Era una tarde triste
acerada sin brillos
del majestuoso que juega
a las escondidas
con las almohadas del cielo sublime,
que lo saben ocultar
para que hoy no lo veamos
al caprichoso,
para que no sepamos distinguir
mañanera o de tardecita pueblerina,
los pájaros cantores
aturden al observador
engañados, o no engañados,
no puedo escribir algo que no sé,
verano, otoño, invierno o primavera,
ayuden por favor,
le pido con temor
a la madre naturaleza,
que habiéndose sorprendida
me contesta
disfrútala por favor…
Gustavo Perotti
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