Escribir es hilar (pero esas son cosas que se dicen) Qué soy, cómo me veo. Es difícil: ¿en algún lugar de una hoja en blanco un punto y en ambos extremos un abismo? Explicarse a sí misma es (y cito) como intentar, desde abajo, explicar las formas cambiantes de las nubes. Que de tan bello parezca escrito en otro idioma: a eso aspiro, soy ambiciosa. Un gorjeo: el habla humana es un gorjeo. En mi barrio había una loca que le hablaba a una pared. Yo escribo. Sobrescribo, un giro, una torsión, un modo, los robé, ahora son míos. Lo mejor queda en los márgenes, siempre.
Pace el buey, ramonea la perdiz, yo me aboco a lo más mínimo. Me apaciento en la lectura; ramoneo, como un vicio, en cualquier texto. Cintilan a veces, como el oro, una o dos palabras, alguna línea. Las subrayo. La lectura es el cedazo, el ojo, el tamiz, excepto que la palabra no sobrevive, como el oro, en el redil; apenas separada de su texto comienza a expeler un olor fétido, se bifurca, se oblitera, se difumina. Pace el buey, ramonea la perdiz, yo escribo.
Ya sabemos lo que se dice de los gustos. Unos aspiran a formas redondeadas, menos ásperas, sin puntas; otros, a su contrario. Como sea, una línea bien lograda no deja de ser algo milagroso, creo.
Habito una pequeña fracción de realidad, sobre unas coordenadas que llaman espacio y tiempo. Mi desconocimiento, en cambio, es un orgullo, se equipara a un universo.
Interesado por: Me interesa la literatura en un sentido amplio, sin predilección de género
Autores o libros favoritos: Ahora Olga Orozco, Robert Frost, Clarice Lispector, mañana quién sabe.