Perfil público

Denixs Guillen

LIMA - Perú

Número de obras:1
Lecturas de sus textos:15
Votaciones recibidas:0
Obras que ha votado:0

Caos disfrazado: la feroz alegoría de El señor de las moscas

Leer El señor de las moscas de William Golding es como escuchar “Welcome to the Jungle” en la voz de Axl Rose: salvaje, vertiginosa y desgarradora. Su tono no solo desata emociones intensas, sino que arranca el velo de la falsa inocencia que se suele asociar con la infancia. Marcado por la Segunda Guerra Mundial, Golding guarda una visión cruda y pesimista del ser humano. En esta novela, retrata con simbolismo implacable cómo el orden, la razón y la moralidad pueden colapsar cuando el miedo, el poder y el instinto toman el control.
El señor de las moscas es una novela inquietante publicada en 1954. La historia se centra en un grupo de niños británicos que sobreviven a un accidente aéreo y quedan varados en una isla desierta sin adultos. En principio, intentan organizarse: Ralph, elegido como líder, busca mantener el orden; Piggy, su consejero, representa el conocimiento y la lógica. Sin embargo, Jack, el jefe del coro, personifica el caos, la fuerza bruta y el deseo de cazar. Lo que empieza como un intento de democracia degenera en una dictadura tribal y sangrienta.
Golding utiliza esta obra para denunciar la fragilidad de la civilización y el mal inherente en el ser humano. Su trasfondo filosófico nos invita a reflexionar sobre los peligros de ignorar nuestros propios impulsos destructivos y confiar ciegamente en la autoridad. La novela plantea una crítica aguda no solo al totalitarismo, sino también a la idealización del orden social, al mostrar que este puede desmoronarse sin necesidad de grandes catástrofes: basta con dejar a unos niños solos.
Una escena clave ilustra este derrumbe:
“La figura del ‘Señor de las Moscas’ —una cabeza de cerdo en una estaca— parecía mirarle con ojos sin vida… La bestia no está fuera, sino dentro de nosotros mismos” (Golding, 2011, p. 174).
Aquí, Golding deja clara su tesis central: el mal no es una entidad externa, sino parte de la condición humana. No se trata de un monstruo oculto en la selva, sino del odio, la ignorancia, el miedo y la violencia que habitan en cada uno. Esta idea es reforzada por la muerte de Simón, quien representa la verdad y la pureza, asesinado por los demás en un trance colectivo de histeria. Su muerte simboliza cómo la verdad puede ser silenciada cuando la masa actúa desde el miedo.
De igual forma, la novela presenta cómo la estructura del poder se convierte en instrumento de violencia. En un fragmento, Jack impone su dominio por medio de la intimidación y la exclusión:
“¡Tendremos reglas! —gritó animado—. ¡Muchísimas! Y cuando alguien no las cumpla… ¡zas! ¡bong! ¡bam!” (Golding, 2011, p. 73).
Este pasaje evidencia la transformación del liderazgo en tiranía. Lo que empezó como juego infantil se convierte en una estructura autoritaria sin límites. La palabra se sustituye por el grito, y la ley por el castigo. Jack no necesita justificar su poder: lo ejerce mediante el miedo y la fuerza.
El símbolo de la caracola, que al inicio representaba la democracia y el respeto por el otro, termina perdiendo su valor. La escena donde Piggy muere y la caracola se rompe marca el punto final de toda esperanza civilizada. A partir de allí, ya no hay lenguaje ni razón, solo gritos, lanzas y fuego.
“La roca golpeó a Piggy; el cráneo estalló, y la caracola se hizo añicos. El cuerpo cayó al mar. Se fue, girando lentamente, un cuerpo con brazos y piernas como un muñeco roto” (Golding, 2011, p. 215).
Este momento es devastador: el símbolo del pensamiento crítico desaparece, aplastado por la brutalidad. Piggy, quien siempre apeló a la lógica y el diálogo, muere a manos de quienes ya no quieren escuchar. Lo que sigue es una cacería: Ralph es perseguido como una presa, y la isla arde en llamas, destruyéndolo todo.
Aunque escrita hace más de 70 años, El señor de las moscas sigue siendo increíblemente actual. Nos recuerda que, sin estructuras éticas y sociales sólidas, el ser humano puede convertirse en su peor enemigo. La historia no habla solo de niños, sino de nosotros mismos. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a ceder nuestros valores frente al miedo o el deseo de poder? ¿Qué queda de la civilización cuando se apagan las voces de la razón?
Finalmente, El señor de las moscas es una obra imprescindible que nos confronta con una verdad incómoda: el orden no es natural, sino una construcción que requiere vigilancia, compromiso y humanidad. Golding nos advierte que, si la perdemos de vista, no será necesario ningún monstruo externo para destruirnos. Lo haremos nosotros mismos, desde dentro.

Expandir biografía Reducir biografía

Interesado por: Ensayo / No ficción / Divulgación

Autores o libros favoritos: WILLIAM GOLDING

Obras independientes de Denixs Guillen

Actividad reciente de Denixs Guillen

Personas a las que sigue