Mi amigo el Mirlo

Mi amigo el Mirlo

Mkos Anton

19/10/2022

 Añoraba las tardes de lectura, cuando sentado bajo el árbol de míspero, en los ocasos soleados y de calores intensos, se tomaba un café negro, cuya fragancia se inundaba confundiéndose con el aroma intenso de la ruda y las flores que crecían en el jardín y observar como todos los días, a la misma hora llegaba el mirlo, daba la impresión de que venía a saludarlo, situación que le emocionaba mucho y le animaba a continuar cultivando y cuidando el verde y florecido cercado, como de costumbre para contentar a su amigo visitante, se levantó y se dirigió a la zarzamora que estaba llena de maduras y dulces moras, con cuidado, evitando espinarse con los abrojos tomó algunas frutas, no sin antes hablarle a la planta con suaves y cariñosas palabras la elogiaba por brindarle tan deliciosa cosecha, probo una gustosa mora y sintió en su boca un dulce intenso combinado con un sabor ácido suave que le obligaba a fruncir su seño pero de gusto y placer, sentía unas ganas intensas de llevarse a la boca otra fruta y sin pensarlo dos veces volvió a degustar otra mora, suavemente la cavilo y con las que le sobro se dirigió al lugar donde estaba el mirlo que caminaba en el verde césped buscando algún helminto para tragárselo, no sabía si era hembra o macho pero como los encuentros con su amigo fueron múltiples un día reflexiono y busco un nombre para el ave, se le vinieron a la mente muchos nombres como cenizo, ojón, Ruperto, pero finalmente se decidió con el nombre de Tadeo.

Se acercó a Tadeo y pronunciando su nombre le lanzo las moras cerca de donde caminaba, el pájaro hizo un ademán de susto dando un pequeño salto, seguramente por supervivencia, observo las moras y de manera sigilosa aparentando desconfianza se acero a las mismas y las trago una a una luego levanto la cabeza por breves momentos, observo a su proveedor, parpadeo sus redondos ojos negros saltarines, dando la impresión de que le agradecía, posterior Tadeo continuo su rutina por el césped buscando algún gusano que le permita completar la cena de ese día.

Anton regresó a la mesa donde estaba su café y tomo un sorbo del mismo, se había enfriado pero aún mantenía el sabor y aroma, el mirlo continuaba con su tarea, la tarde poco a poco se iba terminando, la brisa se hacía más intensa lo que raudamente enfriaba el ambiente contrastando con el intenso calor que hasta hace poco inundaba el lugar, el mirlo se acercó como para despedirse, salto aleteando sobre el árbol de aguacate hizo su típico gorgoreo aflautado alzo el vuelo y mientras continuaba con su cantado se alejó del lugar, la noche ya cobijaba al ambiente, la taza de café si había terminado, a lo lejos se divisaba las luces que poco a poco se iban encendiendo, otro día más se había terminado, Anton se sentía feliz porque su amigo Tadeo como todos los día le había visitado y esperaba su regreso el próximo día.

Etiquetas: cuento corto

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