«TENTACIÒN ETERNA»

«TENTACIÒN ETERNA»

Hoy a mis casi 50 años y como todos los mortales he tenido que despedir a muchas personas que formaron parte de mis pasos en este planeta, desde mi nacimiento.

De repente al pensar en que almorzar, una imagen me viene a la memoria, y luego un pensamiento que me hace recordar que alguna vez fui niño, hijo de la clase media trabajadora Argentina, en la que nadie te regala nada.

Mi recuerdo me transporta a aquellos días de los ochenta en que para ayudar a mi familia sintiéndome útil salia por las calles a vender diarios.

 Uno de los primeros días como «canillita»  me parè en la puerta de un comedor que estaba situado en la estación de ómnibus de Esperanza, mi ciudad natal, el comedor ya no existente se llamaba «La Tablita «, ya que en ella una de sus especialidades era el azado a la parrilla que se acostumbra a comer en tablas individuales. Repentinamente un hombre de cualidades generosas me saluda con un hola pibe, al que respondí respetuosamente, inmediatamente me entero que es el dueño del local que misteriosamente me permite el ingreso al mismo para ofrecerle el periódico a los comensales como un servicio màs a los viajeros visitantes. 

Naturalmente agradecido saludo al propietario y me retiro luego de cumplir con mi objetivo.

A medida que va pasando el tiempo voy entrando en confianza, y luego de escuchar muchas historias deduzco que su buen pasar económico no son casualidad. Cuenta con dolor y alivio su peregrinaje terrenal, pero no se olvida de sus raíces y trata de colaborar con aquellos que lo necesitan.

 Entre sus negras historias cuenta su adicción al juego en las que perdió varias veces hasta lo que no tenia, de las cuales pudo salir gracias a que un día encontró su fe evangélica. 

  Además de su bondad, su mano mágica para la cocina hacían de quien pase por allí todos quieran volver a probar sus delicias. Para mi la «Reina» sus empanadas. 

 No quiero dejar de mencionar que en la  cosina su mujer inseparable lo acompañaba.

 Como una ley de la vida sabemos que la vuelta en calesita no es eterna y de esa manera todo lo que empieza, en algún momento termina. Uno de esos días, llego al comedor y con ojos vidriosos ese magnifico ser honesto bonachón me comenta que le ha llegado la jubilación y debido a sus problemas de salud y su cansancio decidió volver a su tierra natal para vivir el resto de su vida rodeado de sus dos hijos que han formado familia y le regalaron la dicha de tener cinco nietos, se despidió de mi, no sin antes regalarme un libro a cerca de como mejorar al mundo. 

Continuara esta historia después de la frontera? Quisiera verte una vez mas para escuchar historias, y degustar con encanto de niño aquellas empanadas exquisitas, fritas de pescado y cebolla, una invitación al paraíso bailando con Lucifer y con el sabor a pecado de nuestro planeta. Nos veremos amigo.

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