Del corazón y el mar

Del corazón y el mar

OLOR DEL PASADO

¿Lo hueles?

Viene de lejos.

Es el olor de la vida.

Se acerca desde el silencio

congelándote la risa.

Es ese olor que tú solo

descubres desde la prisa,

enredado entre los otros

y te trae sabores viejos,

añoranzas de tu infancia,

recuerdos y más recuerdos.

Te ha dejado un tiempo ausente,

de los otros alejado,

pero se va de tu mente,

de tu idea, de tu espacio,

dejando paso al presente

empujándote el pasado.

No te interesa el ahora,

quieres pedirle que vuelva

a envolverte en su aureola.

Respiras profundamente

buscando ese olor preciso

que ha recobrado en tu mente

lo que ya creías perdido.

No vuelve…

¿Qué es lo que ocurre?

Dame el olor de la muerte

profundo para que ayude

a recordar a mi frente.

Quiero tenerte de nuevo

olor de lo que ha pasado.

Quiero sentir a mis muertos,

rodearlos con los brazos.

Vuelve olor de los olores

con el que me siento limpia,

devuélveme los dolores,

quiero volver a ser niña.

VOY

Voy a escribirte un poema

para que aprendas a odiarme,

para que brillen tus ojos

recordando cada frase

y te sientas tan vacío

como mi mente cobarde.

Quiero escribirte unos versos

para que sepas amarme,

para que mates el miedo

que me congela la sangre

y me hace ser cautelosa,

encontrando siempre tarde

lo que me estaba buscando,

llamándome.

Quiero escribirte palabras

que se adentren en tu carne,

que formen sueños de aguja

clavándose como el hambre,

para que nunca te olvides

de mi nombre cuando marche,

para que nunca confundas

mi risa con la de nadie.

Voy a mantenerme viva

Cuando mi muerte se marche,

Viva desde tu recuerdo

Hasta que el tiempo lo apague.

MAR

Dientes de espuma blanca

rompiéndose en remolinos,

serpenteando la calma,

desgarrándose en los filos.

La mar es un vientre inmenso

donde viven muchos hijos,

hijos del agua y las algas

acostumbrados al ritmo,

a la cadencia del agua,

a la muerte de los ríos.

Mar de sueños tan ocultos

que ni el sol puede encontrarlos,

meciendo lo más profundo

de tus aguas con las manos.

Cuerpos bañados en sal,

dorados por esa mezcla

de arena, de fuego y mar

que los sentidos despierta.

Amante de mis recuerdos,

compañera de mis dudas,

la mar me sigue llamando

y me recuerda que nunca

serán sus besos salados

separados de la espuma.

Cuchillos de hielo negro

me atraviesan por la espalda

cuando me voy alejando

de tu olor y de tus playas.

Mar que todo me lo ofreces

desde tu muerte callada,

no permitas que me aleje,

enrédame con tus algas

y deja que yo te bese.

Muriéndonos abrazadas

como dos tristes amantes

hijas de la sal y el agua.

MADRE

¡Qué soledad tan grande

la que acuna

todo tu sueño

Libre de esperanzas!

Cuántas veces deseo

no pensarte,

para no sentir miedo,

para no despertarte,

para que no descubras

lo que eres:

la soledad del cielo

tras la muerte.

Nada llena tus días

porque nada

aparta de tu vida

la nostalgia,

ni nada te entristece

desde entonces

como sentirte viva

cada noche.

Cuando el silencio

brota por la casa

y los sueños y el cielo

son oscuros,

sientes, desde tu soledad,

romperse todo

mientras tu vida escapa

como el humo.

DESAMOR

No recuerdo silencios

como los de esta casa

en la que nos morimos

soñando en las ventanas.

¡Qué poco compartimos

después de tantos sueños!

¡Qué lejos nos sentimos!

Y aún no ha pasado el tiempo.

No nos reconocemos

mirándonos callados,

somos vagos reflejos.

Las huellas de otros pasos

que ya no son los nuestros,

porque se han escapado

hastiados de mi prisa,

de tus días amargos,

aburridos del tiempo

que llevan intentando

devolvernos el sueño

que, cada vez, matamos.

De pronto descubrimos

lo poco que te amo,

lo poco que me amas…

Que ya no nos amamos.

MI HIJO

Te miro y me perdono

todo lo que he pasado.

Ese dolor de vida

en mi cuerpo cansado.

Ya no tenía fuerzas

para amarte

y entonces tú rompiste

y entonces tú llegaste.

Nos cortaron el sueño,

la unión de nuestros cuerpos

y yo dejé de verte

con los ojos de dentro,

y te miré en mis brazos

tan feo, tan pequeño.

Sentí eso que se siente

cuando ya nada importa,

cuando algo es tan grande

que lo demás no existe.

Y me sentí muy sola

y me sentí muy triste.

Había un vacío oscuro

en mí cuando saliste.

Ahora podía tocarte,

besarte, descubrirte…

Pero tenía miedo,

ya no podía sentirte.

LA MUERTE

La sangre corriendo

como un grifo abierto,

la vida que escapa

en solo un momento.

Todo se detiene

en el pensamiento,

cuando ves la muerte

cerca de los cuerpos.

Son avisos leves,

como timbres secos,

para recordarnos

que no nos tenemos,

que en solo un instante

se apagan los sueños,

se rompen los cuerpos,

vuelven los recuerdos

de todas las muertes

que nos conocieron.

Y da tanto miedo

que seca el cerebro,

lo deja sin ganas

de seguir tejiendo,

porque lo que teje

es el sufrimiento,

el dolor de muerte

que se clava dentro.

Los cuerpos amados

que se van perdiendo,

o pueden perderse

aunque los amemos.

Esa idea revuelve

la cabeza en fuego,

caballos salvajes

galopan los sesos.

Quieres que se marche,

pero sigue dentro

de cada minuto

que vayas viviendo.

Y LO QUE MÁS

Y lo que más me asusta

es seguir viviendo

y empujar cada día

mi cansado cuerpo

a un mundo de mentiras,

de violencia y miedo,

a un mundo que se rompe

por todos los huesos.

Y lo que más me asusta

es seguir viviendo

y ver que mi hijo

se enfrenta a este infierno,

cada vez más triste

y siempre sin arreglo.

Y lo que más me asusta

es seguir viviendo.

Y acostarme un día

sin sentir ya miedo,

porque ha sucedido

todo lo que temo.

Y lo que más me asusta

es seguir viviendo

sin poder parar

tanto sufrimiento,

dejando que el tedio

nos mate por dentro.

Y lo que más me asusta

es seguir viviendo

en un mundo injusto

sin hacerlo nuevo,

para los que vengan

y por nuestros sueños.

Y lo que más me asusta

es seguir viviendo,

porque es más difícil

que dejar de hacerlo.

NADIE

Y estando yo sentada en el silencio

de este día que empieza a despertarse,

con el olor a lluvia de verano,

con el alma nerviosa por empujar las frases,

no puedo comprender qué estoy haciendo

con mi vida entre tanto disparate.

No quisiera morirme comprobando

que no ha cambiado nada,

que no ha pasado nadie.

YA NO

Dibújame una luna

de plata entre los sueños.

Decórame la vida

con viajes eternos.

Derrámate en mis manos

sin preguntas, sin miedo.

Borra todo el dolor

de estos años inciertos.

Intenta revivir

el amor que no siento.

Aunque te será inútil,

se ha ido con mis sueños

hacia ninguna parte,

hacia lo frío y negro.

Nada nos queda entonces

para seguir viviendo,

todo nos queda ahora

para vivir muriendo.

EL TIEMPO

Hay tanta confusión,

tanta desgana

y tanto ir y venir

en desencuentros,

que la pereza va venciendo todo

hasta dejarnos con los ojos secos.

Miedo a sentir,

a entregarlo todo

como entonces

y ver como se nos va volviendo viejo,

mezquino y miserable

en desacuerdos.

Vacíos que se van haciendo inmensos,

Silencios que conjuran los secretos.

Lejanos, más lejanos

cada día,

desconocidos.

Sombras de recuerdos

que hieren como hieren las palabras,

que van del corazón

a mis silencios.

OLVIDAR

Me canso de esperar

que te me borres

del corazón, del aire,

de los sentimientos.

Y cada nuevo día

me sorprendes

más metido en la sangre

y en el miedo.

Quisiera amanecer

desde tu nombre

para saciarme

de todos tus besos.

Pero también quisiera

no nombrarte

como te nombro

cada noche en sueños.

EL MAR

El mar me da la paz

que tú me robas.

Me siembra el corazón

desde el consuelo.

Me mira con sus mansos

ojos verdes,

y azules,

y grisáceos,

y despiertos.

Y pienso en esos ojos

que me matan

y ahora se ven más lejos,

más pequeños.

No es que no hieran,

pero se hace dulce

la espera miserable

de tus besos.

TU RECUERDO

Hace calor

y busco

y estás lejos.

Y miro el mar

y busco

y no te encuentro.

Cierro los ojos

y huelo tu mirada,

los abro y siento el sabor de tu cuerpo.

Tu voz, tu olor, tu pelo,

tu mirada…

Todo lo que eres tú

lo llevo dentro

y puedo respirarte,

oírte, verte

y hasta besarte

solo con recuerdos.

AMAR

Toda la sangre brota

por el surco

donde tu nombre

se ha hecho la morada.

Entre mi corazón y el mar,

tu voz.

Entre mi alma y el cielo,

tu mirada.

Nada me duele tanto

como amarte

con este amor

desesperado y lento,

que mata mi ilusión

a puñaladas

de realidad, miseria

y desencuentros.

Muere ya amor

que a nada me conduce.

Déjame el mar,

mi soledad y el viento.

ADIÓS AMOR

Adiós, amor, adiós.

¡Cuánto te quise!

Y cuánto dolor

me dejas en el alma.

Todo lo que te di

llevas contigo,

podía haber dado más

pero te marchas.

Quizá no necesites

nada mío,

quizá ya estés cansado,

ya te basta.

Y dejas el vacío

tras la puerta

que se ha cerrado

pillando mis ganas.

Recogeré mis trozos

muy despacio,

sintiendo cada herida,

disfrutándola.

Porque el dolor te enseña

tantas cosas,

que no tenemos tiempo

de aprenderlas.

UN SUSPIRO

No tengas miedo,

no soy tu enemigo.

Sólo vengo a quererte

a pesar del olvido.

Sólo vengo a entregarte

mi corazón herido

y no porque lo cures,

por llenar tu vacío.

Si gano más heridas

las lamerá el destino,

que es quien ha cruzado

tu olor en mi camino.

Deja que habite en ti

el tiempo de un suspiro,

el más hermoso y hondo,

fugaz y fugitivo.

No me quedaré en ti,

no tengas miedo.

Me iré sin darte cuenta,

cuando apartes los ojos

y no oirás ni un quejido.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS