Helado de coco

Helado de coco

Nuna Katari

07/09/2020

Pensar en el helado de coco es volver a tener tres años, es reencontrarme con mis abuelos, sentarnos en el sillón de la sala y escucharlos conversar. Mi abuelo llegaba del trabajo, era chofer en un colectivo y mi abuela era todo lo que yo podía imaginar a esa edad. Si se necesitaba una silla, ella lo hacía. Si para bailar yo requería un vestido de vuelo, ella lo cosía, pero lo que más recuerdo de ella es su forma de cocinar. Mis abuelos nacieron en la selva peruana, y yo en la costa. Puedo decir que nací al ladito del mar bailando música tropical. Mis primeras comidas me llevan a ese lugar donde los loros cantan y el sonido de la lluvia en pleno verano es habitual. Descubrí que las plantas son medicina, y que los olores de las frutas son un regalo que hay que valorar. Hoy recuerdo la sala de la casa de mi abuela, sentarme en el sillón donde mis pequeñas piernas colgaban, mis abuelos ríen y yo disfrutaba del helado que mi abuela hacía con todo el amor que le sobraba. La leche de coco, canela en polvo y azúcar morena eran la combinación que ahora me recuerda al verano eterno que vivíamos. Suave, liviano y lleno de dulzura, como el helado de coco que comíamos, mis abuelos después de trabajar y yo después de jugar.

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