🌘 PREVIEW
“Dicen que el veneno mata. Pero el odio… el odio mantiene vivo.”
El Escorpión Negro camina sobre un tronco podrido. Hay sangre en sus pinzas. Mira al horizonte. Se escuchan tambores lejanos…
Una voz se repite en su cabeza:
“Nunca serás uno de nosotros.”
El escorpión abre sus pinzas y las cierra con furia.
Una silueta se mueve entre las hojas. Él sonríe.
Por fin… combate
Prólogo: El Exiliado
Nacido entre sombras y raíces, no fue un escorpión común.
Desde sus primeras horas rompió el cascarón con pinzas sangrientas. Mató a dos hermanos. A su madre no le tembló el aguijón para delatarlo.
—Está maldito. Está… roto.
El Consejo Subterráneo habló:
—¡Exilio!
Fue arrojado a la superficie, solo, bajo la lluvia ácida y el ojo depredador de la selva.
No lloró. No suplicó. Solo miró a lo lejos… y prometió una cosa:
«Si no me quieren abajo… entonces arriba temblará.»
Capítulo 1: La Sed de Matar
Avanza con sigilo entre hojas podridas y ramas caídas. Cada paso, una cacería.
El Escorpión Negro no busca comida.
Busca rivalidad.
Busca muerte.
Busca oponentes dignos para calmar el fuego que le arde en la cola.
El viento huele a peligro. La selva le canta con gruñidos, chillidos, siseos.
ENEMIGOS EN EL CAMINO
🕷️ 1. Las Tres Tarántulas
Trillizas emboscadoras. Tejen con veneno y coordinan como si compartieran mente. Se alimentan de criaturas vivas. Desmembran lento.
🕸️ 2. Viuda Negra: Reina Dolor
Anciana, rápida, venenosa. Vive en un templo de telarañas donde solo entran los que no regresan. Su beso es el olvido.
🐛 3. Ciempiés Lanza-Cuchillas
Su cuerpo es armadura viviente. Cada segmento oculta cuchillas óseas que corta al mínimo roce. No se detiene. No se cansa.
🐜 4. Colmena de Hormigas Rojas Gigantes
Una legión. Una voluntad. Un solo rugido. Muerden, rasgan, disuelven huesos. No huyen. Se inmolan.
🐍 5. Mamba Negra, la Sombra Deslizante
Silenciosa como la muerte, rápida como un pensamiento. Su veneno mata antes de que te des cuenta. Caza por deporte.
🦂 6. El Escorpión Blanco
Su hermano perdido. El protector del Consejo.
Limpio. Letal. Glorificado.
El único que venció al Escorpión Negro una vez… y lo dejó vivo.
Ahora viene por la revancha.
Capítulo 2: Las Tres Tarántulas
La selva guarda silencio. Los árboles crujen como si respiraran.
El Escorpión Negro detiene su marcha. Algo no encaja.
Un tronco está cubierto de una sustancia viscosa.
No es savia.
Es seda húmeda y fresca.
Su aguijón se eleva. Sus pinzas se tensan.
Entonces lo escucha:
un clic… clic… clic…
Como pasos… pero múltiples… y desde arriba.
Mira al cielo. No hay sol, solo telaraña.
Y en lo alto: tres sombras, tres pares de ojos.
—Llegaste a nuestra zona —susurra una voz.
—Ahora eres nuestra cena —dice otra.
—Y nos gusta jugar con la comida —ríe la tercera.
Las Tres Tarántulas bajan en espiral. Cuerpos peludos. Colmillos brillando. Coordinadas como una maldita orquesta de tortura.
El Escorpión Negro no responde. No habla. Solo salta hacia atrás antes de que una red lo aplaste como trampa mortal.
—¡Es rápido! —escupe una.
—¡Pero no más que nosotras! —gritan al unísono.
Empieza el baile mortal.
PRIMERA RONDA:
Telaraña vs Pinzas
Una tarántula lanza una red como lanza. El Escorpión Negro la corta con sus pinzas afiladas y rueda por el suelo.
Otra salta y lo embiste, logrando clavarse en su costado.
¡CHAS!
El escorpión la estrella contra una roca, pero la tercera le cae encima, sujetando su aguijón.
—¡Ahora! —gritan las hermanas.
SEGUNDA RONDA:
Enredo de muerte
Las tres lo rodean. Le lanzan hilos, lo atan, lo empujan hacia un pozo lleno de huesos.
—Así mueren los exiliados… enredados en su arrogancia.
Pero en ese momento… el Escorpión Negro se deja caer hacia atrás.
¡Con su propio peso rompe la telaraña que lo sostenía!
Cae en picada, llevándose a una tarántula con él.
¡CRACK!
Ambos impactan contra piedras.
Solo uno se levanta.
TERCERA RONDA:
Instinto Puro
Quedan dos tarántulas. Furiosas.
Una muerde. La otra rasga.
Pero el Escorpión Negro ya está despierto del todo.
Clava una pinza en la garganta de una.
Usa su cola para levantarla como escudo.
La otra lanza su veneno. Pero golpea a su hermana.
Error fatal.
La tarántula envenenada cae.
La última queda sola.
Retrocede.
—No… no sin mis hermanas…
Pero es tarde.
¡ZAAAZ!
El aguijón negro atraviesa su cerebro.
FINAL DEL CAPÍTULO
El Escorpión Negro arrastra los tres cadáveres a una cueva.
No los come.
No los guarda.
Solo los deja allí. Como aviso.
Como firma.
La selva lo vuelve a mirar con miedo.
Y en algún lugar lejano…
el Escorpión Blanco siente una perturbación.
Capítulo 3: Ciempiés Lanza-Cuchillas
La tierra tiembla. No por el viento ni por el trueno, sino por la presencia.
El suelo, marcado por surcos, se agrieta y las hojas se arrugan.
En algún lugar profundo de la selva, una sombra de mil patas comienza a arrastrarse.
El Escorpión Negro no se inmuta.
Lo está esperando.
Una criatura que conoce bien.
Que respira veneno.
Que devora todo a su paso.
El Ciempiés Lanza-Cuchillas:
Su cuerpo largo y segmentado, cada parte cubierta por placas de escudo duras como piedra.
Sus patas, afiladas como cuchillos, no hacen ruido.
Y su boca… una boca llena de colmillos de metal.
El Escorpión Negro avanza, sabiendo que no hay escapatoria.
La selva se vuelve más oscura, como si las sombras mismas lo retuvieran.
El ciempiés, con un siseo, emerge del suelo, y su mirada refleja la furia de la naturaleza misma.
PRIMERA RONDA: El Ataque Relámpago
El Ciempiés Lanza-Cuchillas ataca primero.
Con una velocidad sobrenatural, sus patas se disparan hacia el Escorpión Negro como lanzas mortales.
Cada uno de sus segmentos se mueve con una sincronicidad que parece de otro mundo.
El Escorpión Negro salta, pero no lo suficiente.
Una de las patas cortantes rasga su caparazón.
¡Sssshh!
El veneno de la herida empieza a esparcirse por su cuerpo, un ardor abrasante.
No hay tiempo que perder.
Con un movimiento rápido, el Escorpión Negro gira su cuerpo en el aire, usando su aguijón como una bala hacia el corazón del ciempiés.
¡CRASH!
El aguijón penetra un segmento, pero el monstruo sigue avanzando.
Es más grande de lo que pensaba.
Mucho más resistente.
SEGUNDA RONDA: La Trampa Mortal
El Escorpión Negro, en apuros, corre entre las raíces de los árboles, buscando evadir los ataques del ciempiés.
Pero la criatura no deja de moverse, deslizándose a través de la tierra como si fuera agua.
Una pata le corta una de sus pinzas, dejándolo parcialmente inmovilizado.
¡CLICK!
¡Sssshh!
El veneno lo hace tambalear.
Las sombras de la selva se cierran sobre él.
En ese momento, el ciempiés lanza una descarga de cuchillas afiladas, creando una lluvia mortal que se clavan en la corteza de los árboles.
El Escorpión Negro sabe que debe tomar el control.
TERCERA RONDA: El Golpe Final
¡Ahora!
Con un rugido sordo, el Escorpión Negro se lanza hacia el ciempiés, esquivando sus lanzas de patas por un pelo.
Sabe lo que debe hacer: aprovechar el único punto débil.
La cabeza.
De un salto feroz, clava su aguijón en la parte más vulnerable de la bestia.
¡ZAAA!
El veneno negro recorre el cuerpo del ciempiés con rapidez, paralizándolo poco a poco.
Pero la batalla no está ganada.
El ciempiés, a pesar de todo, mueve su cuerpo, tratando de arrastrar al escorpión consigo.
Es un combate de voluntades.
El Escorpión Negro no se rinde.
Con un último esfuerzo, aprieta más fuerte.
La cabeza del ciempiés explota.
El cuerpo de la bestia se desploma, inerte.
FINAL DEL CAPÍTULO
El Escorpión Negro se arrastra, cansado, pero con la mirada fija.
Lo ha logrado, aunque no sin dejar heridas.
El veneno aún arde en su cuerpo.
Pero la selva lo espera.
Siempre hay otro rival.
Mientras tanto, el Escorpión Blanco observa desde las sombras.
Algo se mueve en la distancia.
Es solo cuestión de tiempo.
Capítulo 4: Colmena de Hormigas Rojas Gigantes
El aire se siente cargado, como si la selva misma estuviera temblando.
Un siseo en el suelo le llega al Escorpión Negro, una vibración ominosa que hace que sus antenas se erijan.
Sabe lo que se acerca.
Una invasión.
Un ejército.
Una colonia.
En las entrañas de la selva, bajo las raíces de árboles ancestrales, las hormigas rojas gigantes comienzan a mover sus patas en perfecta sincronía.
Son demasiadas.
Sus cuerpos, tan grandes como el escorpión mismo, relucen bajo la tenue luz que se filtra entre las hojas.
El Escorpión Negro observa desde las sombras.
No puede atacar de frente.
Debe ser inteligente.
Las hormigas se mueven como una mente colectiva, cada una un engranaje en una máquina mortal que no detiene su marcha.
PRIMERA RONDA: La Horda Despierta
Un rugido retumbante.
El suelo vibra mientras las hormigas se arrastran por el suelo, una tras otra, cubriendo cada centímetro de tierra.
Su líder, una hormiga reina gigante, avanza en la parte frontal.
Es la que mueve a las demás, la que da las órdenes.
Pero el Escorpión Negro está lejos de ser un blanco fácil.
Con su cola alzada y sus pinzas listas, el Escorpión Negro se lanza al ataque.
Pero es inútil.
Por cada hormiga que elimina, diez más toman su lugar.
El enemigo no se agota.
La horda sigue avanzando.
Las hormigas, moviéndose con una velocidad impresionante, rodean al escorpión.
Una mordida aquí, otra allá.
Cada una, equipada con mandíbulas que pueden romper huesos.
SEGUNDA RONDA: La Jugada Maestra
El Escorpión Negro no puede luchar de forma directa.
Es hora de usar el terreno a su favor.
Con astucia, se adentra en el denso bosque y se oculta entre las raíces de un árbol gigantesco.
Las hormigas lo siguen.
Pero algo ha cambiado en el aire.
Es un truco.
El Escorpión Negro hace temblar el suelo con sus patas, creando una desviación en el camino de las hormigas.
El sonido es suficiente para hacerlas desviarse hacia una zona más profunda del bosque, un desfiladero de rocas y caídas.
Es el momento perfecto.
En un estallido de velocidad, el escorpión avanza hacia la reina, sus pinzas preparadas.
TERCERA RONDA: La Reina Hormiga
La reina es más grande que el Escorpión Negro.
Su cuerpo brilla con una capa de veneno espeso y saliva pegajosa que chisporrotea a su paso.
Pero el Escorpión Negro es más rápido.
Un golpe certero en el abdomen de la reina deja al monstruo tambaleando.
Las hormigas sienten el dolor de su líder, pero siguen luchando.
En un último intento desesperado, la reina lanza una onda de veneno que cubre todo a su alrededor, como una niebla mortal.
El Escorpión Negro, ya herido por las picaduras, sabe que es ahora o nunca.
¡ZAZ!
Su aguijón se clava en el corazón de la reina.
El veneno entra con rapidez, y la bestia cae sin emitir un solo grito.
FINAL DEL CAPÍTULO
Las hormigas cesan su ataque, paralizadas por la caída de su líder.
El Escorpión Negro, cubierto de heridas y veneno, observa el camino vacío.
Pero sabe que la selva no perdona.
La guerra nunca se acaba.
La horda de hormigas rojas no es su último desafío.
Hay más monstruos acechando en la oscuridad.
Y mientras el Escorpión Negro se retira a las sombras, el Escorpión Blanco se acerca, dejando una huella de frío en su estampa.
La venganza está cerca.
Capítulo 5: Mamba Negra, la Sombra Deslizante
La selva está en silencio.
El viento no se mueve, y la oscuridad parece haberse detenido.
Es un susurro, un leve deslizamiento en las sombras.
Una presencia.
El Escorpión Negro, atento a cada movimiento, siente que algo no está bien.
Una serpiente, más rápida que un relámpago, más letal que el veneno mismo se desliza entre los árboles.
Es la Mamba Negra, la Sombra Deslizante.
Su cuerpo, negro como la noche, brilla apenas con el reflejo de la luna, casi imperceptible.
Sabe que la Mamba no ataca sin motivo.
No hay ruido, no hay aviso.
Solo el golpe fatal.
PRIMERA RONDA: El Acecho Mortal
El Escorpión Negro camina con cautela, sin dejar que sus patas toquen el suelo con demasiada fuerza.
Sabe que el sigilo de la Mamba Negra es letal, y un solo movimiento en falso puede costarle la vida.
Se detiene, escuchando.
Un susurro.
¡Pum!
Un ataque rápido, un latigazo mortal, la Mamba negra aparece de la oscuridad.
La serpiente se lanza hacia él, su cabeza como una caja de muerte, lista para envolver al escorpión.
El Escorpión Negro, por instinto, salta hacia un lado.
¡ZASS!
La serpiente roza su caparazón, pero no lo alcanza.
Un suspiro de alivio.
Pero la Mamba no se rinde.
Con su velocidad, se desliza, toma otra posición, se prepara para un segundo ataque.
SEGUNDA RONDA: El Veneno Silencioso
Es una danza mortal.
El Escorpión Negro se mueve rápidamente entre las sombras, buscando un ángulo para lanzar su aguijón.
Pero la Mamba Negra es demasiado rápida, demasiado astuta.
El veneno de su mordedura comienza a emanar de las colmillos.
Cualquier herida de esa serpiente sería fatal.
El Escorpión Negro siente el peligro en el aire, sabe que no puede permitir que lo toque.
El escorpión se vuelve una sombra, moviéndose a gran velocidad, y con una agilidad perfecta, tumba un árbol con un solo golpe de su cola.
El sonido es su arma, distrayendo a la Mamba que se lanza hacia el tronco caído.
Pero la Mamba Negra no cae en la trampa.
Sabe cómo moverse, cómo rodear su presa.
Es el enemigo más difícil que ha enfrentado hasta ahora.
TERCERA RONDA: El Golpe Final
La Mamba sigue deslizándose, acercándose sin ruido.
Cada ataque es un latigazo mortal, cada movimiento preciso.
Pero el Escorpión Negro ha aprendido a leer su ritmo.
Sabe que el momento de su muerte está cerca si no lo hace bien.
¡Es el momento!
El Escorpión Negro ataca primero.
Con un salto brutal, se lanza hacia la serpiente.
¡ZAS!
El aguijón del escorpión atraviesa la piel de la Mamba, una punzada exacta en el centro de su cabeza.
¡La serpiente se retuerce!
El veneno del escorpión recorre las venas de la Mamba con rapidez, y en pocos segundos, la serpiente cae al suelo, inmóvil.
FINAL DEL CAPÍTULO
El Escorpión Negro respira pesadamente.
La lucha ha sido difícil, pero ha ganado.
La Mamba Negra yace ante él, muerta, su veneno ya inútil contra la implacable resistencia del escorpión.
Con la bestia caída, el Escorpión Negro se prepara para continuar su camino.
Sabe que no puede detenerse.
Cada victoria solo lo acerca más a su verdadero enemigo.
Y en las sombras, alguien lo observa.
El Escorpión Blanco no está lejos.
La caza aún no ha terminado.
Capítulo 6: Viuda Negra, Reina Dolor
La humedad de la selva es aplastante, y el aire se siente espeso.
El Escorpión Negro, agotado por los enfrentamientos anteriores, sigue avanzando en busca de su verdadero rival: la Reina Dolor, la Viuda Negra.
La madre de todas las arañas, un monstruo que teje su destino en cada rincón oscuro de la selva.
El sol apenas se filtra entre las copas de los árboles.
La selva parece volverse más densa a medida que avanza, el aire se hace más pesado.
Y entonces lo siente.
Un hilo.
Es el primer aviso.
Una telaraña invisible se cruza en su camino, como si la selva misma lo estuviera atrapando.
PRIMERA RONDA: La Tela de la Reina
El Escorpión Negro camina con cautela.
Las sombras se alargan, y una ligera vibración recorre el suelo, como si la tierra misma estuviera respirando.
Es la Reina Dolor, la Reina Viuda Negra, cuyo poder está en su habilidad para tejer su dominio.
Con un solo movimiento, una red de hilos invisibles envuelve al escorpión.
Es demasiado tarde.
El Escorpión Negro siente el tirón de la telaraña que lo aprisiona y, por un momento, queda atrapado.
El veneno de la reina comienza a infiltrarse en la tela.
¡ZAS!
El Escorpión Negro lanza su aguijón en un giro brutal, cortando los hilos que lo aprisionan, pero la telaraña se reconstruye rápidamente, como un tejido vivo.
SEGUNDA RONDA: La Reina Dolor Aparece
El Escorpión Negro se lanza hacia el suelo con su cola alzada, en busca de la araña, pero no la encuentra.
En ese momento, una risa baja y macabra retumba en sus oídos.
El aire cambia, se vuelve más denso.
La Reina Dolor está cerca.
¡Surge desde las sombras!
En lo alto de un árbol, la Reina Dolor aparece, su cuerpo negro y brillante reflejando la luz débil.
Tiene ocho patas largas, afiladas como cuchillas, y su abdomen es tan grande como una roca, goteando veneno en pequeñas gotas brillantes.
Con su movimiento felino, la Reina Dolor se lanza, tejiendo una red que se extiende rápidamente a su alrededor.
El Escorpión Negro se mueve con rapidez, saltando y esquivando los hilos.
Pero la telaraña lo sigue, como si tuviera vida propia.
Es un juego de paciencia, donde la Reina Dolor espera a que el escorpión cometa el error que le costará la vida.
TERCERA RONDA: El Veneno de la Reina
La batalla se vuelve cada vez más desesperada.
El Escorpión Negro esquiva los hilos, pero el veneno de la reina comienza a hacer efecto.
Siente el ardor en sus extremidades, un dolor punzante que se extiende por su cuerpo.
Con cada paso, las telarañas lo atrapan, y la reina lo observa desde las sombras, tejiendo su próxima jugada.
Es un estratega, una cazadora consumada.
De repente, la Reina Dolor salta al frente, su abdomen abriendo y lanzando una lluvia de veneno sobre el escorpión.
Es un ataque sin piedad.
¡ZAP!
El Escorpión Negro utiliza su última fuerza para romper la red y lanzarse al ataque.
Su aguijón atraviesa el abdomen de la reina, y el veneno del escorpión la golpea con rapidez.
Pero no es suficiente.
La reina sigue sonriendo, su veneno empieza a ganar terreno.
FINAL DEL CAPÍTULO
La Reina Dolor comienza a desmoronarse, pero no sin antes lanzar un golpe final.
En su último aliento, la reina lanza una telaraña fatal, rodeando al Escorpión Negro.
Las patas de la Reina se clavan en su cuerpo, pero el escorpión, a costa de su propio dolor, lanza un último golpe certero en la cabeza de la reina.
La selva queda en silencio.
El Escorpión Negro, agotado, cae sobre las raíces de un árbol.
La Reina Dolor ha caído.
La victoria no es sin costo.
El Escorpión Negro ha quedado herido, su veneno sigue corriendo por sus venas, y las fuerzas lo abandonan poco a poco.
Pero sabe que el final aún no ha llegado.
En la distancia, la figura blanca del Escorpión Blanco lo observa desde lo alto de una montaña, la figura inmutable de la muerte que lo espera.
Capítulo 7: El Escorpión Blanco
La selva está en su punto más oscuro.
El viento ha cesado, y el aire está pesado con la tensión.
Los árboles se alzan como columnas negras, y el suelo está marcado por las huellas de los enemigos derrotados.
El Escorpión Negro sigue adelante, sus movimientos más lentos, su veneno aún recorriéndole las venas.
Sabe que lo que está por venir no será una batalla común.
No será un enemigo cualquiera.
El Escorpión Blanco lo está esperando.
El Escorpión Blanco no es solo una criatura.
Es su sombra.
El reflejo oscuro de lo que el Escorpión Negro podría haber sido, de lo que algún día podría llegar a ser si sucumbe al poder de la oscuridad.
Es una bestia que no perdona, con una habilidad mortal de destruir a su presa de manera rápida y precisa.
Una criatura nacida para exterminar, destinada a aniquilar.
PRIMERA RONDA: Encuentro en la Oscuridad
El Escorpión Negro avanza, sus ojos resplandecen en la penumbra.
Un destello blanco, apenas perceptible, aparece ante él.
Se detiene.
Es él.
El Escorpión Blanco se muestra en todo su esplendor, su cuerpo tan brillante como la luna, sus colmillos largos y mortales.
El Escorpión Blanco no se mueve.
Solo lo observa, como si estuviera esperando que el Escorpión Negro cometiera el primer error.
El Escorpión Negro, herido pero firme, se prepara para atacar.
El aire a su alrededor se congela, y el tercer ojo de la selva se abre ante ellos.
¡Salta!
Ambos escorpiones se lanzan al ataque con la velocidad de una tormenta.
El Escorpión Blanco se mueve como una sombra rápida, sus colmillos y pinzas como hojas afiladas que cortan el aire.
Pero el Escorpión Negro no es lento.
¡ZAP!
Su aguijón se encuentra con el Escorpión Blanco en un choque brutal.
Un impacto que resuena en la selva, las hojas tiemblan por el golpe.
SEGUNDA RONDA: La Fuerza del Veneno
El Escorpión Blanco retrocede, aun no ha sido herido.
Pero el Escorpión Negro siente la presión.
El veneno de su enemigo es puro, letal, y ahora comienza a sentir la fuerza de su oponente.
¡Ataca!
El Escorpión Blanco se lanza con un movimiento que parece destinado a arrancar la vida de su víctima.
Su aguijón se mueve como un rayo, un golpe preciso directo al corazón del Escorpión Negro.
Pero el Escorpión Negro no cede.
Con sus últimas fuerzas, se lanza en un giro y bloquea el ataque.
Es un enfrentamiento brutal, ambos escorpiones luchando en un duelo de venenos.
El veneno del Escorpión Blanco se dispersa en el aire, mientras que el Escorpión Negro recibe el impacto y lucha por mantener su control.
TERCERA RONDA: La Última Jugada
Ambos escorpiones se encuentran frente a frente.
La selva está en silencio.
El Escorpión Negro está agotado, sus fuerzas casi al límite, pero no puede rendirse.
El Escorpión Blanco está en su máxima potencia, invencible, y parece que nada podría detenerlo.
El Escorpión Blanco avanza con rapidez.
El Escorpión Negro, con los últimos restos de su fuerza, lanza un último ataque.
¡ZAS!
El aguijón del Escorpión Negro atraviesa el caparazón del Escorpión Blanco, el veneno se extiende rápidamente.
Pero el Escorpión Blanco, en su último esfuerzo, ataca con su aguijón en un movimiento mortal.
¡CRASH!
Ambos escorpiones se caen al suelo.
El Escorpión Blanco está muerto, su cuerpo desmoronándose bajo el veneno de su enemigo.
Pero el Escorpión Negro, gravemente herido, cae a su lado.
El veneno le ha costado mucho.
Se siente débil.
La selva se oscurece más.
FINAL DEL CAPÍTULO
El Escorpión Negro, el último sobreviviente, se arrastra entre las sombras.
Ha vencido al Escorpión Blanco, pero la victoria le ha costado todo.
Con el último aliento, el Escorpión Negro observa la selva.
Una selva que ya no es la misma.
Una selva silenciosa, donde su sed de batalla ha terminado.
El fin ha llegado.
La selva, la oscuridad, el veneno…
Todo ha sido un ciclo que se cierra.
El Escorpión Negro ha dejado su marca en la selva oscura.
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