algo absurdo y sin sentido, pero bueno cada quien con lo suyo.

Nací hace veinticinco años en una pequeña ciudad al norte de Argentina, luego hace tres, vine a Europa buscando nuevos horizontes como mucha gente lo hace cada año.

El primer año al llegar estaba muy emocionado por viajar y conocer lugares que casi siempre vi solo en películas como Reino Unido, Holanda, Dinamarca entre otros. Pero la realidad es que para lograr cumplir con los pequeños y grandes sueños hay que trabajar muy duro y a medida que se ocupa el tiempo en trabajar, también se gasta el dinero poco a poco en tonterías sobre todo cuando se es joven. De eso es lo que hablo casi todo el tiempo, del dinero que gasto en tonterías y mientras otros ahorran y forman su vida, yo pienso en las cosas que debo pagar.

Ahora estoy soltero y si me preguntan, les diré que no he tenido novia hace bastante tiempo, creo que el vivir solo me ha hecho no querer compartir mi espacio con nadie, no lo sé. Solo lo digo como especulando porque cuando uno habla sobre sí mismo es más difícil que hablar de otra persona. Me he conseguido un trabajo a medio tiempo que al final se hizo tiempo súper completo, me dieron la libertad de elegir si quiero hacer horas extras, y como estoy tratando de ahorrar dinero y no tengo otra cosa que hacer, pues entonces trabajo. Seguro se preguntarán ¿de qué trabajo? bueno, me compré una bicicleta para convertirme en un mensajero, llevo cosas como comida o hago algunos mandados para gente que necesita mis servicios. A simple vista mi vida no era muy interesante, digo “era” porque actualmente ha cambiado un poco y en un momento les voy a contar porque.

Era invierno, pleno febrero y si mal no recuerdo era martes. Ese día no fui a trabajar durante el día porque preferí dormir hasta las seis, así que decidí trabajar por la tarde y como la gente prefiere quedarse en casa, tuve más trabajo de lo normal. Como a eso de las dos de la madrugada tuve mi último pedido, hice lo que hago siempre, entrego y me voy. Repito, hacía bastante frío y en la calle a esa hora no había ni un alma.

Lo que hice fue subirme a mi bicicleta y tomé un camino diferente, normalmente es una especie de calle donde solo circulan vehículos con motor y las aceras son muy delgadas donde camina la gente durante el día.

Hacia los costados se conecta con otras que son de adoquines, éstas te llevan directamente a los cascos antiguos y a peatonales que suben y bajan. Por lo general son delgadas y no hay muchas casas a los alrededores sino más bien bancos y negocios por lo que parecen callejones. Si me preguntan, a mi parecer es una rambla parecida a la de Barcelona.

Cuando estaba descendiendo por una rotonda, que está justo antes, noté que la rueda trasera estaba pinchada -¡Mierda!- Yo creo que la suerte pasa de mí, se esconde o huye casi todo el tiempo solo para joderme. Sigamos…

Me bajé y mientras iba caminando con la bici al lado, mi cara estaba desfigurada por la bronca y los insultos no faltaban. “Bicicleta hija de puta” “Suerte maldita” y así. Luego de caminar un poco, suspirar y exhalar se me calmó la ira, solo caminé en silencio sabiendo que me quedaban como 50 minutos para llegar y meterme a la cama.

¡Presten atención a esto! Estaba llegando a una esquina donde quedaba la última calle de adoquines de la rambla, después debía hacer una curva larga que me dejaba directo sobre una avenida y de ahí en adelante era todo recto, bueno ese era el trayecto que mi mente había trazado.

Cuando me acercaba a dicha esquina de la delgada y solitaria calle empedrada, se me dio por mirar a mi izquierda y vi una pareja que a simple vista estaban abrazados y pensé “Que suerte tienen algunos en este frío” ese momento era mucho más lento de lo normal. Escuchaba unos pequeños quejidos de la chica, que sonaban como de placer y me dije “Se ve que la ha de estar pasando bien” mientras en mi cabeza me hacía la gran película. Como soy algo curioso voy a mirar una vez para que la envidia en mí se complete.

Así que disimuladamente giré mi cabeza despacio y de reojo observé. Les juro que luego de verlos me sorprendí y como además de curioso siempre he sido observador noté instantáneamente varios detalles que me confundieron.

Al parecer el hombre que aparentaba ser el suertudo novio o amante, que por cierto estaba de espaldas hacia mí, la sujetaba por la cintura y un poco más arriba mientras tenía su cabeza en su cuello y hasta me dio la ligera impresión de que la apretaba y la sacudía, pero sus pantalones no estaban bajados y las piernas de ella no estaban cruzándolo como para pensar que estaban teniendo sexo en la calle. Por otra parte la mujer no lo abrazaba como suele ser normal en una pareja de enamorados, sino que su brazo colgaba hacia un lado al igual que su cabeza, en el suelo estaba su bolso y al lado unas llaves que parecían ser del auto. Cuando subí la mirada noté que ella me estaba viendo y creí haber visto una lágrima caer por su mejilla manchada en negro por lo que podría ser su rímel. – Quiero aclarar que se cómo se llama porque tuve novia alguna vez – Bien…

Lo que hice fue volver la cabeza rápidamente un poco avergonzado porque pensé que ella podría tomarlo a mal… -Y aquí viene el punto de esta historia -. Cuando estaba por pasar el último adoquín hacia el otro lado de la calle, con mi cuerpo dividido entre el final y la pared, escuché una palabra que me paralizó por completo erizándome la piel y sobre todo confirmándome que entre tantos pensamientos que tuve al observar aquella escena, uno de ellos era el correcto y el menos deseado…

-¡Ayuda-me!-

Seguro se preguntarán que fue lo que hice y yo me pregunto que hubieran hecho ustedes. Inconscientemente mi cuerpo se detuvo, no pude seguir avanzando. ¡A ver! No me pregunten cuanto pasó porque les juro que perdí la noción total del tiempo. Mis ojos se cerraron y sin tener control total de mi boca solo me salió de muy dentro decir –“Hubiera preferido que solo estuvieran teniendo sexo normal como cualquier persona común en invierno, aunque fuera en medio de la calle”-

Entonces me volví despacio sobre mis pasos hasta que los vi de nuevo y mirándolos noté que el sujeto tenía la cabeza erguida y solo sostenía a la chica desmayada con sus brazos, aunque sinceramente parecía más muerta que desmayada, así que tuve que ser un metido, chismoso y preguntón…

-¡Disculpe! ¿Le sucede algo a la señorita? –

“¡¿Pero claro que le sucede algo pedazo de imbécil, no estás viendo que la tiene colgada en sus brazos con los ojos abiertos?!” Mi propio subconsciente me respondía lo que era obvio a la vista, así que dejé mi bicicleta en el suelo mientras me decía a mí mismo ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!, no sé cuántas veces debo haber repetido esa palabra. En eso que me levantaba el tipo dijo algo así como

-¡Mejor hubieras seguido tu camino!-

Y ahí estaba mi subconsciente otra vez –“¡Ah no! ¡Ahora si te van a matar!”- y yo me respondí en voz baja -¡Ya cállate!- No me quedaba otra que embarrarme más en el problema y como siempre cada vez que suceden estas cosas no pasa ni un maldito auto por el lugar.

El sujeto desconocido dejó caer a la chica al suelo frente a mis ojos y aunque no lo crean desapareció, así como lo leen ¡De-sa-pa-re-ció! ¿Cuál es la velocidad de un parpadeo? Bueno en ese tiempo en que mis parpados bajaron y volvieron a subir, el hijo de puta se hizo humo al estilo Houdini. Ahí nomás supe que estaba en el horno listo para ser cocinado. Me acerqué rápido hacia la chica pero sin tocarla, porque sabía que podría ser inculpado y traté de hablarle pero se notaba que no respiraba. Saqué mi teléfono y estaba marcando el número de emergencias cuando sentí que algo me golpeó. Lo único que recuerdo luego de ese golpe es que pareciera que estaba volando y sentía mi cuerpo como si fuera un saco de arena, choqué contra la pared y luego caí con la cabeza casi boca abajo mirando hacia un rincón oscuro…

Siempre me pregunté ¿Cómo se sentiría que te atropelle un camión en la autopista a más de 60 km/hs? bueno ahora sé lo que se siente, lo positivo de esto es que “Dios siempre responde a tus preguntas” si es que existiera.

La verdad no tengo ni idea en qué posición estaba, lo que sí sé, es que quería moverme pero no podía y tenía la sensación de estar anestesiado totalmente, los ojos se quieren cerrar a toda costa y no hay nada que puedas hacer, por más que lo intentes. ¿Dolor? ¡No! a ese nivel ya ni dolor se siente, pero seguía respirando, igual sabía que ese golpe era fatal, estaba vivo de milagro pero me enteré que en varios accidentes mortales la victima a veces queda despierta antes de morir. Así que yo sabía que era mi fin. Lo que si me venía a la mente eran algunos recuerdos vagos de una chica que me gustaba en una fiesta a la que había asistido hace cinco años y a la que le tuve miedo de hablar, o sea ¡nada que ver! ¿Me tengo que acordar de los fracasos en los momentos críticos?

Con lo que me quedaba de vida, escuché varias voces que hablaban y reían como si de un chiste se tratara. ¡A ver! hay una chica muerta tirada en la calle, yo casi muerto y ¿Ustedes riendo? ¿Qué gracioso no?…

Ah se me olvidaba, tampoco podía modular palabra, creo que solo me quedaban fuerzas para respirar y ver a una hormiga que pasaba cerca de mi cara.

Alguien se acercaba hacia donde yo estaba, podía escuchar como si fueran zapatos con tacones sobre los adoquines, debe haber sido alguien elegante y al parecer con su pie me dio una patada para moverme, evidentemente yo era un saco de arena. Al acomodarme, la cabeza me quedó mirando hacia ellos, habían cuatro hombres y tres mujeres bien vestidos y el que me había pateado dijo

–“¡Seguro se va a morir, miren su cuerpo tiene todos los huesos rotos!”- y cuando dijo eso yo pensé ¡¿Qué?! No sé porque pero tenía muchas ganas de verme. Luego el muchacho este que parecía disfrutar mi estado dijo así como con voz de muy macho -¡Mejor le aplasto la cabeza!-

Y yo “¡No, no, no espera!” Me iba a pisar el muy desgraciado. Justo llegó una chica junto a otro hombre de la mano y con una voz sensual, la mujer le dijo –“¡Déjalo en paz!”- y yo muy agradecido con la dama por supuesto. Al rato sentí que el dolor volvía intensamente, les juro que me dolía de verdad como nunca, tanto que me brotaban las lágrimas. Y el otro sujeto que llegó con la muchacha, parecía el jefe porque todos agachaban la cabeza cerca de él. Este les dijo que se vayan y yo pensando ¿Cómo pueden estos malnacidos dejarme así aquí? Les prometo que desde mi interior salió algo sin pensarlo y fue automático, tal vez quedó registrado en mi subconsciente, la misma plegaria que escuché anteriormente…

-¡Ayúdame!- Y sí, esto parecía haber dado resultado porque todos se dieron vuelta para mirarme, lo que no van a creerme es que sus ojos eran rojos o tal vez yo estaba alucinando. Ya me estaba muriendo, lo podía sentir y volví a decir esa palabra por segunda vez, entonces el matón que me dejó así, al parecer iba a acabar conmigo definitivamente, pero su jefe dijo con una sonrisa –“¡Me agrada!”-

A decir verdad era la primera vez que alguien decía esa palabra hacia mi persona y luego este jefe llamó a otro de los que estaban en el grupo

-¡Yako, hazlo, tal vez me sirva para algo! –

Ese tal Yako vino hacia mi mientras los demás se retiraban y al acercarse me dijo al oído susurrando – No sabes en que te estas metiendo, yo que tú hubiera preferido morir antes que servir a ese hijo de puta… pero en fin, debería darte a beber mi sangre porque me lo ordenó, pero ya estoy harto, aunque justo hoy estás de suerte, te daré otra sangre que casualmente traigo en este pequeño recipiente, pensaba probarla en alguien más, pero tú eres perfecto. No me lo agradezcas y bebe…- (No me pregunten porque, pero estoy seguro de que algo no andaba bien entre este sujeto y su líder).

Mi boca estaba demasiado seca, apenas movía mi lengua, era seguro que ya no tenía el sentido del gusto, no me quedaba otra salida, abrí mi boca y me bebí esa basura.

Ese tal Yako sonrió y me dijo una frase muy peculiar -¡Nos vemos en tu nueva vida!- y se marchó…

¿Quieren saber que sentí cuando la sangre pasó a mi estómago? Bueno, era como si me hubieran dado a beber aceite hirviendo, me quemaba en mi interior, el dolor era insoportable. Llegué a pensar que Dios o el destino deseaban verme sufrir como lo estaba haciendo en ese momento.

Lo bueno es que al final de toda esa miseria… me morí…

PRESOS DE SANGRE

“La libertad nunca es dada; se gana”

  1. (A Philip Randolph)

CAPÍTULO 1

LA MORGUE

Despertar en una morgue no es algo normal, creo yo. No sé si a alguno de ustedes les ha pasado pero para mí fue una experiencia demasiado traumatizante.

No sé qué día era ni qué hora, solo recuerdo que estaba como soñando entre dormido y despierto. Sentía algún tipo de dolor en el cuerpo y escuchaba el crujir de mis huesos, brazos, piernas y espalda. Todo mientras mantenía ese estado que les mencioné. Tal vez pasé varios minutos así, con el cuerpo crujiendo y temblando. Lo cierto es que cada segundo que pasaba me sentía más cómodo y relajado, una experiencia entre dolor y placer como cuando te quitas una costra de una herida que intenta sanar.

Cuando todo ese proceso acabó, desperté…

En el techo había una luz blanca, noté que estaba recostado en una cama y había paredes a mí alrededor, como una habitación. Levanté un poco la cabeza para observar bien el entorno. Dudaba si estaba en el cielo o era una morgue. Opté por lo segundo, porque a los costados había otras camas y otros cuerpos sobre ellas, así que me dije ¡Estoy muerto!… ¿Seré un fantasma? No creo, estoy desnudo totalmente y en mi dedo gordo del pie tengo una etiqueta que lo confirma. Me acomodé en la cama y tomé la etiqueta, solo tenía un número. Supongo que mi nombre lo tienen en otro lado. Me bajé de la cama sin dificultad, no sentía ningún dolor, por el contrario, me sentía mejor que nunca, mi cuerpo estaba como más delgado, no tenía esas grasas del abdomen que tanto me costaban quemar y algo nuevo que pude ver, es que ya no estaban mis tatuajes, ¡ninguno!. Eso confirmaba mi idea de que estaba muerto y era un fantasma. Me vinieron a la mente películas como “Ghost”, deduje que si era un fantasma no me hacía falta ropa y seguramente debería ser capaz de traspasar las paredes. Por lo que comencé a caminar hacia la puerta e intenté cruzarla sin abrirla y ¿Qué creen?… ¡Pum! Le di un narizazo a la gruesa capa de vidrio. ¡No me dolió! Al parecer no era ese tipo de fantasmas que vi en las películas. Entonces ¿Qué soy? Miré hacia arriba en la pared y vi un reloj que marcaba las 7 am, eso quiere decir que no había empleados disponibles. Salí de allí y me encontré con un pasillo, parecido al de un hospital pero vacío y oscuro. No pacientes ni enfermeras. Caminé lento hasta llegar a una puerta que decía “lavandería” -¡Aquí tiene que haber ropa!- entré y pillé un pantalón, una camisa pero no encontré zapatos, así que me fui descalzo. Debo haber dado vueltas más de media hora hasta encontrar la salida, ya estaba de día y el sol aparecía por la rendija de una puerta que parecía ser la principal “¡Bueno es hora de que este fantasma salga a pasear por el mundo!” Pensé todo confiado y abrí el portal de par en par… ¿Alguna vez se quemaron con una plancha? bueno, en ese momento pude sentir como si una plancha gigante se posara sobre todo mi cuerpo desde la cara hasta los pies. Me caí hacia atrás y grité, grité desesperadamente mientras me revolcaba en el suelo del dolor y sentía un olor asqueroso a carne quemada. Ese dolor no se detenía, se los juro, me paré y comencé a correr como un loco desquiciado hacia adentro, la quemazón podía sentirla hasta dentro de mi cuerpo. Me metí otra vez a la habitación y abrí una de las cajas que estaban en la pared que al parecer eran refrigeradores para cadáveres, saqué el cuerpo que estaba allí y me metí. Aunque estaba frío y oscuro, el dolor solo se calmó un poco y así se mantuvo durante horas. Lo peor es que intentaba dormir pero no podía, mi piel estaba roja y me temblaba descontroladamente el cuerpo -¿Acaso tengo que sufrir también siendo un fantasma?- ¡Maldita sea mi suerte!

Bueno, ahí me quedé, al parecer mientras las horas pasaban y llegaba noche, ese intenso dolor y ardor disminuían notablemente. Ya podía estar un poco mejor al rato, pero tenía miedo de salir hasta no estar seguro.

Estando tranquilo sin que ese horrible dolor ocupara mis pensamientos, me permitió notar otros detalles. Con mis ojos cerrados escuchaba claramente sonidos muy raros, no sé de dónde venían, pero oía gente caminar, aviones, conversaciones, música, el sonido de las balizas de los autos, gotas de agua caer del cielo y hasta las manecillas de relojes de distintos tipos. ¿Pero qué mierda es esto? Eran sonidos que iban y venían de algún lado como si fuera en estéreo, les juro que hasta escuchaba claramente a alguien tragar comida y hasta sus latidos. Me puse las manos en los oídos porque pensaba que alguien me había instalado algún dispositivo en la cabeza.

¿Se acuerdan que dije que dentro del refrigerador era oscuro? Eso fue porque al principio no podía ver nada, pero luego me di cuenta de que podía ver mis manos y el resto de mi cuerpo como si hubieran instalado luces negras y rojas dentro y las quemaduras ya no estaban. ¡Increíble! ¿Qué me habían hecho? Ahora recuerdo que un sujeto me había dado algo de beber antes de morir. ¿Será que me llevó a un laboratorio para experimentar conmigo?… ¡Tengo que salir de aquí y averiguar qué está pasando! Solo hice un poco de presión con el pie sobre la pequeña puerta del refrigerador y esta salió despedida con gran fuerza y se clavó en el muro. ¡Eso sí que estuvo muy bien! Con la boca abierta salí de ahí y un hombre entró corriendo donde yo estaba y dijo ¡¿Y usted quién es?!…

No supe que responder y cuando lo miré bien, aluciné. Podía ver lo que había detrás de su piel, corrientes sanguíneas, corazón y todo lo que tenía dentro, como lo que me enseñaron en la escuela pero en 3D y mientras me decía cosas yo podía escuchar sus latidos, ruidos de su estómago y hasta lo que parecía ser el sonido de un rio pasando por sus venas, eso sí me hizo cagar de miedo les juro.

Pedí disculpas y salí rápido, cuando llegué a la calle casi me vuelvo loco con los ruidos y las luces, me apresuré a correr hacia no sé dónde, mi mente era un lío, no se me ocurría nada. Solo vi un descampado enorme cerca de una autopista y ahí me escondí a pensar.

CAPÍTULO 2

EL REGALO

Estaba acostado en el pasto en medio de la oscuridad de la noche, no me había dado cuenta de eso y cuando reaccioné, pude notar que no tenía miedo de estar ahí solo. Antes de este día no lo hubiera hecho ni loco, pero esta vez era distinto. Podía ver los bichos andar en la noche como si tuviera un zoom 4k en mis ojos, veía y escuchaba todo a mí alrededor, los diferentes tipos de vientos pasar por mi lado y por el cielo estrellado. ¡Esperen! Sigue siendo invierno pero ¿Por qué no tengo frío? Estoy sin zapatos y solo llevo puesto la ropa que robé…

De a poco me llegaban los recuerdos de esa noche que quise hacer de héroe y me dejaron muerto ¿Cómo es que estoy aquí? ¿Con mi cuerpo sano y sin dolor? Las preguntas me inundaban y entonces comencé a dudar de esa idea de que era un fantasma.

Y ahí estaba mi subconsciente, mi otro yo para apoyarme como siempre -¡Claro pedazo de tonto, si hubieras sido un fantasma, ese hombre de la morgue no te hubiese visto! –

Al rato de estar pensando tanto, me di cuenta de que mi boca estaba seca, pero seca de verdad, o sea nada de saliva normal que cualquier persona común tendría, ni siquiera para escupir, igual no me molestaba. Miré otra vez el cielo y era como si la posición de las estrellas me dijeran que hora era y a qué hora aparecería el sol y por dónde.

¡Pero claro! Ahora recuerdo que tengo casa. Yo alquilaba un piso pequeño cerca del centro, así que me levanté y en eso que me iba escuché algo – Evidentemente mis sentidos estaban más alertas que nunca- Giré la cabeza y a lo lejos vi como una especie de conejo o liebre. Podía verla moverse en la oscuridad, con el pulso acelerado, estaba atenta y con miedo, su pequeño corazón latía sin descansar y yo podía saber por la posición de su cuerpo que estaba lista para correr si algún peligro se presentaba. Ese sonido que emitían sus vibraciones me atraía, me seducía, ese miedo, esa adrenalina me hipnotizaban. No sé porque pero a pesar de que se encontraba a una distancia considerable, yo sentía que podía alcanzarla… Fue la inercia o el instinto, no lo sé, solo me lancé sobre ella, al parecer escuchó el mínimo ruido e intentó huir pero sus movimientos para mí eran cómo si los hiciera en cámara lenta y en un instante ya la tenía en mis manos moviéndose, intentando liberarse…

Eso me provocaba, despertaba el hambre en mí, estaba perdiendo el control de mi fuerza y mi capacidad de razonar, solo pensaba en alimentarme… ¡¿Pero que estoy haciendo?! La solté inmediatamente y el estómago comenzó a dolerme ¿Qué me pasa? Me dolía mucho, me acordé de ese líquido que ese tal Yako me había dado a beber aquella noche… ¡Sangre! ¡Ese hijo de puta me dio sangre…!

Ahora estoy entendiendo que me sucede…

“¡No puede ser!” “¡Soy un maldito VAMPIRO!”

No sé cómo habrán reaccionado otros al darse cuenta de esto, pero yo… yo sí que me emocioné, y mucho. Me reí como nunca en aquel descampado, sentí que aquella asquerosa vida que tenía antes la dejé atrás y al fin tuve la revancha que siempre esperé. ¡Es más! Yo pensaba que la única manera de acabar con mi mala suerte era muriendo, y tuve razón, siempre la tuve y lo mejor de esto era poder comprobar que estaba en lo correcto, tenía que morir para que todo cambie. “Y ahora que lo recuerdo, ese Yako me dijo que nos veríamos en mi nueva vida” ahora entiendo ¡Tengo una nueva vida!…

Bueno eso fue lo que inocentemente pensé, y como dice el dicho “No todo lo que brilla es oro” pues yo me estaba dejando engañar solo por ese brillo. Aun así en ese momento solo se me ocurrió conocer mis habilidades como inmortal y usé ese campo para poner a prueba lo que podía hacer. Efectivamente el paquete de esta nueva vida venía completo, o casi completo. Súper fuerza, súper velocidad, todos los sentidos al máximo como ver, oler y escuchar. Era una sensación increíble de poder que solo en sueños o en comics se verían. Pero bueno, lo único que hice mal fue no leer bien las instrucciones y mucho menos la letra pequeña. Todo lo bueno siempre trae algo malo se podría decir, creo que es parte del equilibrio.

La parte mala era que me debilitaba rápido sin comer, el esfuerzo que hacía consumía demasiada energía y eso requería grandes cantidades de alimento para recuperarme, ¿Y cuál creen que es el alimento de un vampiro?…

¡Así es! ¡La Sangre! Entonces recordé lo que vi aquella noche fría en la rambla, ese sujeto estaba comiendo, o sea alguien debía morir para que yo viva. Me senté por ahí a pensar mucho, aunque era un vampiro yo no estaba dispuesto a matar personas para alimentarme ¡No soy así! ¡Tiene que haber otra manera! pero ya comenzaba a sentirme cansado y débil, me dolía el estómago y pensé que estos síntomas horribles obligaban a los de mi clase a matar, como si fuera algo natural dentro de la cadena alimenticia. Trataba de convencerme pensando que un león debe cazar para comer pero luego mi subconsciente me contradecía

–“¡Un león no puede razonar, estúpido, tú sí!”- ¿Que iba a hacer? ¡Tal vez si como conejos del monte y animales que no estén en peligro de extinción pueda servir! Pero si así fuera los vampiros no cazarían humanos… En verdad no sabía que iba a hacer, pero decidí aguantarme hasta tomar una decisión que sea acorde a mis principios. Yo no iba a cambiar solo porque mi vida cambió. ¡Buscaré otro camino, mi camino!

Lo que yo ignoraba era el mundo aparte al que pertenecía esta nueva vida y sobre todo sus reglas y estaba olvidando algo muy importante… ¡El Sol! Si lo que yo creía era cierto, nunca más vería la luz del sol…

“Es hora de irme”.

Cuando me puse de pie, sentí distintas ráfagas de aire pasando a mi lado, rodeándome, acechándome. Yo estaba tan débil que no podía permanecer alerta para ver que era y escuche una voz de mujer que dijo

-¡Parece que encontramos un conejito!-

Yo veía sombras moverse rápido a mi alrededor y un tipo dijo – jajaja ¿este es el nuevo?-

Mi respiración se aceleraba, me sentía como aquel conejo que es acechado por el zorro hasta que de repente escuché una voz bastante conocida

– ¡Hola nuevo!-

Reconocía esa voz y a la vez sentía odio, al parecer esto ordenó mis sentidos regresando la calma y ahí pude verlo, era ese malnacido que me apaleo en aquel callejón y quería pisarme la cabeza.

Juro que no me medí y me abalancé con furia contra él, quería regresarle la paliza.

Como era de esperarse, yo débil contra ese fulano experimentado, el resultado fue desastroso, otra vez me dio una paliza, por suerte esta vez no morí pero si quedé en muy mal estado y ni hablar del dolor que sentía.

Mi subconsciente que nunca faltaba me decía

–“¡No tienes suerte ¿eh?! Te pegan en la anterior vida y en esta también”-

Me llevaron a un lugar desconocido, yo estaba tonto por los golpes, me dolían mucho las heridas y el estómago.

Me arrojaron en el suelo en una especie de guarida para vampiros y había muchos, cerca de unos 30. Me silbaban y se reían y me gritaban cosas como -¡Que buena entrada la del nuevo!- Ni en la escuela me decían así… como pude me senté en el suelo y vi venir a alguien mientras todos hacían silencio y el que era casi mi padrino por la cantidad de golpes que me dio, me tomó del brazo y me obligó a ponerme de pie.

De entre los que estaban cerca apareció una chica que dijo -¡No están sanando sus heridas! – levanté la mirada para verla porque reconocí esa hermosa voz, esa que impidió que este infeliz me pisara la cabeza y cuando la miré pensé “¡Oh señor del universo!” “¡Que hermosa es!” Sentí que me había enamorado a primera vista vampírica (si es que existe esa palabra) me olvidé del hambre y del dolor, me acomodé bien porque claro, no iba a estar como un mendigo frente a ella ¿no? Otro de los sujetos que estaba cerca y que también reconocía su voz salió y le dijo al que me había golpeado – “Coma” ¿no será que le ganaste al muchacho porque aún no ha comido y está débil no? Jejeje-

“Así que este hijo de puta se llama Coma ¡ya me las pagarás!” “Y estoy seguro que ese sujeto es Yako, no puedo equivocarme”

Luego de decirle eso, Coma quiso ir hacia él un poco molesto y el hombre misterioso que estaba al final del pasillo me habló ¡¿Así que tú eres el nuevo?! Diciendo esto, Coma se detuvo y volvió a su lugar. Yo no hablaba nada, solo miraba, pero era obvio que esto se trataba de alguna especie de clan de vampiros y ese era su jefe.

CAPÍTULO 3

EL PROPÓSITO

– ¿Por qué no has comido? –

Otra vez escuché esa voz que era capaz de calmar mis ansias y sanar mis heridas. No sabía que responderle, solo la miraba y era como si sus ojos me escanearan por completo. El jefe alzó la voz y dijo algo como -¡Kara, dale de comer!- No imaginaba que tipo de comida me iba a dar, el infeliz que me sostenía, me dejó caer y yo estaba de rodillas en el suelo muy débil y sangrando. Ella se acercó a mí poniéndose en cuclillas y arremangándose del brazo izquierdo me dijo

-¡Come, no será suficiente pero al menos te ayudará a reponerte!-

Yo estaba confundido, al parecer los vampiros también podían beber la sangre de otros de su especie en casos de emergencia.

Ella puso su antebrazo cerca de mi boca para que yo mordiera, pero ni me había dado cuenta de que tenía colmillos y le dije desde mi interior

– No quiero hacerte daño –

Abrió sus ojos como si se hubiera sorprendido por mis palabras. Sus ojos tan rojos y hermosos me miraban y con una mínima y casi invisible sonrisa respondió – Necesitas recuperarte y esta es la única manera… no te preocupes no me harás daño –

Algo tiene que haber sentido por mí en ese momento, cuando un chico y una chica se miran profundamente es que algo pasa, de eso no hay dudas y como ya habíamos tardado unos minutos el molesto jefe preguntó -¡¿Qué pasa?!- y no podía faltar el malnacido de Coma que me volvió a pegar en la cabeza, ese sujeto tenía un problema, pero yo se lo iba a solucionar.

Kara se puso seria y acercó más su brazo, entendí que era necesario así que miré sus venas, abrí mi boca… (Yo en realidad quería besar su mano y no tener que morderla) Sentí un desprendimiento en mis dientes, como si mis colmillos se salieran de su lugar, cerré mis ojos y solo mordí.

Miles de cosas pasaban por mi mente en ese momento, recuerdos de viejas vidas que no eran mías, otros tiempos. Se saciaba mi sed y hambre, se sanaban mis heridas y me sentía más fuerte que nunca, hasta que sentí un dolor que venía del interior de Kara y solté su brazo. Ella se lo tapó y se puso de pie.

Todo en mí había cambiado, la transformación se había completado, ahora sí era un vampiro de verdad.

Me levanté y como si fuera un rayo golpee en el centro de la cara de Coma. No se imaginan con la fuerza que le pegué, lo mandé a volar a otra habitación… ¡Te lo merecías hijo de puta!

Todo el salón quedó en silencio. El jefe se puso de pie y comenzó a reír

– jajaja Bienvenido a mi casa –

Yo seguía sin responder, sinceramente no sentía deseos de hacerle reverencia como los otros pero sospechaba que algo raro pasaba.

El jefe vino hacia mí y me dijo – Desde ahora te llamarás Jazz, como la música –

Con esa actitud supe al momento de que él era el macho dominante de esta manada, se posicionaba por encima de los demás como si fuera su dueño. – “Este tipo quiere cambiarme el nombre”- Pensé

Toda mi vida he sido rebelde, me costaba obedecer órdenes, sobre todo cuando intentaban imponérmelas y sobre todo cuando me había jurado no cambiar, así que le respondí

– ¡Mi nombre es Andrei!- Claro estaba que era mi primer error haberme hecho el rebelde, sobre todo cuando tiene varios vampiros a su servicio. El sujeto hizo un gesto que cualquier persona normal se asustaría y luego me dijo –Entiendo que recién estas saliendo del cascaron, así que esta vez olvidaré tu actitud… Vamos de nuevo, a partir de ahora te llamarás Jazz ¿entendido?-

No me quedó otra más que obedecer, así que me tranquilicé y le respondí – Entendido señor –

No iba a ser fácil hacer mi vida ni mucho menos vivirla en tranquilidad mientras tenga que rendir cuentas, ahora tenía que ser paciente no me quedaba otra. El jefe dio un aplauso y festejó mi llegada presentándome ante el resto y sobre todo a los más fieles.

Comencemos por el que manda.

Su nombre es Hanz, es muy antiguo pero su aspecto es de alguien de unos 40, tiene poco más de 1000 años aunque ustedes no lo crean, tal vez unos 1200.

El sujeto que me asesinó en aquel callejón se llamaba “Coma” es alto, muy fuerte físicamente y lameculos del jefe por 500 años, por cierto lo odio.

La chica que me salvó y de quien me enamoré a primera vista es Kara, ella es hermosa, muy fuerte, hábil, inteligente, observadora y es bastante letal. Siempre va de la mano del jefe pero no por gusto, estoy seguro que ese infeliz la obliga.

Luego tenemos a uno casi tan antiguo como Hanz, hablo de Yako, tengo cosas de que hablar con él. El me dio a beber la sangre desconocida. Parece que algo trama, se nota que está cansado pero algo lo detiene y quiero saber que es.

Por otro lado están dos peligrosos escorpiones, debo cuidarme de ellos, tienen habilidades muy peculiares cuando están juntos. Sus nombres son Una y Sono, Una es una arpía bastante de temer, adora hacer sufrir a los humanos antes de alimentarse de ellos y bueno Sono es alguien que siempre la consiente en todo.

Todos estos son los guardianes de Hanz y al parecer les dieron la orden de prepararme como algún tipo de soldado.

A pesar de ser bestias sin sentimientos, estaban bien organizados y es por eso que nunca han sido descubiertos manteniéndose en el anonimato. ¿Realmente quien creería que los verdaderos asesinos de muchas personas en los últimos 30 años en esta ciudad, serían vampiros?

La caza se realizaba por turnos y en puntos estratégicos como discotecas y grandes fiestas. Se trataba de nunca matar en masa para no llamar la atención. Las muertes debían ser limpias sin dejar cabos sueltos, muchas de ellas se resolvían como sobredosis y suicidios, en algunos casos como venganzas de mafias.

Aprendí todo de ellos, usé el tiempo que salía con cada grupo para conocerlos a todos y descubrí que no se podía convertir a nadie sin el consentimiento de Hanz, había algo que se los impedía y eso era la sangre. No eran obedientes por miedo, sino por obligación. Eran hijos de Hanz y a la vez sus esclavos, el lazo sanguíneo que los conectaba a su líder los obligaba a obedecer y por alguna razón a mí no me sucedía. Si Hanz ordenaba convertir a alguien, elegía alguno de sus sirvientes para que dé a beber su sangre y esto lo conectaba directamente con la cabeza del clan, lo hacía así para determinar el rango. Por ejemplo Yako es uno de los guardianes principales, si él me hubiera dado de su sangre significaría que yo debía ser súbdito por debajo de su rango, como un peón y mi líder máximo es Hanz. Algo pasó por la cabeza de Yako para hacer lo que hizo y yo debía saber de quién era esa sangre que me dio.

Lo gracioso es que cada vez que Yako me miraba sonreía como si supiera algo que nadie más y a la vez festejando algún éxito que se atribuía. Estoy seguro que muy pronto lo sabré.

Seré sincero con ustedes, desde que he salido con los grupos de caza, no he matado a nadie inocente, he disimulado bastante bien. Cuando fuimos a las discotecas por jóvenes que salían ebrios de divertirse, yo me quedaba atrás, no obstante debía hacer algo para que no sospecharan de mí, así que tuve que matar repartidores de drogas y delincuentes que intentaban asaltar a gente en la calle. Parecía más un justiciero anónimo que un vampiro. Aunque creo que nadie sospecha de mí, he notado que Una y Sono me observan, como lo dije antes, debo tener cuidado con ellos.

CAPÍTULO 4

REVELACIÓN

Han pasado 6 meses desde que morí y volví como vampiro. He pensado y dudado mucho sobre si era esto lo que yo quería para mí en realidad. Extraño cosas de mi vida mortal, a simple vistas son tontas pero para mí son agradables.

Ningún soldado de un rango que esté por debajo puede salir y andar solo por la calle sin autorización y sin la supervisión de uno de mayor jerarquía. Pero yo he salido muchas veces solo y Yako no me ha dicho nada, ni mucho menos corregido, tal vez eso le traiga problemas con Hanz pero si soy cuidadoso no pasará nada.

Traté de mezclarme con la gente en la noche y hasta fui a mi antigua casa, pero obviamente ya fue habitada por alguien más. Se siente raro saber que la gente no sabe que existimos, no saben que son observados como venados por un tigre al acecho. Pienso que es mejor así ¿Qué pasaría si la gente supiera de nosotros? Seguro enloquecerían e intentarían matarnos. En una de mis salidas me hice con un teléfono móvil con auriculares, tengo acceso a internet y puedo escuchar música y ver videos graciosos sin que nadie lo sepa. ¿Seré el único inmortal que aún conserva los gustos de la vida que tenía antes? Los otros están siempre a la defensiva y enojados como un leopardo, pero yo me siento bien. Lo que me molesta es tener que disimular ante el resto, no poder mostrarme tal cual soy me asfixia, quisiera decirla a Kara lo mucho que me gusta e invitarla a recorrer el mundo aunque no podamos ver el sol, siento que ella también lo desea pero el lazo que tiene con Hanz no se lo permite, la obliga a ser una esclava. ¿Qué puedo hacer?…

Me la pasaba pensando todo el día en eso.

La felicidad llegó al saber que en la semana próxima me tocaba salir en su grupo de caza, realmente me emocioné, aunque ignoraba ciertas cosas. Luego se las contaré.

En una de mis escapadas presentí que alguien me seguía, esto no pintaba bien así que estuve alerta y preparado para lo que pueda venir. Al llegar a un lugar desolado me interceptaron 3 soldados, resultaron ser seguidores de Yako, quien apareció de repente. Esta era mi oportunidad para interrogarlo y no la iba a perder.

En medio de un parque enorme me encontraba frente a Yako y sus hombres por así decirlo, si lo pienso detenidamente yo también sería uno de sus “hombres” o soldado a su disposición en teoría pero ustedes ya saben lo que en realidad pasó.

Cuando se paró frente a mí, me observaba de pies a cabeza con una sonrisa de satisfacción…

“¿pero qué le pasa a este tipo?” pensaba en mi interior. Era obvio que algo tenía en mente y no era matarme.

-¿Te estas divirtiendo Jazz? O mejor dicho “Andrei”-

Hacía rato que no escuchaba mi antiguo nombre, los estaba olvidando, no quiero olvidarlo.

-No recuerdo mi antiguo nombre- me decía Yako con algo de nostalgia.

Yo estaba serio ante él y le dije

– Se nota que quieres algo, tal vez olvidaste tu nombre pero siento tu enojo, ese enojo no es de ahora, es antiguo ¿verdad?-

– Estoy cansado Andrei, soy un inmortal sin propósito, ni siquiera soy dueño de mi propia vida-

Diciéndome esto me hizo dar cuenta de algo que yo desconocía.

Podía ver en sus ojos rojos el enojo y la impotencia de aquello que lo acongojaba desde hace casi 1000 años. Luego sonrió y me dijo

– Pero parece que mi teoría era correcta, mi experimento ha funcionado a la perfección –

¡Ahí estaba! Finalmente comenzó a soltar la lengua y era lo que yo quería. Me puse serio y le pedí que me dijera lo que me había hecho aquel día en el callejón, a lo que decidió contarme una historia.

Resulta que hace más de 700 años el clan de Hanz, estaba involucrado en una disputa por territorios con otros clanes de vampiros, así que mantenían negociaciones para evitar una guerra.

Pero tenían un problema en común, era un vampiro distinto a todos, le decían el vampiro sin clan. Era solitario, no seguía ningún protocolo y se dedicaba a matar personas malas como asesinos, violadores y ladrones, incluyendo otros vampiros. Se creía el justiciero o así le decían con odio los líderes de los clanes. ¿Quién era su creador? ¿Cómo es posible que él sea libre?…

En mi opinión eso era envidia y ahora les diré porque.

Cuando un humano es elegido para convertirse en chupasangre, se le otorga la vida inmortal y a cambio de eso se le quita el nombre y se le asigna uno nuevo, eso significa que ya no se pertenece a sí mismo sino ahora es del líder del clan, más que un súbdito es un esclavo. No por voluntad propia sino por el mismo lazo de sangre, por ejemplo Yako no puede matar a Hanz, pero Hanz si puede matar a Yako ya que su vida le pertenece. Ninguno de los que están por debajo de Hanz pueden atacarlo siquiera, deben obedecer en todo, es más ni siquiera se les cruza por la cabeza enfrentarse a su líder.

Sigamos con la historia, Yako y seguramente muchos otros, deseaban tener lo que aquel solitario inmortal tenía. La capacidad de decidir, la misma libertad.

Yako deseaba tener tanto esa libertad, que decidió encontrarse con el vampiro solitario para saber más de él y lo consiguió.

Aquel solitario guerrero no convertía a ningún humano porque creía y amaba su libertad…

“¿Pero cómo un vampiro puede amar?”

Pueden amar, pero las cadenas internas de la sangre maldita, no los deja. Y este amante de la libertad jamás iba a confinar a un humano a la esclavitud eterna.

Los clanes se habían reunido y aliado para conspirar en su contra, iban a matarlo.

Para matar a un vampiro debes cortarle la cabeza, arrancarle el corazón y quemarlo, todo eso junto, si solo haces uno de los tres, puede que sobreviva.

Es por eso que se habían unido tantos para solo acabar con uno. Así que Yako lo sabía y fue en secreto a darle aviso. Cuando se encontraron, el solitario vampiro no quiso huir porque decidió aceptar su destino. Pero hizo algo totalmente extraño, tomó parte de su sangre y poniéndola en un pequeño recipiente, se la confió a Yako y le dijo –“Esto puede darte la libertad que tanto has deseado, el destino te mostrará quien es el indicado de recibirla”-

Aquel inmortal se enfrentó a cientos de vampiros y fue asesinado por aquellos que odiaban la libertad. Pero su legado estaba en buenas manos.

Yo estaba atónito por tan impresionante historia que no sabía que decir y como la deseada cereza del pastel, escuché la última y mejor parte.

Yako mirándome fijamente me reveló lo más importante…

– ¿Quieres saber porque ahora creo en el destino? El nombre de aquel Vampiro solitario que pregonaba la libertad era “Andrei”-

Sentí como si los vidrios de mi vida se rompieran en mi cara, yo era quien cargaba con el legado de aquel inmortal en mis venas. Y eso quiere decir que pronto muchos vampiros querrán mi cabeza.

Ahora lo entiendo todo, Yako no sabía mi nombre, pero el destino hizo que Hanz le ordenara darme de su sangre y el creyó que era la señal que necesitaba y cuando supo mi nombre confirmó lo que él creía. Ahora yo cargaba con la responsabilidad de liberarlos y para lograrlo, debía matar a Hanz.

Yako me advirtió que Hanz no sabía el verdadero nombre de aquel vampiro pero se sentía intranquilo así que ordenó a sus más fieles y fuertes guardianes, Una y Sono que me vigilaran y es por eso que la próxima semana saldría con ellos de caza y seguramente me pondrían a prueba. Debía estar alerta más que nunca, Yako no podía ayudarme mucho, así que yo estaba solo en esto.

CAPÍTULO 5

LA PROMESA

Después de todo lo que Yako me dijo y advirtió, se marchó junto a sus soldados. En ese momento sentí que yo cargaba con sus esperanzas de ser libres. Era mucha responsabilidad para mí, sé que cuando era humano mi vida fue aburrida y vacía y yo deseaba un gran cambio, pero esto supera cualquier cosa.

Me senté en silencio a pensar en el suelo y escuché un ruido y una voz me dijo desde la oscuridad…

– Sabía que eras diferente –

Me levanté rápido y cagado del miedo para ver quien estaba allí

-¡Kara! ¿Qué haces aquí? –

Kara estuvo presente en la conversación que tuvimos con Yako y escuchó absolutamente todo.

– Desde que te conocí actuabas diferente aun siendo un vampiro… Aquel día en el callejón cuando Coma iba a matarte, algo en mí hizo que lo detuviera. Fue el destino.-

Ella estaba frente a mí con su semblante más brillante de lo normal, como si hubiera un poco de alegría o esperanza que la animara. Luego se puso seria nuevamente, pero era tan hermosa que yo me derretía ante su mirada y su voz. Estaba rendido y en silencio.

– ¿Sabes lo que Hanz podría hacerle a Yako si se entera? Podría torturarlo durante siglos, cortarlo por partes o beber de su sangre hasta secarlo. No sabes con quien te metes ni lo que podría hacerte. Es despiadado, no tiene sentimientos por nada ni nadie, créeme yo lo he visto –

Al decirme esto sinceramente me preocupé y tuve un poco de miedo, podía sentir el miedo de ella también y a la vez sus deseos gritando por libertad. No me iba a rendir, mucho menos ahora que sabía en la situación que se encontraba la persona que amo y los otros que deseaban escapar y no podían.

– Entonces debo evitar que él se entere de esto por el bien de todos, hasta encontrar una manera de enfrentarlo –

Y la sangre en ella la obligaba a cosas que no quería…

– Debo decirle, su sangre en mí me obliga, aunque no quiero. Esa libertad de la que hablan no existe, yo le pertenezco y te envidio porque puedes recordar tu nombre, hace 300 años me quitó el mío y no puedo recordarlo –

Entonces vi como unas lágrimas brotaban de sus ojos y la abracé fuerte, tan fuerte que su corazón se quebró en un llanto desgarrador y me hacía temblar ese dolor que salía de su interior y mientras lloraba me preguntaba…

– ¿Por qué haces esto? ¿Por qué no huyes ahora que puedes?-

No sé porque pero no pude contener la emoción y le declaré mis sentimientos guardados…

– Desde que te vi, te amé, supe que este sentimiento no era normal para un vampiro, pero yo soy diferente y te demostraré que no le perteneces a nadie más que a ti misma… Haré lo que sea necesario para que recuperes tu nombre, lo prometo… Yo mataré a ese hijo de puta y te liberaré de las cadenas de su sangre y a todos los que anhelan esa libertad como Yako –

Cuando dejé de abrazarla estaba sonriendo y secándose las lágrimas me dijo – ¡Gracias! Había olvidado lo que era llorar, por un momento me sentí humana otra vez –

Yo no decía una palabra, era como si tuviera la lengua trabada, luego ella me dijo – He notado que no matas inocentes, solo has matado gente mala y yo quiero hacer lo mismo desde hoy –

Juro que sentí una felicidad enorme, realmente había hallado al amor de mi vida en esta nueva.

Al darse la vuelta y cambiando su voz, su hermosa voz cuando habla con autoridad, concluyó

– ¡La próxima semana salimos de caza! ¡Alístate! –

Y se fue…

Ahora tengo un objetivo, un propósito que cumplir, estaba completamente decidido y no había marcha atrás.

Después de eso regresé a la guarida y me encontré de frente con Coma, me miraba fijo, ambos nos odiábamos. Él decía que no le gustaba mi actitud y que estaría vigilándome y yo lo provocaba con la mirada. Eso era una falta de respeto por parte de un soldado de mi clase, así que debía cuidarme. El sol salió otra vez y cuando eso pasa descansamos, no dormimos como los humanos pero muchos pueden cerrar sus ojos para recuperar energías en la oscuridad. Desde dentro de ese edificio enorme que le llamamos guarida, escuchamos todo, las personas que salen de paseo, van al trabajo, sirenas de la policía, ambulancias, niños y animales. Así es todo el tiempo, aburrido ¿no?, no niego que me gustaría salir a la playa o andar en bicicleta. Disfrutar del verano, pero tampoco me desespero. Cuando eres inmortal el tiempo ya no es una preocupación y las horas pasan rápido, cada uno tiene su departamento. El edificio pertenece a Hanz y está sellado completamente durante el día. Aunque ustedes no lo crean los vampiros han acumulado fortunas durante los siglos ¡muy loco!…

En una de mis salidas nocturnas me hice de una guitarra y durante el día aprendo a tocar canciones, me gusta descargar música en el teléfono y uso internet para ver las noticias y alguna película.

Quedan pocos días para mi salida en el grupo de Kara, es obvio que irá Yako ya que es mi jefe en cierta forma.

Yako me ha enseñado muchas cosas que yo no sabía, me ha estado preparando en artes marciales y manejo de espadas, sabe que voy a necesitar de muchos conocimientos de guerra para el futuro y yo con gusto aprendo.

He progresado mucho desde que comenzamos hace un año, hace unos días he superado por mucho sus habilidades, sin embargo me ha advertido que nadie debe saberlo ya que eso supondría algún problema para Hanz, me he vuelto muy fuerte. También he descubierto que durante siglos Kara se ha estado preparando sola, ella es una experta, al igual que Una y Sono y Coma. No puedo imaginar que tan hábil y fuerte puede ser Hanz, sin embargo eso no me preocupa ni me asusta.

Ha llegado el día que nos toca salir de caza, junto al grupo de Yako salimos directamente al punto de encuentro con el grupo de Kara y al llegar nos sorprendimos bastante al ver que Una y Sono también estaban esperando. Eso significaba una cosa, Hanz había enviado a esos dos a vigilarnos y si fue así es porque ya estaba sospechando de algo. Kara y Yako actuaron normal aunque estaban preocupados por dentro.

CAPÍTULO 6

VERTIENTE

Como les había dicho anteriormente, se suponía que solo los grupos de Kara y Yako saldrían de caza, pero al llegar nos sorprendimos al ver a Una y Sono también presentes en el lugar. Esto indicaba que Hanz los había enviado y estaba sospechando de algo ¿pero cómo? Solo se me ocurre que al ser el dueño de la sangre de todos, tuvo algún presentimiento, el cual le hace dudar, aun así más allá de eso, no puede saber nada pues no es un vidente.

Todo seguía según el protocolo, el objetivo esta vez sería un barrio al estilo suburbio que hay en los Estados Unidos, la hora del ataque sería a las 12 de la noche cuando todo es tranquilo.

El sistema organizado sería el de siempre, se invadiría casa por casa en silencio para evitar llamar la atención y que venga la policía.

Nos dividimos en pequeños grupos y Yako conociéndome, ordenó que fuera con Kara y ella envió a varios de los suyos por separado.

Yo estaba feliz porque iría a su lado. Ambos esperamos hasta el último momento para ir, recuerden que Kara había prometido no matar inocentes y es por eso que Yako salió primero.

Las matanzas comenzaron, no importaban si eran niños o adultos, debíamos comer.

Ya conocíamos los sistemas de alarmas de esas casas así que era fácil desactivarlas, a veces había casas que no las tenían porque era un barrio seguro y eso facilitaba las cosas.

Evitábamos los hogares donde había perros y las dejábamos para el último, de las 200 viviendas solo atacábamos 10, para no levantar sospechas ante la justicia. No queríamos que el mundo sepa de nuestra existencia, eso era prioridad para la supervivencia.

Luego de haber enviado a todos, Kara y yo aún no habíamos salido, esperábamos que Una y Sono vayan primero, pero resulta que los muy hijos de puta tampoco salieron, sino que se quedaron detrás nuestro observándonos.

Con esto confirmábamos que Hanz los había enviado a vigilarnos, era evidente la situación así que Kara dijo

– Jazz, es nuestro turno, vamos a aquella – Señalando una que estaba al final

Y Una dijo – nosotros iremos a la casa que esta junto a esa ¡Uy que emocionante! ¿No lo creen?–

Kara les respondió cortante -¡Hagan lo que se les antoje!-

Yo por dentro –“¡maldición!”- si no matábamos a alguien sería nuestro fin. Así que no quedaba otra salida.

Nos metimos en la casa en silencio, vagamos por ella, parecía que estábamos de suerte puesto que aparentemente no había nadie. Las habitaciones de los niños estaban vacías, solo quedaba la de los padres y yo rogaba que tampoco estuvieran.

Kara y yo entramos a la habitación grande y para nuestra tranquilidad no había nadie.

Ver su rostro relajarse no tenía precio, nos miramos y sonreímos. Pensé en sentarme en la cama un momento y al hacerlo sucedió lo que más temíamos. ¡Escuchamos un bebé! ¡Maldita sea! Pensaba yo mientras me llevaba las manos a la cara y un gesto de miedo y preocupación nos invadió.

Parece que los padres de la familia nos escucharon entrar y se escondieron con su bebé debajo de la cama. ¡No puede ser!

Kara se agachó a mirar y efectivamente ahí estaban. La mujer y el marido comenzaron a pedir que no les hagamos daño, que nos darían lo que pidiéramos, mientras salían de debajo. Yo de casualidad miré al costado por la ventana porque estaba preocupado por esos dos hijos de puta que nos vigilaban y pude ver a Yako en el techo de otra casa observándonos como si supiera lo que pasaba y con una mirada nos advirtió que Una y Sono venían hacia aquí ¿Qué íbamos a hacer? Pensábamos, no podíamos matar a esa familia y mucho menos al bebé. Pero tampoco podíamos arriesgar la misión que teníamos.

La familia estaba en un rincón temblando con el bebé en los brazos y con Kara nos volvimos a mirar y ella les dijo – ¡Rápido! ¡Váyanse, ocúltense en un lugar seguro!- Y estos se fueron.

Nosotros confiados de que harían eso nos tranquilizamos y yo trataba de alentarla diciéndole que había hecho lo correcto.

Pero en ese momento, Una entró hablando y diciendo – Parece que se les escaparon un par de conejos– y Sono dijo –Pero por suerte los atrapamos por ustedes, eso les pasa por ser tan descuidados– Cuando nos dimos vuelta rápido vimos que la desgraciada tenía al bebé en sus manos aún vivo, pero la sangre en sus bocas nos decía que habían matado a sus padres “¡Mierda!”…

– Miren este lindo bebé, tan inocente y tan delicioso – Decía la muy enferma, yo la aborrecía y Kara también pero ella no podía hacer nada. Sono me miró y me dijo -¡Es extraño que un simple soldado como tú tenga esas actitudes tan irreverentes con nosotros, hace bastante tiempo que lo notamos!- Decía eso por la mirada que yo tenía y Una seguía hamacando al bebé cantándole, luego respondió a su compañero –Parece que no desea ser un simple soldadito, tal vez quiere ser jefe jajaja – Ambos se reían con risa de maniáticos enfermos de la cabeza, me daban nauseas.

– Pues si quieres ser algo más, deberás demostrar que eres capaz – Me dijo la loca mientras me arrojó al bebé, yo logré pillarlo en el aire sin hacerle daño, la pequeña no lloraba sino que sonreía al verme -¡Cómetelo! – Me dijo dándome una orden el mal parido de Sono y Una asintió diciendo – Quiero verte haciéndolo y tal vez así hablemos con Hanz para que te de un ascenso ¿Qué te parece? ¡Cómetelo! ¡Vamos!- Los dos me insistían mientras se reían, Yako observaba desde el techo de la otra casa.

Yo ya no escuchaba nada, mi mente estaba en blanco, me giré para ver a Kara y luego sonreí, lentamente bajé a la niña sobre la cama y los dos vampiros locos se callaron y sus caras se desfiguraron por el enojo. Créanme, todo esto que les cuento estaba pasando en unos pocos segundos, mejor imagínenselo en cámara lenta.

Los miré y me dejé llevar por el instinto de mi sangre, la sangre de aquel inmortal. La adrenalina inundaba mi cuerpo, Yako y Kara parecían dos leones observando, esperando lo inevitable.

Me lancé sobre Sono a una velocidad impresionante, nunca había usado así mi destreza, puse en práctica todo lo que aprendí de Yako y antes de que se pudiera defender, le atravesé el cuello con mi mano izquierda que parecía una daga, rápidamente la saqué para defenderme del ataque de Una y con mi brazo derecho le arranqué el corazón, la obligué a arrodillarse para desgarrarle la maldita cabeza y separarla de su cuerpo, volví hacia Sono y le hice lo mismo.

Me había convertido en una bestia salvaje sin remordimiento para matar despiadadamente a mis enemigos.

De inmediato fui hacia la cama por el bebé y luego hasta donde estaba Kara inmovilizada por el asombro, la tomé de la mano y nos fuimos de ese lugar, Yako ya estaba en la casa abriendo las llaves de gas para luego prenderle fuego con los cuerpos de Una y Sono dentro. Esa era la forma correcta de matar a un vampiro.

Al bebé la llevamos a un convento y nos aseguramos de que la resguardara una mujer.

Los tres nos paramos sobre el techo del edificio.

Yako me advirtió sobre lo que se venía y me habló de un tal Goss que no pertenecía al clan de Hanz pero que igual era su colaborador. Luego se fue para justificarme en la guarida y asegurarse de que no descubrieran lo que habíamos hecho.

Kara se acercó a mí y me dijo

– Ahora entiendo todo lo que me habías dicho y creo plenamente en ti, lo que he visto hoy fue impresionante, es como si me hubiera liberado de las ataduras de Hanz. Y en agradecimiento te apoyaré hasta el final –

Todo emocionado y enamorado solo le respondí -¡Mataré a Hanz por ti!-

Ella con una sonrisa continuó

– Seguramente no te será nada fácil, sus seguidores intentaran impedirlo y querrán acabar contigo… Pero ¡Yo los mataré! ¡Mataré a todo aquel que intente acercarse a ti! ¡No dudaré! ¡Te lo prometo!…-

Ese momento fue lo mejor que me había pasado desde que morí…

– Andrei ¿Me amas?-

-¡Te amo Kara!-

CAPÍTULO 7

LIBERTAD

Hanz tenía un salón grande donde había una mesa adornada con frutas reales, allí se sentaba junto a sus más fieles seguidores, hablaban de no sé qué cosas. ¿Cuál sería el tema de conversación de un grupo de vampiros? Me preguntaba a diario eso, igual ni me interesaba. Yo no entraba a ese lugar a menos que nos llamara para algo, pero ni se molestaba en hablarnos a los de un rango tan bajo, lo que tenía para decir primero se lo comunicaba a Yako para que nos lo diga luego.

Estos últimos días ha estado encerrado en su salón, sin salir de allí. ¿Deprimido? No lo creo. Solo sé que si desaparecen dos de tus mejores guerreros, es que algo no va bien.

Nosotros disimulábamos, pero eso no quitaba que estemos preocupados y alertas. Si nos descubrían seguro sería nuestro fin.

Había mandado a llamar a Yako y Kara, ambos líderes de los grupos de caza aquel día, para preguntarles sobre Una y Sono. Era obvio que los dos iban a decir cosas parecidas como, “ellos tomaron caminos diferentes” “tú sabes cómo son” y cosas así para despistarlo. Pero Hanz no era tonto, de ninguna manera un vampiro de 1000 años se dejaría engañar tan fácil, él sabía que algo estaba mal, pero ¿Quién sería capaz de desaparecerlos? Si ninguno de los que le sirven pueden matarse entre sí. Esas eran sus dudas y los dejó irse aparentando que todo estaba bien.

Desde ese día hemos salido con Kara de caza y nos hemos alimentado de gente mala, delincuentes y por supuesto lo disfrutábamos. Yo me sentía muy feliz con ella y ella conmigo, al fin logré que sonriera.

Las cosas en la guarida no estaban bien, cada vez que Hanz aparecía me observaba de manera extraña, seguro sospechaba de mí o planeaba algo.

Yako se acercó a mí preocupado porque Hanz había organizado una reunión para dentro de una hora, todos debíamos estar obligatoriamente.

La reunión se haría en el salón principal, el mismo donde me trajeron la primera vez.

Estaban todos reunidos, Coma y ese sujeto llamado Goss que pertenecía al otro clan pero no veía a Kara por ningún lado ni a sus seguidores.

Al rato apareció Hanz y se paró en medio del salón y comenzó a hablar cosas sin sentido para mí. Comenzó a contar historias de su vida, experiencias vividas y la verdad es que ni me interesaban, solo me interesaba Kara. En un momento habló de traición y a decir cosas sobre ratas entre nosotros. Efectivamente había descubierto algo y estaba montando su propio show al estilo capone para impartir miedo y su poder sobre los débiles.

Al rato de tanta palabrería hizo una seña y de una habitación salió uno de sus sirvientes con las cabezas de los seguidores de Kara, yo me alteré mucho y aunque Yako también, pero me sujetó del brazo. Yo no temía por mí sino por Kara, estaba tan enfurecido que si le llegaba a hacer daño era capaz de destruir todo el lugar.

El jefe se justificaba que esas cabezas pertenecían a las ratas traidoras, entonces llamó a Coma y le dijo ¡Ve!…

Ya me imaginaba que iría por Kara, solo esperaba que no sea solo su cabeza, hasta que la trajo y por suerte estaba viva pero ese infeliz la sujetaba del cuello.

Estoy seguro que Hanz sabía perfectamente quien había asesinado a sus dos esbirros, solo que no quería aceptarlo, entonces usó a Kara para hacerme salir.

Él ya nos había enviado a espiar durante los días posteriores a las desapariciones, además en los periódicos salieron a luz los incendios en aquel barrio.

– ¡Les presento a la principal sospechosa de la muerte de nuestros hermanos! Después de haberle dado tanto de mí, así es como me paga, se ha convertido en una rata, reuniéndose con otras ratas para conspirar contra mí…-

Yo estaba enfurecido por lo que veía, pero debía esperar, no quería que le haga daño. El maldito continuó

– Por favor, ahora quiero que declares antes los presentes, si eres la responsable principal de este hecho o si alguien te ha engañado para volverte en mi contra, si es así dime quien es y tal vez te perdone o sino morirás…-

Yo por dentro decía “dile que soy yo, dile”

Ella con lágrimas en sus ojos dijo

– Yo soy la única responsable de todo –

Entonces Hanz ordenó con una seña a Coma para que la mate, pero desde lo más profundo de mi ser salió un grito que dejó el salón en silencio…

-¡NOOOOOOO! ¡Déjala! – Coma se detuvo y me paré frente a Hanz, los que me rodeaban se alejaron dejándome solo. Varios soldados venían por detrás y me golpeaban fuerte hasta hacerme caer, Kara lloraba mientras veía como me golpeaban y Hanz dijo

– ¡Sabía que eras una de esas ratas asquerosas! –

También le recriminaba a ella por haber estado conmigo

– ¡No sé cómo hicieron para romper el lazo que tenemos en la sangre, pero sí sé que además de traicionar a tu especie, me has traicionado a mí andando con un súbdito asqueroso de nivel bajo, comportándote como una puta mortal! ¿Acaso olvidas que tú me perteneces? ¡Yo te he dado todo, te concedido la vida eterna! ¡Eres una prostituta! ¡Soy su dueño, el dueño de todos los que están aquí! ¡Voy a desmembrarlos por partes y los arrojaré al sol!…-

Kara llorando me habló frente a todos con una sonrisa…

-¡Ya lo recordé mi amor! ¡Al fin pude recordar mi nombre! ¡Es Ángela, mi nombre es Ángela! –

No lo podía creer, ella había recordado su verdadero nombre, aquel que Hanz le había robado. Ahora él estaba más enfurecido que antes, y para completar Yako se metió en la conversación para decirle algo increíble mientras yo me acomodaba en el suelo…

-Hanz, puede que tengas razón en que los que estamos aquí somos de tu propiedad, pero él no te pertenece, él es libre ¡él es aquel vampiro solitario al que odiabas! –

Hanz lo miró y con enojo le espetó

-¡Yako! ¡¿Que has hecho?!-

Fue un tonto, se dejó llevar por la ira y se olvidó de que yo aún estaba allí. Aproveche esos segundos de distracción y desde el suelo saqué de mis tobillos dos dagas que Yako me había regalado y se las arrojé con fuerza a su cara.

Los sentidos de Hanz eran bastante agudos como para que se dejara sorprender por esos cuchillos, yo contaba con eso. Y como era de esperarse, pudo detenerlos con sus manos y el muy estúpido descuidó su defensa, ya cuando quiso darse cuento yo estaba debajo de él…

Recuerden que nosotros podíamos movernos rápidamente en pocos segundos, por lo tanto varios vampiros se lanzaron al ataque contra mí, así como ese tonto de Coma. Kara o mejor dicho Ángela, cumplió con su promesa, así que cuando la soltó, ella ágilmente logró sujetarlo subiéndose por encima de sus hombros y antes de arrancarle la espina le dijo

– ¡¿A dónde crees que vas?!-

Después de eso fue rápidamente hacia los que intentaban atacarme, acabándolos uno a uno.

Los soldados de Yako también se unieron a la matanza, en tanto él fue directamente por ese tal Goss que estaba intentando escapar y lo partió a la mitad. ¡Increíble! ¿No? Pero así fue, mucha sangre y cadáveres de vampiros por todos lados a las 2 de la mañana.

Bueno ahora regresemos a la parte en donde yo estaba frente al hijo de puta de Hanz.

Mientras él sostenía los cuchillos, yo puse toda mi fuerza en mi brazo derecho y se lo clavé en el centro del pecho, lo miré fijo y le hice escuchar las últimas palabras de su vida

– ¡Desde que ella y yo nos conocimos, nos amamos y eso nos ha liberado para siempre de tu maldición! ¡Ah! ¡Y por cierto mi nombre es Andrei! –

Obviamente le saqué el corazón y lo arrojé a los pies de Ángela.

Esa noche acabamos con casi todos los sirvientes fieles a Hanz, excepto algunos que lograron escapar, para finalizar le prendimos fuego a toda esa maldita guarida en señal de libertad.

Por supuesto no podía faltar el abrazo. Ángela y yo nos abrazamos con todo el amor que nos teníamos. Yako y sus soldados estaban cerca y nos dijo algo importante

– ¿Saben que esto no termina aquí verdad? Ahora que Hanz ha muerto, otros vendrán, otros clanes reclamarán este territorio y vendrán por ti, por ustedes –

Ángela y yo nos miramos y adelantándose a responder le dijo con mucha confianza y autoridad

-¡Entonces los mataremos! ¡Uno tras otro, mientras sigan viniendo!-

Y yo -¡Ya la oíste amigo!-

Yako se sonrió y concluyó

-¡Interesante! ¡Entonces cuenten con nosotros! –

El que me enseñó casi todo se fue a algún lugar, conociéndolo, seguro tenía alguna casa propia donde refugiarse.

¿Y nosotros…? ¡Pues nosotros también!







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