En la avioneta, bajo el cielo azul,
dos almas se funden en un solo tul.
El sol naciente, con rayos de miel,
acaricia sus rostros, un cuadro fiel.
Las nubes, cuál blancas olas de algodón,
se extienden bajo sus pies, sin comparación.
El viento susurra palabras de amor,
en un baile mágico, sin rencor.
Sus manos se rozan, un toque fugaz,
que enciende la llama, un fuego voraz.
Sus miradas se encuentran, un mar sin fin,
donde se refleja un amor sin igual.
El motor vibra, con ritmo constante,
impulsando la nave, hacia el horizonte.
Juntos exploran el cielo infinito,
en un vuelo de ensueño, sin un grito.
La tierra se aleja, se vuelve pequeña,
ante la inmensidad que los llena.
En este espacio, solo existen ellos,
dos corazones que laten, como dos remos.
El tiempo se detiene, en este viaje,
un momento perfecto, sin equipaje.
El amor los envuelve, en una burbuja,
que los protege, de la bruma.
Y mientras el sol asciende, en su camino,
ellos se abrazan, con un cariño divino.
En la avioneta, entre nubes y cielo,
su amor se eleva, con un vuelo bello.
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