Era una tarde triste acerada sin brillos del majestuoso que juega a las escondidas con las almohadas del cielo sublime, que lo saben ocultar para que hoy no lo veamos al caprichoso, para que no sepamos distinguir mañanera o de tardecita pueblerina, los pájaros cantores aturden al observador engañados, o no engañados, no puedo escribir...
Seguir leyendo
28
0