Toma un puñado de sal y lo tiras tres veces por tu espalda, si tienes suerte al salir de acá seguirás con vida y si no, ojalá que tengas suerte en la próxima. 

Bienvenidos.

Cada día cuando sale el sol comienza el show, las gaviotas se vuelven locas por la pescada del día, prefieren mis platos porque mi restaurant es donde mas escurre sangre, tienen un paladar fino a pesar de lo infieles que son los domingos. Atiendo a todo tipo de personas., abrimos durante el día, y cerramos antes del atardecer., después de esa hora corre el reloj y se abren las puertas de atrás, los autos se quedan frente a la marea roja con los frenos ya occidados y con el miedo si hoy volveran a su hogar. Hay de todo, desde alcohólicos a suicidas, la banda india y los creyentes en Alá.

Es un lugar en donde no hay luces pero todos están lucidos.

Nos miramos fijamente a los ojos, con los pies descalzos y la piel de gallina, y aún asi no sabes quién de esta habitación va a ser el último en ver la escena. A pesar de sentirnos expuestos al amanecer, aquí es en donde lo ilegal se vuelve legal y lo retorcido cobra sentido. Quien sea el afortunado de que se lo lleve la próxima marea nos encargaremos de que las gaviotas no dejen rastro de su existencia en este mundo. 

Todos estamos ansiosos por partir, entrar por el cuello ancho y gordo de la gaviota y volver a salir por el mismo, pero esta vez siendo alguien nuevo, libre de todo mal.

«Puro» así como los que nos fumabamos en el bar…

[…]

Buenos días, hoy me toca disfrutar un nuevo amanecer.

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