Acabo de leer Escritura(s), cuando leí la frase
“el papel lo cambia todo”, me paré a pensarlo. El papel tiene
algo distinto, sí, pero también creo que el deseo de comunicarnos
no cambia. Siempre nos hemos comunicado como hemos podido, con lo que
teníamos cerca: con carbón en las cuevas, frescos en las iglesias,
tinta sobre papel, luz en las pantallas. A veces incluso volvemos
atrás, como si necesitáramos tocar lo que decimos.
Ver la foto de tu hija escribiendo me hizo pensar en la mía. Tengo una
carta que me hizo cuando era pequeña, con bolígrafo, sin colores,
con mi cara dibujada y un mensaje que todavía hoy me emociona.
Una
carta es una visita en papel. Ella antes escribía más. Ahora apenas lo hace,
pero se expresa a su manera. Su Instagram es una forma de escritura
híbrida, como la que tú propones en tu texto: mezcla imagen, texto,
reacciones, música. A veces parece solo un escaparate, pero también
es una forma de contar su vida, a su manera. Ver un vídeo de dónde
ha estado, oírla hablar, la música de fondo, con quién está… me
da más información que si escribiera diciendo lo bien que se lo
está pasando. Ya lo veo en su cara. Y sí, a veces es un escaparate,
pero también es parte de lo que Debord llamaba la sociedad del
espectáculo. Ahí se mezcla lo vivido con lo mostrado, y eso también
forma parte del lenguaje actual.
En el texto Escritura(s) se usan imágenes, voz, enlaces. No hace teoría, simplemente
lo hace. Me gusta que todo se entrelaza de forma natural. Eso me
hizo pensar que tu texto también es una forma de carta, una que no
llega por sobre ni se escribe con bolígrafo, pero que busca conectar
igual. Dices
que el papel lo cambia todo, y te entiendo. Pero también pienso que
no lo cambia todo. Porque lo importante no es tanto el soporte como
las ganas de decir algo de verdad. Hoy comunicamos más rápido que
nunca, y sin embargo hay tantos problemas para entendernos. Esa es la
paradoja. No tenemos problema de medios, sino de escucha.
Y entonces pienso en cómo se hacía antes: en Mujercitas, Amy dedicó muchas horas de su estancia en Europa a escribir cartas larguísimas, en las que intentaba explicar cada cosa que veía y vivía. Esa necesidad de contar lo cotidiano con detalle, de ordenar la experiencia a través de la palabra escrita, no es tan distinta de lo que ahora hacemos con imágenes y vídeos. Solo cambió el soporte.
Dices que últimamente lees casi todo en pantalla.
Yo leo en todos los formatos. Convivo con libros antiguos, libros
digitales, y también leo en el móvil. A veces me siento un poco
anacrónica, saltando de uno a otro. Pero también es leer tocar la
portada de un libro, fijarme en el grabado de la portada, acompañar
la lectura con una taza de té mientras releo a mis escritoras
favoritas. Por eso voy a incluir fotos de mis apuntes y mis formas de
leer. También eso es escritura híbrida, aunque venga del papel. Hay
días que subrayo con lápiz, otros tomo notas en el móvil, y hay
frases que me envío a mí misma por WhatsApp para no olvidarlas.
Cada forma responde a un momento, y todas forman parte de cómo
pienso y me expreso.
A veces no escribo lo que quiero decir, pero lo
pliego. No para hacer un sobre, sino una flor. Tomo una página de
novela y la convierto en algo que se regala. La intención y la
palabra se quedan unidas en el papel: no siempre se trata de leer, a
veces basta con mirar y comprender.
Gracias por compartir Escritura(s).
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